Cuerpo no hay más que uno, y es nuestra responsabilidad (o nuestro beneficio) cuidar de él en todos los aspectos de nuestra vida; eso incluye nuestras aficiones, incluso cuando son tan "pacíficas" para el propio cuerpo como lo son los videojuegos.
Si bien, a no ser que juguemos a títulos que requieran el movimiento de nuestro cuerpo, el videojuego puede ser mucho menos dañino para nuestro cuerpo que, por ejemplo, una actividad como el senderismo (por poner un ejemplo) sin ruta, su estacionalidad y largos periodos de tiempo que requiere el jugar a nuestros videojuegos también puede jugarnos malas pasadas a la larga.
La encarnación de estos problemas suele manifestarse en lesiones, menores y mayores, y en problemas de postura. Como en todas las actividades estacionarias, la mejor herramienta que tenemos para combatir estos problemas es la ergonomía y las buenas costumbres; en este texto vamos a hablaros de ellas enfocándonos en la figura del escritorio, para contaros las tres bases de la ergonomía en nuestro espacio de juego.
Los principios de la ergonomía y las tres claves
Según la Asociación Española de Ergonomía (AEE) la ergonomía se define como el conjunto de conocimientos aplicados para la adecuación de elementos artificiales a las necesidades, limitaciones y características de sus usuarios; su objetivo no es la comodidad en sí, sino la eficacia y salubridad a través de un uso cómodo.
En el marco de nuestro escritorio como zona de juego, este concepto no entra con la intención de la mejora de la eficiencia, sino en el de la salubridad, que no nos haga daño la exposición continuada a nuestro propio hobby.
Con esta idea en mente, y con los consejos de asociaciones como CENEA o la mencionada AEE, nuestras tres máximas para una buena postura frente al escritorio son:
- La búsqueda de una postura neural en todo momento mientras jugamos, como una forma de evitar posibles lesiones en el largo plazo.
- Aplicar normas de buena conducta, como por ejemplo la de "los tres veintes" para prevenir el desgaste mental durante largas sesiones de juego (aunque también es aplicable al trabajo) de forma habitual.
- Tener en cuenta la adecuación de nuestro espacio de juego en aspectos tan fundamentales como la iluminación, aclimatación, ruido, comodidad, y otros tantos factores.
La postura neutral: el santo grial de la ergonomía
Si el gameplay es la base de un buen videojuego, la llamada "Postura neutral" es la espina dorsal de la ergonomía aplicada a nuestro escritorio. Es la posición desde la cual, sin ningún tipo e impedimento, podemos hacer uso del espacio en el escritorio de forma cómoda y segura para nuestro cuerpo.
En ella intervienen muchos elementos, desde los propios periféricos que usamos durante nuestras sesiones de juego, hasta nuestra posición en dicho escritorio; pero es esta última, la posición, la que tiene un mayor peso en el mantenimiento de una postura neutral.
Si queremos conseguir este tipo de posturas, podemos apoyarnos en obras como el trabajo realizado por EWI Works en espacios de trabajo, centrado en el estudio de la creación de espacios de trabajo en casa, pero que podemos aplicar para nuestro propósito, las tres claves para conseguir una postura neutral son:
- Usar el reposo completo de nuestra silla, manteniendo un ángulo de 90 grados en medida de lo posible, con los pies posados de forma firme sobre el suelo. Una buena silla de escritorio es la mejor calidad para este cometido.
- Conseguir una distancia y altura con respecto al escritorio a través de la cual nuestros hombros se mantengan relajados, ni en tensión, ni desplomados; siempre con el cuello en una postura firme y cómoda. Para esto es tremendamente importante contar con un buen escritorio, uno que pueda colocarse a la altura necesaria.
- Evitar la torsión, los desplazamientos innecesarios, o la excesiva presión sobre nuestras muñecas, con extensión hasta nuestras propias manos, por ser dos de las zonas más delicadas ante la exposición continúa de una mala posición; en medida de lo posible, con mobiliario que poseamos, en caso contrario, optando por soluciones ergonómicas.
Los beneficios tras ella son claros: menor impacto sobre el cuerpo del mantenimiento de una posición estacionaria, un uso más cómodo del equipo, sin posibilidad de lesiones, y un aprovechamiento más eficiente (y lógico) del espacio de juego; razón por la cual es interesante conseguir este tipo de postura.
Las normas de buena conducta: una práctica necesaria para nuestro cuerpo
Si las sesiones de juego son poco intensas, de una o dos horas, mantener una buena postura, contar con el equipo adecuado para ello, y usar un poco el sentido común puede ser suficiente para prevenir la mayoría de los problemas ocasionados por este tipo de actividades a la larga.
Sin embargo, las sesiones de una o dos horas son una extraña quimera en el videojuego actual, muy centrado en la creación de experiencias absorbentes, entornos de competición intensos, o, simplemente, juegos muy largos que nos mantienen más de este tiempo frente a la pantalla, ya sea de forma ocasional o regular, en función del tiempo de cada uno.
Aquí es donde entran lo que hemos llamado cariñosamente como "normas de buena conducta", que no es más que un apodo para categorizar normas como la de los "tres veintes", tan aplicables a nuestro hobby.
Este consejo reza que, cada veinte minutos aproximadamente, hagamos un parón total de, al menos, veinte segundos de la pantalla, y aprovechemos dicho tiempo para observar algún elemento que esté a unos veinte metros. La idea detrás de esta simpática regla es aprovechar los espacios de máxima concentración del cerebro, que rondan esos 20 minutos, para después dejar descansar momentáneamente nuestra mente, alejando la vista de la pantalla.
En los videojuegos, dada su naturaleza continua y un descontrol de los tiempos, sería más acertado decir que, tras cada partida, hagamos un parón de medio minuto para levantarnos del asiento y alejar la vista de la pantalla, y es exactamente lo que vamos a recomendar.
Como esta, hay muchas otras "normas" aplicables, como la de los "15-sit-15-up" que nos indica que, por cada hora y media sentados, debemos estar al menos quince minutos de pie para estirar las piernas. Al final, son poco más que recordatorios de lo que muchas veces sabemos por sentido común, pero no está de más señalar su existencia para tener una excusa para aplicarlas.
Tu espacio de juego: una zona segura para tu cuerpo
El último punto de este texto queda para uno de los aspectos más importantes de todo espacio de juego que aspire ser cómodo y seguro para nuestro cuerpo a la larga: la adecuación de dicho espacio a nuestras necesidades.
Es habitual olvidar el impacto que esta zona de juego puede tener sobre nosotros mismos, pero una zona mal iluminada, por poner un ejemplo, puede dañar nuestra vista por el contraste lumínico aún si seguimos los puntos anteriores, por lo que es imperativo tener en cuenta las condiciones del espacio antes de evaluar si es "seguro" para nosotros o no.
A nuestro juicio, los tres elementos más importantes en un espacio (en sí) son:
- Temperatura. En un clima cálido como el de la península, con zonas con cuadros de gran sequedad en buena parte de ella, es importante tener presente la temperatura de nuestro espacio de juego. La mayoría de los equipos gaming también tienen la "mala costumbre" de calentar el ambiente de la zona en la que se encuentran, así que deberán tenerse en cuenta.
- Espacio. Puede parecer de Perogrullo, pero contar con abundante espacio en nuestro escritorio puede ayudarnos a crear un espacio más equilibrado visualmente y, sobre todo, más cómodo sobre el que operar. Para ello se ha de tener en cuenta el espacio disponible, el ocioso y las posibilidades de mejora, pero apuntar por (dentro de un margen razonable) dar a nuestro escritorio del mayor espacio posible sería de gran ayuda para facilitar su uso diario.
- Iluminación. Una mala iluminación, como adelantábamos, puede ser causante de problemas oculares diversos, así como dificultar la concentración en espacios con mala iluminación. Crear un espacio bien iluminado, con más de un punto lumínico no superpuesto, será una gran práctica para mejorar cualquier escritorio.
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Contemplando todos ellos, podremos decir, con razón, que nuestro espacio de juego es un espacio seguro para nuestro cuerpo, que lo cuida y tiene en cuenta sus limitaciones al largo plazo.
Por supuesto, nada de lo aquí expuesto hará de nosotros unos mejores jugadores, siquiera es necesario seguir nuestras indicaciones para jugar, cualquiera puede colocar una caja de cartón en el suelo y posar su portátil sobre ella y sería una zona de juego perfectamente funcional, o puede jugar durante horas y horas con una postura digna de un contorsionista, pero hemos querido que este texto sea un pequeño testigo de cómo, con unos ligeros cambios de conducta, podemos mejorar nuestro espacio para hacerlo más humano, en el sentido más cuidadoso de la palabra, y evitarnos problemas al muy largo plazo.