Parece que llevan con nosotros toda la vida, y en el caso de gran parte de la comunidad del gaming, es verdad. Los videojuegos de disparo en primera persona, o FPS, tienen algunos de los títulos más importantes de sus respectivas generaciones. Ya se llamen Doom, Counter-Strike, Halo o Call of Duty, los shooters siempre se han ganado la atención de un gran número de jugadores. Eso sí, tenemos suerte de que existan, y esq ue todos tienen un antepasado común: Maze War (también llamado Maze), un proyecto de instituto que cambió los videojuegos para siempre.
La historia de Maze War, el primer shooter en primera persona
Para muchos, hablar de FPS añejos equivale a retroceder hasta la época dorada de id Software. Wolfenstein 3D, Doom y Quake son todos juegazos, pero, por revolucionarios que fueran, las bases del género ya estaban sentadas. Hoy vamos a dejar atrás los años 90 y 80 para desembarcar en los 70. Concretamente al Centro de Investigación Ames de la mismísima NASA.
Corría el año 1973 cuando Steve Colley, Greg Thompson y Howard Palmer estaban realizando un programa de estudio en el Centro de Investigación Ames de la NASA. Haciendo uso de unos miniordenadores IMLAC PDS-1, los estudiantes buscaban crear una representación gráfica de lo que llamamos fluiodinámica computacional —o lo que es lo mismo, simulaciones de flujos de fluidos—. Para esto, Steve Colley creó un programa que le permitía enseñar y rotar un cubo en tres dimensiones.
El trío comenzó a pensar en maneras de hacer que este software fuese divertido, y, con esto como base, Palmer fue el que tuvo la idea de crear un laberinto 3D en el que el jugador se pudiera mover en primera persona. Como no podía ser de otra manera, al conseguirlo lo primero que pensaron estos pioneros fue en añadir la posibilidad de jugar con otra persona. ¿El objetivo? Ser el primero en disparar al otro, y así nacieron los FPS.
Aquí no acabó la historia de Maze War, y es que, al año siguiente, Greg Thompson empezó a cursar sus estudios en el Instituto de Tecnología de Massachusetts, también conocido como el prestigioso MIT. Allí, ganando acceso a una unidad central PDP-10, además de varios terminales PDS-1, consiguió expandir el juego para que pudiese alojar hasta 8 jugadores desde 8 equipos distintos. Y es que todo funcionaba en una red local, pues el internet como lo conocemos ahora, no existía todavía. Junto a estas novedades, añadió también un editor de niveles, volviendo a ser pionero en decisiones de diseño de videojuegos que veríamos décadas más adelante.
Dentro de la misma MIT, otros programadores trabajaron en mejorar el título, que se volvió tan popular que se jugaba en línea gracias a la ARPANET, la red del Departamento de Defensa de los Estados Unidos que comunicaba las instituciones académicas y estatales del país norteamericano. La mismísima Agencia de Proyectos de Investigación Avanzados de Defensa (DARPA) llegó hasta a prohibir el uso de Maze War en ARPANET por su popularidad.
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Imagen principal de DigiBarn Computer Museum
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