Como buen fan de Evil Dead, el hecho de que se anunciase un nuevo juego tras más de década y media de ausencia es algo que me emocionó. Poder volver a disfrutar de las aventuras de Ash Williams luchando contra la pesadilla del Necronomicon Ex-Mortis en formato videojuego era algo que no podía entusiasmarme más.
Con un historia de juegos no muy buenos, el anuncio de Evil Dead: The Game me ilusionó, y por fin he podido probarlo. Eso sí, tras unas cuantas horas jugando, me di cuenta de que las sensaciones que tuve al respecto no fueron en absoluto las que me esperaba. Sí, me ilusionaba ver a Ash Williams, Henry el rojo o Pablo, pero también empecé a notar una sensación que me llegaba a calar.
Y es que cuando pienso en Evil Dead, pienso en una franquicia con un lore enrevesado, muchísimo encanto, momentos memorables y, sobre todo, muchísima, pero muchísima personalidad. Evil Dead tiene todos los personajes, los elementos y los nombres que un fan de Posesión Infernal reconozca los elementos y se deleite con ellos, pero también le falta algo.
Lamentablemente, pese a ser un juego con recursos de calidad, me parece que su chispa dura poco. Lo jugué, me divertí con él, vi que tenía algunos elementos de bastante calidad, como sus animaciones... y luego el efecto luna de miel se desvaneció. Y el tema es que no creo que sea un problema de Evil Dead: The Game específicamente, sino algo más sintomático.
Desde hace un tiempo, estamos viendo una línea de juegos multijugador que parecen pensados para arrasar a corto plazo y luego ya veremos. Títulos llamativos con elementos ideales para entrar por los ojos, agarrar a un público específico, con ideas y planteamientos muy concretos que, además, en un futuro van a acotar muchísimo posibles expansiones. Pensando en el caso del propio Evil Dead, la única manera que se me ocurre de que este juego se expanda no es a través de su historia ni su gameplay, sino con mapas nuevos, personajes nuevos y enemigos nuevos. Esto no está mal como tal, pero opino que la marca da para muchísimo más.
Lo primero que me vino a la cabeza fue "Evil Dead, sí, pero así no".
Cuando me puse a plantear este tema, lo primero que se me vino a la cabeza fue "Evil Dead, sí, pero así no". No creo que los juegos como servicio sean un buen modelo, pero hay que saber aplicarlo y que hay situaciones en las que simplemente acaban por superar a la propia identidad de la marca.
Si miro títulos como Lost Ark, Destiny 2 o Final Fantasy XIV, lo que veo es un uso increíble de esta filosofía: son obras que durarán muchísimos años, que se van ampliando constantemente y que tienen muchos sistemas para poder ir añadiendo más y más contenido de manera exponencial. El problema es que, para eso, hace falta tener una base que se preste a este tipo de resultados, un esqueleto que se preste a la innovación y que no se vea empequeñecido por un modelo de servicio, sino que lo aproveche.
Por su parte, creo que Evil Dead se merece y necesita otro enfoque, uno que apele a sus fortalezas como franquicia y que pueda traernos algo más memorable. De aquí a un par de años, no estoy seguro de que este nuevo título sea recordado por sus fans o habitado con la densidad de población que necesita para ser disfrutado. Por otro lado, una aventura centrada en expandir el mundo de Ash Williams y su pelea contra las tinieblas tendría el potencial para volverse un juego de culto completamente.
Al final, me queda claro que lo que importa que dentro del videojuego hay muchísimas maneras de hacer las cosas, pero cada cual tiene su momento y contexto. Utilizar los juegos como servicio a base de un "usar y tirar" puede tener sentido a nivel financiero, pero, como fan de los videojuegos, no puedo evitar pensar que a la larga no estamos viendo algunas obras con muchísimo potencial por llenar nichos a corto plazo. Sea como fuere, sigo teniendo ilusión por un nuevo título de Evil Dead de ensueño que aún no ha llegado.