El mundo de la tecnología, sobre todo de la tecnología para el entretenimiento, está en constante evolución. De hecho, lo que hace 2 décadas era impensable, ahora se puede conseguir en el transcurso de 2 años. Con la rueda que supone este avance tecnológico, nunca se puede estar al día y siempre va a ser más caro que el mismo producto top que compraste hace un lustro. La tecnología móvil ya alcanzó su cénit hace mucho con dispositivos de gama alta y prohibitivos en el rango de los 1.000 euros, pero las tarjetas gráficas parece que están tentando a la suerte con precios tan ajenos al jugador medio que se hacen impensables.
Esta semana se han lanzado los primeros modelos de las RTX 4090 de NVIDIA. La nueva generación Ada Lovelace ha marcado un nuevo hito con unas GPU superando ampliamente los 1.500 euros en su precio recomendado, y llegando a los 2.000 en nuestro territorio. Pero no siempre fue así. Sí, lo más top cuesta mucho dinero. Tener una GPU capaz de mover cualquier juego y a la que una tarea ofimática o de diseño no se le atraganta no es apto para todos. Esto no quita que la excusa de vender un componente que suponga el tope del hardware en ese año en particular tenga que endeudarnos. Porque si la tecnología no para de avanzar, esa excusa cae en saco roto.
Evolución del precio en las GPU más relevantes
|
año |
memoria |
arquitectura |
Compañía |
precio |
---|---|---|---|---|---|
Voodoo 2 |
1998 |
16 MB |
VSA |
3dfx |
299 dólares 307 euros |
Nvidia GeForce 8800 GTX |
2006 |
0.75 GB |
Tesla |
NVIDIA |
599 dólares 615,83 euros |
ATI Radeon HD 5970 |
2009 |
2 GB |
Hemlock |
AMD |
524 dólares 538,72 euros |
GTX TITAN |
2013 |
6 GB |
Kepler |
NVIDIA |
999 dólares |
GeForce GTX 1080 |
2016 |
8 GB |
Pascal |
NVIDIA |
599 dólares 615,83 euros |
Radeon RX 580 |
2017 |
8 GB |
Polaris |
AMD |
229 dólares 235,43 euros |
RX 6900 XT |
2020 |
16 GB |
AMD RDNA 2 |
AMD |
999 dólares 1026,19 euros |
RTX 3080 |
2020 |
10 GB |
Ampere |
NVIDIA |
699 dólares 718,64 euros |
El precio ha sido calculado en base al precio base puesto por el vendedor. Éste ha podido variar dependiendo de la región (impuestos) o los comercios
La situación ahora es algo demencial, pero la industria de la manufactura de componentes ya ha estado tanteando con precios altos muchos años. Si bien esta tabla es orientativa, donde he querido rescatar diferentes GPUs que considero rompieron el mercado o supusieron un antes y un después de cara al gaming en diferentes años —ya sea porque fueron lo más top, asequible o marcaron un cambio de dirección en la compañía—; ninguna se acerca a la nueva generación de NVIDIA y AMD con un precio mínimo de 1.100 euros para el modelo RTX 4080. Uno que aún no ha llegado al mercado y lo hará en noviembre de este año con variaciones en el precio dependiendo de los impuestos.
Podríamos pensar que hemos visto una lógica tendencia a la alta casi idéntica al mundo móvil. Es decir, dispositivos que llegaron un momento en el que se convirtieron en un estándar y que marcaron un precio bajo, pero que no han dejado de subir como excusa del avance tecnológico. En los componentes no. Hay un enorme abanico de precios donde hemos sido testigos de sobreprecios y bajadas en el valor de los componentes. Entonces, ¿por qué asumo que es preocupante? Porque lo que hace tiempo se consideró como "tentar a la suerte", se ha convertido en algo algo asumido: el gaming de alto rendimiento exclusivo para bolsillos pudientes.
Estos intentos no son recientes. El caso de la GeForce 8800 GTX es bastante conocido y me recuerda a la situación actual con el modelo RTX 4080. Ésta se lanzó bajo dos versiones, uno de ellos con la nomenclatura Ultra. NVIDIA probó suerte con una versión primitiva de lo que luego pasaría a llamarse Ti. Con una 8800 GTX en el mercado, el modelo Ultra quería justificar un rango de precios entre 800-1.000 dólares con un rendimiento "a la última". Si atendemos al análisis detallado de TechRaptor en 2007, la versión Ultra solo ofrecía un 10% de rendimiento por encima del modelo GTX, por 300 dólares más. En apenas 2 años, su precio se desmoronó hasta los 200 dólares, y para 2008 cesó su producción como respuesta al "no" de la comunidad.
Ese "no" parece haber mutado a un "quizá no sea tan malo" como consecuencia lógica de la escasez de componentes, la venta masiva a mineros o la especulación. Aun así, aquí entra en juego el precio-rendimiento de estos mismos componentes. GPUs como la GTX Titan o la RX 580 —asumiendo dos componentes con un rango de precio dispar— se decía que valían cada céntimo invertido. Ambas marcaron dos momentos decisivos: mientras NVIDIA alcanzó los 1.000 euros para una GPU con la que solo podíamos soñar; AMD cambió de parecer en 2016-2017 y se enfocó en gráficas de bajo coste para un rendimiento medio. Tener lo último hoy en día ya no es un sueño, es una irrealidad.
¿Por qué las tarjetas gráficas de los últimos 5 años son tan caras?
Hay mucho que se puede debatir sobre el por qué de estos precios. Hay una clarísima falta de competencia en el mercado donde desde 2010, NVIDIA y AMD han llevado la voz cantante con constantes tira y afloja que han excusado unos precios elevados. Si apenas 2 compañías se llevan el pastel, éste postre se seguirá vendiendo caro porque no hay otra alternativa. Por otro lado, la inflación y la pandemia han llevado a un sobreprecio notable en los componentes debido a la falta de chips, pero el problema siempre es el mismo, uno que ha cogido fuerza: el estatus.
El gaming tope de gama se ha buscado asociar a un estatus de "alguien con dinero". Desde mi perspectiva, en 2014 tener un PC con una GTX 1080 era sinónimo de exquisitez, estar por encima del resto de jugadores en esta plataforma. ¿Sino de qué salió el meme tan replicado de la Master Race? Pero, a día de hoy, con más años, deudas, pero también dinero, podría permitirme el precio de aquella GTX 1080. Ahora, la excusa del estatus se ve respaldada por el rendimiento. Se ofrece más; más memoria; más tecnologías de apoyo; y añadidos como el Ray Tracing buscan justificar estos dolores de cabeza. Quizá hace falta un nuevo "no" como el ya mencionado de 2008 por una comunidad descontenta.
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