El mundo de la simulación ha dado mucho de sí a lo largo de la historia, aunque hoy día resulta un poco más complicado reconocer sus orígenes. A fin de cuentas, muchos de aquellos títulos que hicieron grande al género durante sus primeros compases han quedado condenados al ostracismo. Véase, por ejemplo, el caso de Theme Hospital, uno de los juegos más disparatados de los 90.
Desarrollado por Bullfrog, y editado por EA, se presentó al mundo con un gestor hospitalario en el que debíamos interpretar el papel del director. No obstante, y desde el primer momento, demostró que era diferente a los demás. A fin de cuentas, en su tráiler promocional no solo arrojábamos a la basura a un paciente por no poder pagarnos, sino que, además, nos proponíamos resolverlo todo con una motosierra.
En Theme Hospital cada enfermedad era más rara que la anterior, pero por eso nos gustaba tanto
Y si bien es cierto que estas dos escenas luego no tenían cabida en el juego real, lo cierto es que presentaban muy bien el inverosímil concepto diseñado por su estudio. Y es que, de buenas a primeras, lo más llamativo de Theme Hospital era que las enfermedades eran muy, muy, muy raras.
Por ejemplo, podía llegarnos un paciente cuyo problema era que se había convertido en alguien invisible, que tenía pelo de la nariz crónico o que se creía Elvis Presley. Los había quienes tenían patillas excesivamente grandes, quienes tenían el corazón roto o que habían desarrollado una lengua extremadamente larga.
Los remedios, por supuesto, eran igual de extravagantes. Por ejemplo, a estos últimos les reducíamos el tamaño de la lengua usando una guillotina, mientras que a la gente que tenía el mal del cabezón les pinchábamos en la frente con una aguja para luego inflaros, pero con un tamaño normal. En efecto, Theme Hospital era de todo menos normal.
Esto le permitió convertirse en un auténtico referente de la industria y en el precursor de algunos de los mejores simuladores del momento, como Two Point Hospital. Y es que, de una manera u otra, Bullfrog marcó a millones de jugadores. En su tiempo logró vender más de 4 millones de unidades, todo un hito en los noventa.
Por si fuera poco, se atrevió a incluir mejoras, diseñando un modo de juego para hasta cuatro personas con un parche que lanzaron con posterioridad. Su mayor enemigo fue la revolución tecnológica, pues con el auge de los nuevos sistemas operativos (y las versiones más moderas de Windows) dejó de funcionar.
Por suerte, regresó con el paso del tiempo en plataformas como GOG a través de versiones adaptadas a los nuevos tiempos. Para nuestra alegría, mediante estas sí que se podía disfrutar del juego en pleno siglo XXI sin problemas de compatibilidad. Gracias a esto, y aunque es cierto que visualmente no ha envejecido del todo bien, Theme Hospital no es una reliquia perdida, sino una joyita oculta en los albores del tiempo que no deberías dejar de lado.
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