La industria del videojuego está llena de historias curiosas. Quizá podamos pensar que al tratarse de un arte con poca historia, todo se resume a desarrollos tormentosos o grandes ideas que dan luz a enormes videojuegos. La realidad es mucho más curiosa, y hoy la anécdota que nos deja Hidetaka Miyazaki es que de una situación peliaguda, puedes sacar adelante toda una mecánica para un videojuego.
Sí, quizá no es una anécdota que nos sirva a todo el mundo en nuestro día a día, sobre todo porque no todos nos dedicamos al desarrollo de videojuegos, pero al menos nos quedamos con la llamativa historia del coche averiado del nipón. Según recogió el medio británico Eurogamer en una entrevista al creativo en 2010, de la que salió una bonita e interesante historia, el origen del multijugador de Demon's Souls se produjo cuando su coche se averió en una colina nevada y comenzó a deslizarse.
Inmediatamente, todos los coches detrás de Miyazaki quedaron parados a la espera de que el creativo consiguiese arrancar el suyo. No obstante, el último de la fila comenzó a acelerar y a empujar al de delante, y así constantemente hasta llegar al coche de Miyazaki. "¡Así es como todo el mundo pudo llegar a su casa!", relató el creativo.
Si bien esta anécdota pudo caer en saco roto, lo cierto es que, según comenta, esa ayuda espontánea e inesperada de gente que no se conocía y que probablemente nunca volverá a coincidir, todo ello para "un fin común", es lo que permeó en Miyazaki y dio la idea del multijugador para su primer Souls. Esa idea de ayuda para superar un problema con gente desconocida, o simplemente para competir, es lo que ha llevado a una de las mecánicas más importantes de los soulsborne.
Es decir, la culpa de que muramos y nos frustremos constantemente, o iniciemos bonitas y volátiles amistades en los juegos firmados por FromSoftware, sale a raíz de una bonita anécdota que, como añade Miyazaki, "fue un incidente que permaneció en mi corazón por mucho tiempo". Una historia que se une a otras de peor gusto como el DRM dañino para nuestros ordenadores, o más bonitas cómo la de Sasha Shor, diseñadora del logo de Quake, quien revolucionó el mundo de los carátulas de videojuegos.