Si estás mínimamente metido en el tema de los videojuegos, The Last of Us es probablemente uno de los nombres que más hayas oído mentar. El estreno de su serie, la adaptación más esperada de los últimos años, ha dado muchísimo de lo que hablar. Entre alabanzas y críticas, uno de los temas más interesantes que se ha tocado es el de cómo esta está buscando su propia identidad. Con contenido que no sale en el videojuego, la serie ha causado preocupación entre algunos espectadores. Pero, ¿qué es lo que deberíamos pedirle a las adaptaciones (y a esta en general)?
Por dar algo de contexto, en los primeros compases de la serie de HBO, un proyecto que busca ser muy fiel a la obra original de Naughty Dog, hemos podido ver que su primer episodio se ha tomado algunas licencias para añadir nuevos detalles y escenas a la obra. Toques narrativos, como empezar la historia antes para darle más trasfondo a la relación entre Joel y su hija Sarah, dejan ver que la serie no quiere seguir ciegamente los pasos de la obra original, siendo toda una declaración de intenciones.
Con tan solo un episodio del que hablar, son varias las decisiones que se han tomado para definir a la serie como algo diferente al videojuego. Aunque esto pueda desconcertar y preocupar (sobre todo teniendo en cuenta que sus mayores figuras creativas han hablado sobre discrepancias entre el medio de la televisión y los videojuegos), no solo me parece que sea natural e inevitable, sino bueno, que se estén haciendo esta serie de cambios sin miedo ni vergüenza.
A ninguno nos gusta cuando una adaptación que pregona ser fiel a su inspiración de repente decide ignorar todo lo que la hacía especial para irse por derroteros nefastos. Obras como las películas de Resident Evil, Doom o Alone in the Dark han hecho que, razonablemente, seamos cautos cuando intentan traducir nuestras historias favoritas a otros medios. Aun así, tal y como pasa con el propio lenguaje, la traducción literal sin miramientos no funciona.
La serie de The Last of Us es eso, una serie, y por ende es 100% visual y pasiva. La interacción, incluso en los videojuegos más cinemáticos, es gran parte de lo que hace a nuestro medio digital especial, y a la hora de buscar trasladar sus mundos a otras pantallas, hay que contar con que haya desaparecido. Asimismo, los formatos de series y películas son muy distintos a los de nuestras partidas, así como sus públicos. Pasar cualquier historia, no solo The Last of Us, al marco de serie siempre iba a venir con cambios inherentes a esta ampliación de público, y eso no es malo. Eso es natural y correcto.
Además, no solo hay que pensar en cómo hacer que esta obra encaje en el molde televisivo, sino en las posibilidades que ofrece esta manera de contar. Si hubiésemos tenido una larga presentación de Sarah en el videojuego 100% divorciada de cómo se va a jugar el resto de la historia, eso nos habría chirriado, y con razón. Ahora, al pasar a una narrativa de simplemente ver lo que nos están contando, hay licencias que nos sirven para ampliar contextos, estrechar relaciones y añadir profundidades.
Tampoco hay que quitarse de la cabeza el formato semanal de los capítulos, que ha influenciado en gran manera a muchas de sus decisiones creativas. El ritmo de la serie va a ser diferente, va a necesitar hacer cambios y reimaginar cuándo ocurren sucesos clave para poder mantenerse relevante, concisa y efectiva. En un videojuego, te puedes permitir que el encuentro entre Ellie y Joel, los dos protagonistas, tarde en aparecer. Hacer esperar al público televisivo para que la otra gran intérprete del show aparezca no solo mataría el ritmo de lo que está ocurriendo, sino que haría que más de uno posiblemente se bajara del carro.
Por último, también hay cambios que simplemente no necesitan grandes justificaciones, sino que están ahí por explorar opciones nuevas. Son, indudablemente, los más difíciles de defender ante los escépticos, e incluso entonces no significa que estén dañando a la anticipada adaptación. Si queremos exactamente la misma historia, marco y formato que el videojuego... siempre nos queda el videojuego, ¿no? Ver que en el producto de HBO hay detalles distintos sirve para que no sea simplemente el let's play más ambicioso de la historia, sino algo más.
Si me preguntas qué creo que va a pasar con The Last of Us, yo no creo que debas preocuparte por que vayan a dar volantazos en su historia. La épica de Joel y Ellie tiene muchísimo peso e importancia cultural, y sus creadores saben que deben tratarla con mimo y responsabilidad. El propio Neil Druckmann está ahí también, y no como un nombre a pie de página, sino como alguien que quiere supervisar el proyecto. Puedo afirmar que, como poco, es la adaptación de videojuegos más consciente de lo que se está jugando de la historia, pero también sabe que el camino que debe andar debe de ser consecuente con su propio medio.