Todos sabemos lo importante que fue el lanzamiento de Doom para la escena de los videojuegos. Rebelde y revolucionario a partes iguales, el shooter de id Software fue tan popular como controvertido en 1993. Han pasado ya más de 30 años desde su estreno, ¿merece la pena volver a este infernal videojuego de disparos hoy?
Doom 1993, un juego añejo que ha envejecido relativamente bien
Antes de hablar del Doom original en 2024, hay que abordar un tema peliagudo: el Doom que podemos comprar hoy no es el mismo que salió en los años 90. Las versiones clásicas de los juegos de id Software están adaptadas a sistemas modernos, y eso no tiene que ver solo con compatibilidad, sino con distintas modernizaciones que fueron introducidas a posteriori.
En 2019, Bethesda sacó una versión actualizada del juego, que es la que hoy puedes conseguir en Steam. Sin necesidad de usar DOSBox u otras herramientas para poder disfrutar del shooter, gracias a la actualización tenemos varias mejoras que hacen que el título sea más accesible.
Cuando fue lanzado, en 1993, Doom podía correr a un máximo de 35 FPS y su control se hacía íntegramente con el teclado, es decir, sin ratón. Mantener estas dos limitaciones ya habría creado una barrera de entrada enorme al juego, y es por eso que la versión de 2019 es tan importante: las retiró sin tener que optar por motores nuevos como ZDoom y GZDoom. Ya no hace falta investigar y trastear con herramientas de la comunidad para tener una experiencia que se sienta actual.
Doom ha envejecido bien a nivel de diseño
Bien, sabemos que Doom es más permisivo que nunca para los sistemas modernos y algunas de nuestras idiosincrasias de control, pero ¿ha envejecido bien a nivel de diseño? Como fan de la id Software de los 90, mi respuesta es un tajante "sí". En las últimas semanas, he estado revisitando los títulos clásicos de la desarrolladora norteamericana, y, pese a que Quake y Quake 2 han envejecido mucho mejor que sus predecesores 2D, Doom sigue siendo un videojuego disfrutón y con encanto.
Doom 1993 y DOOM 2016 son parientes lejanos, sí, pero son muy diferentes entre sí. Si entras al clásico esperando ser el marine espacial más potente del mundo… muy seguramente salgas decepcionado. Donde la nueva id Software opta por escenarios grandes, montones de enemigos y una jugabilidad que premia la agresividad y el lanzarte contra hordas de enemigos, su pariente lejano es más comedido e indirecto. Con escenarios laberínticos y claustrofóbicos, lo que se respira en el aire es una tensión que no está presente en las versiones modernas de la saga.
Ojo, cuando digo que es diferente, no digo que sea peor. Si los nuevos juegos de la saga mantienen presionado el acelerador de principio a fin, el primer título de la franquicia opta por pasar de 0 a 100 y de vuelta a 0 en un abrir y cerrar de ojos constantemente. Es un juego en el que hay que irse con cuidado, pero, una vez comienzan los combates, necesitas ser rápido, agresivo y tener reflejos agudos para reaccionar rápidamente a todo lo que te rodea. Si te gustan los boomer shooters, sabrás del tipo de sensación que estoy hablando y posiblemente te sientas como en casa.
Aun así, no todo es positivo, y es que las asperezas del comienzo del género pueden echarte para atrás. Para empezar, pese a que para los fanáticos de los 90 el 2D se mantenga potente y lleno de encanto, sí que es verdad que a día de hoy puede chocar para quien esté más acostumbrado a los videojuegos modernos. Aun así, el mayor pero que tiene Doom es jugable, y es que la manera de gestionar el apuntado puede no ser para todo el mundo.
Mientras que ports como ZDoom o GZDoom permiten mirar hacia arriba y abajo, además de los lados, la versión oficial de Doom no tiene ese añadido para permanecer más fiel al original. Si quieres apuntar a un enemigo subido en una plataforma, solo debes mirar en su dirección, y el protagonista del juego calculará automáticamente el eje vertical de su apuntado para disparar. Esto deja el juego a años luz de los títulos en primera persona a los que estamos acostumbrados a día de hoy, que nos permiten mirar en cualquier dirección posible, haciendo que solo podamos cambiar nuestro apuntado de manera horizontal.
Entonces, ¿merece la pena o no sumergirnos en esta obra maestra de lo retro? En mi humilde opinión, sí, por supuesto. Pese a ese latigazo retro del que he hablado, Doom es un FPS excelente, con una manera genial de organizar sus niveles y tiroteos, y es tan desafiante como satisfactorio. Montones de enemigos diferentes, armas curiosas y relativamente variadas y un diseño de nivel endiablado son los ingredientes que catapultaron este shooter hasta lo más alto. En 2024, no han desaparecido.
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