Patadas, disparos y baños de sangre, y todo por una zapatilla robada en uno de los shooter más estúpidos que recuerdo haber jugado
De un tiempo a esta parte, el videojuego se ha llenado de títulos que a mi me gusta considerarlos como "estúpidos". No es ni siquiera una ofensa. Hablamos de juegos que por su premisa, gameplay o el conjunto del título se encuentran en la fina línea de ser una demo técnica desarrollada para probar un concepto absurdo, y un videojuego de tomo y lomo.
Anger Foot es extraño y bizarro, y por supuesto que entra de lleno en este concepto de videojuego tonto. Su argumento parece sacado de un episodio completamente tangencial de Rick y Morty, de aquellos que exploran diferentes historias de la galaxia con un alien buscando venganza por una zapatilla robada. No, no me he quedado dormido en las escuetas secuencias cinemáticas de esta demo gratis —que, por cierto, podéis probar vosotros también en Steam y uniros a esta secta por la venganza— y he llenado los huecos con invenciones mías. Este título de Free Lives es muy curioso, tanto que nos propone matar a diestro y siniestro para recuperar a Arthur, nuestra zapatilla.
Tampoco sé por qué me sorprendo, y es que el estudio Free Lives dista muchísimo de ser normal. Quizá no conozcáis la trayectoria de este pequeño equipo indie, pero en su haber —y siempre apadrinados por Devolver Digital— encontramos Genital Joustin, un título con genitales masculinos como protagonistas —no pienso comentar más—; y, además, uno de los juegos más absurdos y divertidos que he probado: Broforce!, una parodia de los personajes de acción de los 70 y 80 de Hollywood. Dicho esto, no me sorprende cómo aborda su historia Anger Foot, y tampoco me asombra lo poco que el estudio sudafricano trabaja sus nombre.
¿El resultado de esta historia a lo John Wick? Una vorágine de balas, patadas y sangre a borbotones donde iremos completando nivel tras nivel masacrando animales antropomórficos que, si os soy sincero, no sé qué hacen aquí, pero es una delicia estampar una puerta en sus caras. La idea tras Anger Foot es emular el estilo simple y directo de acción shooter de juegos como Hotline Miami o el más reciente Ultrakill, con la música como principal compañera en unos mapas de juego que se pueden completar en apenas 1 minuto.
De hecho, lejos de lo curioso de su propuesta, algo que ya valdría una recomendación, Anger Foot apuesta por un estilo de juego frenético de semi rogue-lite donde cada vez que morimos, toca empezar de nuevo el nivel. No soy muy fan de este género, pero aquí no supone sino un aliciente muy interesante para seguir jugando y mejorando. Somos débiles, una bala o un simple golpe cuerpo a cuerpo y morimos, por lo que toca repetir el camino hasta ese punto. No obstante, Anger Foot no es difícil, es casi como un baile. Tienes que estar en el momento adecuado en el lugar adecuado para ejecutar un buen ataque y conseguir matar al oponente, todo ello mientras llueven balas, sangre y granadas.
Puede parecer caótico, pero nada más lejos de la realidad. Tenemos un botón para ejecutar una patada, que mata instantáneamente al enemigo, y una buena cantidad de armas que recoger y usar en nuestro beneficio. En realidad, no hay posibilidad de recargar y cada cargador tiene un número finito de balas, por eso esto es como un baile, donde cada paso ha de ser ejecutado con precisión milimétrica.
Y, ¿qué sería un baile sin música? Anger Foot tiene un solo tema que se repite una, y otra, y otra vez. ¿El artista? Desconocido, por lo menos a día de hoy, pero su trabajo es digno de una rave muy bestia; esto es pura ira sádica en forma de canción. Es algo hermoso que incluso se torna en ofensivo cuando te matan y se ponen a bailar los enemigos sobre tu cadáver con una parsimonia preocupante.
Me apena no tenerlo ya en mis manos. Anger Foot se preocupa —no quiero cambiar la palabra, ni la he escogido al azar, es lo que me ha hecho sentir— por nuestra diversión, es algo tan raro en muchísimos títulos mainstream, que hacen a este título un juego a tener muy en cuenta. No obstante, restará esperar a 2023 para ver la consumación de esta venganza a base de patadas y música tecno.