Desde hace mucho tiempo ya, la franquicia Call of Duty viene sacando juegos año tras año, con ciclos de desarrollo intercalados entre varios estudios. Esta estrategia, en su momento, hizo que Activision pudiese aprovechar el tirón de sus juegos y consolidarse como una de las franquicias que los gamers esperaban impacientes.
Esos tiempos ya han pasado y, con la creciente complejidad de desarrollo de los videojuegos triple A, esas prácticas no solo empiezan a no ser tan viables, sino que han llevado a ciclos de desarrollo abusivos para sus estudios, títulos que cada vez tienen menos tirada y juegos que salen en un estado menos que ideal.
Por poner un ejemplo, ayer ya hablaba sobre el retraso que va a sufrir la nueva temporada de Call of Duty: Vanguard y Warzone por el estado de sus títulos, y eso no es nada nuevo. El evento de Los Secretos del Pacífico tuvo que pausarse durante un tiempo por graves problemas de estabilidad en el título.
Hoy nos llega nueva información desde el portal financiero Bloomberg, que se encuentra cubriendo la compra de Activision Blizzard por parte de Microsoft de manera más que minuciosa. Fuentes internas de la compañía norteamericana afirman que en las altas esferas se está hablando de abandonar el modelo y alargar los ciclos de desarrollo.
¿Cuáles serían las consecuencias de esto?
Esto puede tener muchas ramificaciones. La primera y más evidente, un mejor trato para los empleados, que no tendrían que verse víctimas del famoso crunch (o explotación) que se da en la industria. Esto puede ser parte clave de una mejora de la percepción interna, lo cual evitaría también el asedio por huelgas al que se ha visto expuesto la empresa en los últimos meses.
A nivel externo, los consumidores también nos veremos beneficiados por esto. A nadie le gusta ver que su franquicia favorita se tropieza con bugs, que sus eventos se retrasan o pausan y que los juegos no llegan a la calidad esperada de grandes producciones triple A. Incluso en el ámbito del PC, se me ocurren varias cosas que podrían ser realidad con ciclos de desarrollo más extendidos.
El PC, una plataforma que puede beneficiarse por dos frentes
Con más tiempo para poner a punto sus obras, los títulos de Call of Duty podrían hacer mejor uso de nuevas tecnologías como el Trazado de Rayos, DLSS de Nvidia y el FSR de AMD. Con esto, además, se podría conseguir títulos más gráficamente impresionantes que de verdad aprovechen todo el potencial de los ordenadores actuales.
Más tiempo de desarrollo puede significar mejor optimización, un movimiento clave en esta época.
Pero no solo eso. Si bien es verdad que los juegos de la saga no son tan exigentes a nivel de requisitos mínimos, más tiempo significa mejor optimización, haciendo que el suelo para entrar a jugarlos y tener una experiencia decente con el hardware menos potente. Esto, sobre todo ahora, en la época de escasez que tenemos, puede ser un movimiento clave para seguir atrayendo a una parte del público pecero que ve como única opción dar el salto a consola si quiere mantenerse al día. Eso o jugar a otra cosa, claro, algo que es lógico que Activision quiera evitar.
Al final, hay que tener en cuenta tres cosas. La primera es que nada de esto está confirmado, pese a que sea la dirección lógica a llevar. La segunda es que, aunque se fuese a hacer, no sería algo drástico que veríamos de un día para el otro, sino que seguramente tengamos que esperar hasta 2023 o 2024 para presenciar este cambio. El tercer y último matiz es que el abandono de este modelo por parte de su franquicia insignia podría traer grandes consecuencias a la industria como tal, dejando patente que, cada día más, los videojuegos necesitan más tiempo en el horno. Quién sabe, quizás esto sea el comienzo de un cambio cultural sin precedentes.