Es cierto que una vez algo funciona, es muy fácil para la competencia replicarlo y sacar adelante varios proyectos de la misma índole. Estos "juegos inspirados en..." no siempre tienen el mismo éxito que el original, pero suelen dar diferentes puntos de vista de una misma temática. Estamos en 2022 y es difícil sorprender con algo nunca antes visto, por ello la forma más fácil de definir a Diplomacy is Not an Option es compararlo con They are Billions.
En esencia hablamos del mismo juego, de hecho me atrevería a decir que se me antoja demasiado parecido a lo que ofrece Age of Darkness: Final Stand, aunque con menos "gracia" en cuanto a su estética y mundo. Diplomacy is Not an Option es un título de estrategia que se erige bajo la fórmula "endless run" donde debemos construir y hacer perdurar nuestra aldea frente al ataque de miles, quizá cientos de miles, de enemigos.
Sobre el papel puede parecer algo muchas veces visto —razón no os faltaría al pensar en eso—, pero lo que hace muy curioso e interesante a Diplomacy is Not an Option es que replica esa misma fórmula muchas veces vista, reduciendo considerablemente los quebraderos de cabeza y las dificultades intrínsecas de los juegos de gestión y city builders. Construir nuestro futuro reino es bastante sencillo, bastará con reunir tanta madera y comida como podamos, construyendo aserradores, granjas o zonas de pesca, y edificar las defensas que creamos oportunas.
Y es que, cada cierto número de rondas un ejército de bárbaros se plantará en nuestra puerta para arrasar con todo. La mecánica es la misma que podemos encontrar en, por ejemplo, Age of Darkness, con hordas de enemigos cada vez más numerosos que enfrentar. Pero lo que destaca a Diplomacy is Not an Option por encima de la competencia es su sensación de tenerlo todo bajo control.
Lo más divertido es masacrar a tantos soldados como puedas y as herramientas a nuestra disposición y las físicas de movimiento de los personajes una vez salen por los aires es tan alocada que incita a jugar más y más. Por ejemplo, cuantos más enemigos matemos más piedras arcanas obtendremos. Éstas podremos usarlas para hacer caer sobre nuestros enemigos un rayo devastador —que controlaremos con el cursor del ratón, por cierto, en un espectáculo de luces, color y caos muy hilarante— o "soldados celestiales" que caen del cielo al estilo Titanfall para diezmar a los enemigos. Una mezcla curiosa y divertida de aunar la gestión y la estrategia más loca y visualmente atractiva posible.
Dos modos de juego para dos tipos de jugadores
En este caso, siempre defenderé aquellos modos infinitos donde aguantar hasta el último aliento las estocadas de los enemigos. Esto es lo que nos ofrece Diplomacy is Not an Option de base, una carrera de fondo donde superarnos a nosotros mismos una y otra vez viendo cuántas rondas podemos aguantar.
Obviamente, hablamos de un enfoque no apto para todos los jugadores. No hay respiro alguno y las rondas entre ataque y ataque se irán reduciendo hasta tener enemigos a las puertas día sí y día también. No obstante y como he mencionado antes, Diplomacy is Not an Option juega a la curiosa carta de "cuanto más simple mejor" y una vez conseguimos cierto equilibrio en rondas elevadas, todo funciona casi de forma automática. Los aldeanos seguirán con sus tareas —la microgestión es casi inexistente— y la recolección de recursos es muy manejable.
No obstante, el título de Door 407 cuenta con un modo con cierto encanto y una suerte de historia que nos llevará de mapa en mapa con una estructura bastante guionizada donde ir completando pequeños desafíos para avanzar. Esta modalidad es para aquellos que busquen un por qué a lo que hacen y os adelanto que tiene cierto toque humorístico gracias a pequeñas secuencias cinemáticas protagonizadas por nosotros, el rey, y por nuestro consejero.
La variedad de escenarios es interesante y siempre tendremos algo que hacer. Lo más interesante, quizá, es que una vez completemos los desafíos que toquen según el escenario —tan simples como sobrevivir un cierto numero de días o construir un castillo con murallas de piedra—, podremos decidir si seguir jugando con ese territorio o avanzar al siguiente.
Diplomacy is Not an Option no es un juego enfocado al jugador que quiera exprimirlo con decenas de horas de juego. Hay contenido, sí, pero como su dificultad, todo está muy comedido, pero se puede beneficiar de una buena cantidad de contenido adicional en los meses venideros. El título se estrena hoy en Steam y podéis probarlo con su demo gratuita para comprobar que no miento sobre la enorme magnitud de sus batallas.