Octubre es uno de los meses más importantes del mundo del videojuego. Muchísimos lanzamientos importantes, sobre todo aquellos que llegan de forma anual, eligen este o noviembre para fijar en el calendario su estreno en tiendas. Como no podía ser de otra forma, EA no iba a dejar de lado su FIFA y la entrega de este año, FIFA 23, a pesar de ser una versión pareja a la de nueva generación, se ha topado con un enemigo: su propio AntiCheat.
El anuncio de EA AntiCheat, el nombre de este software, no hizo mucho ruido en redes sociales a pesar de estar frente a un antitrampas que buscaba instalarse al nivel del kernel de Windows. Esto se traduce en un programa cuya ruta de instalación buscaba establecerse en el núcleo mismo del PC, algo que hizo saltar las alarmas a todos aquellos que conocían sus posibles riesgos.
Con el estreno de FIFA 23, el juego del deporte rey se ha llenado de reseñas negativas en Steam como un aluvión imparable. Lejos de las críticas mayormente negativas, con solo un 34% de valoraciones positivas, queremos poner el foco en cómo está afectando este software a los jugadores de PC, y ya os adelantamos que muy pocos están contentos con él.
El principal problema gira en torno a un error, aparentemente desconocido, que haría que el juego no llegue a iniciarse. Decimos “aparentemente”, porque aunque no hay confirmación oficial, éste se produce justo después de que el juego cargue el AntiCheat de Electronic Arts, por lo que todo apunta a un problema con la carga de información. “Es totalmente inaceptable que cobres casi 100 dólares por la Ultimate Edition que te otorga tres días de acceso anticipado... pero lanzar el juego tres días antes es básicamente un juego de ruleta rusa: o tienes mucha suerte y el juego se inicia y juega, o tiene la mala suerte de miles de consumidores y recibe mensajes de error”, añade un jugador.
El otro escollo que los jugadores tienen que superar afecta al juego una vez éste consigue abrirse. Instalar un software al nivel del kernel no solo le da acceso a todo nuestro PC, sino que puede entrar en conflicto con el propio ordenador ya que reserva una importante cantidad de recursos para funcionar. Esto ha llevado a que muchos usuarios compartan cifras tan altas de uso de la CPU que llegan al 30% solo con la ejecución del software.
Esto solo nos deja un 70% del rendimiento de nuestro procesador, hablando mal y pronto, para ejecutar no solo las aplicaciones del sistema, sino FIFA 23 y los servicios en segundo plano que decidamos tener. Esto se traduce en bajadas importantes de FPS y retrasos en la ejecución de acciones, un lag notorio que se debería, en primera instancia, a que el PC está ejecutando en todo momento el AntiCheat.
La situación es mucho más complicada cuando EA AntiCheat parece ser un tiburón en la pecera que es nuestro PC. Su ejecución es extremadamente costosa para el PC, pero llega incluso a dar errores de compatibilidad con otros AntiCheat que tengamos instalados en el PC. Al ejecutarse al nivel del kernel, otros programas como Easy Anti-Cheat o BattlEye se dan de frente con él cuando este busca realizar diferentes acciones de control en nuestro PC, lo que lleva a una incompatibilidad que impediría su uso optimizado.
De hecho, hablamos del peor lanzamiento de FIFA, al menos de los que han llegado en el último lustro a PC, llegando a equipararlo su propia comunidad con Cyberpunk 2077. Una versión que sacó una sonrisa porque, como hemos adelantado, se equipararía a la edición de consolas, algo que EA dejó de lado hace muchos años con PC y Nintendo Switch bajo las ediciones Legacy.
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