De la forma en la que yo lo veo, Forza Motorsport es una serie de acción y Forza Horizon, una de apreciación. No es que a FMS le falte amor por la historia o la carrocería de cada vehículo o que FH no tenga momentos emocionantes, pero jugar a la última entrega de la serie me ha recordado que los mejores momentos son aquellos donde atraviesas una tormenta tropical y ves cómo el viento azota la vegetación mientras las gotas de agua (perfectamente definidas, todas y cada una de ellas) impregnan el capó reluciente de tu Maserati, donde puedes ver reflejados tus alrededores con la precisión de un reloj suizo.
Lo diré una vez más para que se enteren también los del fondo: Forza Horizon 5 es un juego de apreciación. Puede hacer bien muchas cosas, que las hace; pero en última instancia, quienes van a sacarle partido de verdad son aquellos que comprenden, valoran y adoran la belleza de la automovilística, el modo foto y la sensación de pertenecer a un mundo multijugador interconectado. Pero incluso si ese no es tu caso específico, al menos puedes estar seguro de que es un juego muy divertido.
El equipo británico de Playground Games lleva muchos años puliendo todo eso, así que tienen la sartén por el mango; y con esta entrega, sencillamente, dan lo mejor de sí mismos. Durante los últimos días, he estado sumergido en el mejor Horizon Festival hasta la fecha. Es muy tradicional, conservador; tal vez algunos lo tildarían de conformista también, pero más allá de eso es el más emocionante, pulido, completo. Mi recomendación personal es que si estás dudando entre pasar por caja o no, lo juegues primero en Xbox Game Pass y valores si vale la pena o no.
¿Lo mejor? Sin duda alguna, la ambientación
Si tuviera que repartir el protagonismo de Forza Horizon 5 entre los coches y las carreteras de México, diría que la proporción estaría en 50/50 respectivamente. Tal vez 60/40. Así de potente es el mundo del juego en esta ocasión. Haciendo honor a su propio nombre, Playground Games ha sabido concentrar todas las cosas exóticas del país latinoamericano: clima tropical, ruinas arqueológicas, acogedoras zonas rurales, otras más metropolitanas, desiertos, costas de ensueño... ¡lo que quieras! Y no conformes con ello, también han creado un espectáculo gráfico a su alrededor.
Así pues, las tormentas de arena o los ciclones tienen un impacto bastante moderado en el rendimiento del juego, pero el efecto que presentan en la pantalla reclama toda tu atención. Puedes ver el polvo o el agua impactando en el aluminio del coche, o la suspensión viéndose afectada por la presión atmosférica. Los reflejos reaccionan de forma realista y dramática ante la caída de rayos durante una tormenta eléctrica, y si juegas con el mando oficial de Xbox puedes notar perfectamente el tipo de agarre que presenta la rueda dependiendo del terreno. O los tirones del motor según lo que le pidas.
Es un auténtico espectáculo, y sus responsables lo saben. Por ese motivo, el principal reclamo de esta entrega está en las expediciones, que en realidad son una versión glorificada de las exhibiciones de siempre. Solo por aclarar y poner en situación todo el mundo, los eventos de exhibición son escenarios llenos de secuencias prediseñadas. Ya sabes, aviones, camiones, motoristas y otros "intrusos" que se cuelan en la partida para hacerlo todo más interesante. Esas siguen ahí, pero ahora vienen complementadas por otras partidas más en la línea de lo que esperarías de los juegos de acción y mundo abierto.
Traduciendo eso a la práctica, puede que tengas que dar vueltas por un escenario reducido en busca de coleccionables, objetos que debes fotografiar, lugares difíciles a los que llegar o cosas de ese estilo. No esperes nada demasiado profundo, pero sí más profundo que lo que estamos acostumbrados a ver en la saga Forza. Ni que decir tiene que esta clase de misiones se entremezclan con otras muchas: carreras, objetivos escondidos, o los típicos carteles de experiencia con los que debes chocar mientras exploras el mundo libremente. Y todo eso está bien, es divertido; pero mirando con un ojo crítico, sabe a poco.
De calidad, pero tacaño en cuanto a novedades
Matiz importante: hay contenido de sobra en el juego. Pero hubiera estado bien ver alguna que otra novedad más, porque si vienes de Forza Horizon 4, verás que salvando los gráficos —esos están increíblemente más mimados, el mundo tiene una presencia más poderosa que nunca— y la ambientación, a grandes rasgos es lo mismo. ¿Esperaba otra cosa? Pues no. ¿Me hubiera causado mejor impresión con alguna que otra sorpresa? Pues sí. Ese es el difícil balance al que se enfrentan todas las series de videojuegos con un recorrido muy largo, y que aquí falla un poco.
Después de ese "pequeño" bajón, lo cierto es que lo que yo considero que es el otro gran atractivo de FH5 funciona de maravilla: la personalización. Quienes lleven tiempo en esto saben de sobra que el juego tiene infinidad de opciones para aumentar o reducir la dificultad, por ejemplo; de forma que la pantalla oculte ciertas informaciones o desaparezcan algunas asistencias. El resultado jamás será del todo realista, porque esto es arcade puro y duro, pero puede asemejarse un poco más a ese mundillo del simracing que lo que tenemos por defecto. También hemos tenido siempre muchas opciones para decorar cada vehículo o cambiar piezas.
En lo personal, creo que el juego admite un poco más de flexibilidad en ese sentido, especialmente sabiendo lo que se puede hacer con Assetto Corsa; pero no nos desviemos demasiado: el punto al que quería llegar es que tenemos un renovado editor de experiencias llamado EventLab que funciona un poco como Forge de Halo, SnapMap de DOOM o el nuevo Battlefield Portal. Ni que decir tiene que ahí es la comunidad quien tiene la última palabra, pero creo que los aficionados estarán contentos una vez vean las herramientas que esta versión les brinda. Ya no hablamos solo de trazar circuitos, sino también de alterar efectos climáticos y eventos que acontecen dentro de esos eventos personalizados.
Desde un punto de vista técnico, por cierto, Forza Horizon 5 sigue la estela de lo que habíamos visto en la entrega anterior: necesitarás un PC realmente bien equipado para jugar en resoluciones altas, con claras exigencias de VRAM también, pero una vez cumplidos los requisitos, lo cierto es que se siente bastante estable la mayor parte del tiempo. Sí, es verdad que algunas secuencias están cerradas a 30 FPS y que la diferencia de rendimiento que hay entre las carreras y la exploración a campo abierto es palpable, pero todo eso está dentro de lo esperable. El control con teclado y las posibilidades de configuración son tan razonables como es posible, aunque lógicamente no es tan satisfactorio como jugar con mando. O con volante, supongo.
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