La ciencia es espectacular, incluso para aquellos que, como yo, no tienen ni idea de matemáticas, biología, química o cualquier arte científico que requiera comerse la cabeza más de la cuenta. Es así, yo lo asumo y mejor que muchos lo hagamos, más aún cuando un grupo de científicos ha conseguido hacer que una placa de Petri con 800.000 neuronas aprenda a jugar al Pong.
El mítico juego de 1972 es, seguramente, ajeno a muchos jugadores jóvenes. No es para menos. No hablamos que haya envejecido mal, sino que es historia pura y dura del videojuego que aunque se pueda jugar a día de hoy, no sirve más que para rescatar los principios de este medio de entretenimiento. Aun así, seguro que a muchísimos no se nos da tan bien como querríamos, y un grupo de científicos de Neuron, un centro de rehabilitación del daño cerebral, ha querido dejar claro que cualquiera puede jugar, incluso un trozo de, ¿cerebro?
Quizá ese no era el objetivo de este experimento, pero como destaca el portal PcGamer, este cerca de millón de neuronas fueron conectadas a través de un chip de silicio y por medio de señales eléctricas pudo jugar al Pong. Lo más curioso y verdaderamente terrorífico es que al parecer esta milésima parte de lo que podría ser un ser humano aprendió rápidamente a jugar con un consumo de energía mínimo.
Aunque el grupo privado ha adelantado que no era muy bueno jugando al mítico Pong, los científicos descubrieron que las células buscaban adaptarse con vistas a mejorar en el juego. Puede sonar extraño, y lo es, pero el objetivo final del proyecto es estudiar las enfermedades neurodegenerativas y tratarlas. Con estas células trabajando para jugar al Pong y experimentando con vistas a mejorar se podría conseguir una regeneración de las funciones cerebrales dañadas de un ser humano.
El siguiente paso, añade el completísimo estudio, es emborrachar las células. Tal y como lo leéis. Suministrándoles alcohol se podrá ver cómo afectan los efectos adversos de estas bebidas a la actividad en el juego de estas neuronas.