Tras un par de semanas de lo más tensas dentro de las oficinas de Blizzard Entertainment a raíz de la demanda por abusos sexuales y laborales emitida en las cortes de California, J. Allen Brack —hasta ahora, presidente de la compañía— deja la firma tras videojuegos tan prestigiosos como World of Warcraft o Diablo coincidiendo con las fechas de reuniones con los inversores, "para perseguir nuevas oportunidades" según el comunicado oficial.
J. Allen Brack sustituyó al cofundador Mike Morhaime en 2018, y en este corto periodo de tiempo ha tenido que enfrentarse a polémicas como el caso de Blitzchung y las protestas de Hong Kong; el anuncio de Diablo Immortal que dejó fríos a los fans que esperaban una nueva entrega troncal o el caso que nos atañe, sin contar con todo lo que conlleva la crisis sanitaria internacional.
La cúpula directiva del estudio ha comunicado también sus sucesores: un dúo formado por Jen Oneal y Mike Ybarra. La primera había dirigido Vicarious Visions, un estudio de apoyo que se ganó por méritos propios más y más reputación dentro de la lista de talentos de Activision; y también dirigió la línea de desarrollo de Diablo y Overwatch. A Mike, por su parte, se le conoce como anterior vicepresidente de Xbox con una clara inclinación por los juegos de PC. También dirigió los planes de desarrollo de Battle.net y el programa de servicios.
Blizzard pasa por uno de sus momentos más difíciles a medida que empleados propios e incluso de otros estudios externos protestan por los tratos que sufren muchas trabajadoras de la industria. Se critican los lugares de poder que ocupan los abusadores, a menudo intocables, mientras las cuentas de redes sociales guardan silencio. Otros, como Phil Spencer, comparten su apoyo para los afectados. Mientras tanto, el desarrollo de productos clave como son Overwatch 2 y Diablo IV continúan.