Muchas de las características de los RPG de hoy en día las damos por sentadas, tales como contar con personajes de varias clases, una característica del género que no empezó a explorarse hasta bien entrados los primeros juegos del género a mediados de la década de los 90 o incluso antes. Pero a nivel técnico no muchos juegos de esa misma década o de principios del S.XXI eran capaces de ofrecer una presentación casi 100% con gráficos en 3D.
Pero una de las primeras sagas que se planteó incorporar esa novedad -por aquel entonces- fue Dungeon Siege, y sus dos secuelas. Firmadas las dos primeras por Gas Powered Games y la tercera por Obsidian. Son unos juegos que si bien han caído en el olvido (por tener que competir contra titanes del género como Diablo II) es injusto no reconocerlo o ser considerado parte de nuestra ludoteca.
Tres juegos que aportaron su granito de arena a los RPG
Aunque hoy en día se la considere una saga olvidada, aunque no lleguen a los niveles de obras capitales del género, los Dungeon Siege aportaron o reforzaron determinados ''trends'' -junto con otros juegos de la época, todo sea dicho- que se han convertido en estándares de la industria. En el caso del primero, fue uno de los primeros títulos en funcionar casi enteramente con modelos tridimensionales cuando muchas obras del momento todavía empleaban sprites en 2D renderizados.

Donde sí destacó fue en su propuesta de eliminar las clásicas ''zonas'' en las que podía dividirse un mapeado y que -al cambiar de una a otra- requerían de realizar una carga que nos sacaba de la partida; este no. O por ejemplo, este primer capítulo de la saga tiraba por la ventana el concepto de clases y ganaba puntos de experiencia para su personaje al usar cualquier tipo de habilidad o arma, ganando maestría con ellas sin tener que estar limitado a una elección inicial.

Con Dungeon Siege II -ambientado en la misma tierra mágica de Aranna pero con otros heroes- Gas Powered Games quiso optar por un sistema más tradicional y sí que recuperó las clases, pero no se limitó a hacer un ''copia pega'' de juegos coetáneos (fue lanzado en el 2005, 3 años después del primero). La innovación aquí provino de profundizar en las subclases que ofrecía cada una de ellas, y que a su vez podían variar en habilidades o maestrías según los puntos que invirtiésemos en ellas.

Por último, Dungeon Siege III -que también dio un salto en el tiempo y en personajes pero continuaba desarrollándose en Aranna, y con Obsidian Entertainment ahora a los mandos- fue el más continuista o tradicional de los tres, principalmente porque fue el primer juego de la saga lanzado para consolas de la generación (PS3 y Xbox 360). Aquí el énfasis se puso en las posturas de los personajes -también un concepto novedoso por aquel entonces, permitiendo hacer más daño en combate a cambio de ser más frágil- y el juego en grupo. El componente multijugador era su seña de identidad, aunque se podía jugar solo y con una IA que mostraba en más de una ocasión su competencia ayudando al jugador en estos combate en tiempo real.
Tres historias independientes
La gran virtud de la trilogía de Dungeon Siege es que sus juegos no están tan interconectados en argumento como otras sagas, permitiéndonos disfrutar de sus títulos en el orden que queramos, y sus distintos planteamientos pueden satisfacer las ansias de jugar a un ARPG ''clásico'' con distintos enfoques. Lo que si pervive es la tierra mágica de Aranna, y aunque no sea un mundo con un lore y un trasfondo tan basto como las Tierras Olvidadas de D&D, sí que tiene personalidad propia y puede sorprendernos.
Con lo cual, si queréis probar estos tres juegos (más la expansión del tercero) podéis disponer de ellos a un precio muy apetecible al estar todos en un pack por 4,99 euros en GOG. Pero sólo tendrán esta oferta en vigencia hasta el 28 de marzo, así que no os demoréis en echarles un vistazo.
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