El 1 de julio de 2024 Sacred cumplirá 20 años. Curiosamente, dos meses después, Sacred 3 celebrará su décimo aniversario. Se dice pronto, pero el tiempo no pasa en balde para nadie. Ni para nosotros ni para FX Interactive, otrora distribuidora estrella en España que hoy es poco más que un vacuo recuerdo. Por suerte, aunque los años nos siguen pesando, todavía tenemos tiempo para recordar algunos de los mejores juegos de la historia.
Sacred, sin duda alguna —al menos para mí— es uno de ellos. Y da igual cuándo digas esto o con qué entrega, pues será igualmente válido. No obstante, yo le guardo un cariño especial a la primera entrega. A fin de cuentas, fue mi primer (y el de muchos) juego de rol en PC. Cuando el físico todavía era relevante, su lanzamiento marcó un antes y un después.
Ahora bien, cuando uno habla de Sacred, la cosa es un tanto... complicada. No por nada, cada juego tuvo un publisher diferente. Además, las dos primeras partes las desarrolló Ascaron, estudio que hizo mucho énfasis en el aspecto rolero, mientras que la tercera —mucho más hack and slash— fue cosa de Keen Games.
Sea como fuere, en cualquiera de los dos casos, las referencias estaban claras: Blizzard y Diablo. En efecto, si queréis buscar un símil más antiguo y actual (todo al mismo tiempo) solo tenéis que echarle un ojo a cualquiera de estos juegos. Eso sí, nos estaríamos quedando cortos. Muy cortos. Mientras que en Diablo se potenciaba bastante el apartado cooperativo, Sacred siempre fue bastante individualista.
Su premisa, su desarrollo y su concepto de fantasía hacían que cobrase especial valor en modo single player. Tanto es así que el eje central era la campaña. Esta funcionaba especialmente bien, pero perdía bastante cuando la jugabas con alguien más. Siendo parco, lo divertido era hacer las cosas a tu manera sin depender de nadie más.
Un mapa enorme para su época
En Sacred podíamos gestionar nuestro inventario, tener compañeros de equipo temporales, modificar nuestras estadísticas y subir de nivel. Era un RPG en toda regla, pero con combates (humildes) tipo hack and slash.
Pero... ¿Y qué era Sacred? Pues, a grandes rasgos, podríamos decir que era una suerte de híbrido entre el rol convencional y los hack and slash. Lo malo es que allá en su momento sí que fue un referente, hoy ha envejecido bastante mal. Pese a ello, le seguimos teniendo cariño a la idea de que cada personaje respondía a un arquetipo concreto (gladiador, mago, vampiresa, enano, diablesa...).
La historia en general era la misma, pero el origen era distinto, las especialidades cambiaban y algunas situaciones podían diferir respecto a otros personajes. En cierto modo, hasta podríamos decir que se parece a Baldur's Gate, por poner otro ejemplo, pero apostando por los combates en tiempo real.
Es decir, que los diálogos y las conversaciones, así como la toma de decisiones, tenían un factor fundamental. Aparte, aunque es un juego muy antiguo, disponía de un mapa realmente gigantesco y de una gran cantidad de detalles que hacían que la exploración y la investigación fuesen simplemente maravillosas. Y ahora que su aniversario está ahí, asomándose, tal vez sería un buen momento para darle una oportunidad con un remake.
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