Hay un gran debate sobre si el futuro de la tecnología pasar por estar conectados a ella a través de integrar nuestro cuerpo en estos ecosistemas. Seguramente hayas oído hablar de Neuralink, la empresa de neurotecnología de Elon Musk, pero no es única en su especie. Gabe Newell, el fundador y jefazo de Valve, también está metido en este negocio, y su empresa comparte un aspecto clave con su empresa de videojuegos.
Gabe Newell y Starfish, su empresa de interfaces neuronales
Una interfaz cerebro-computadora (o ICO) es el tipo de tecnología que recoge datos neurológico, como los registros de ondas cerebrales) para intrerpretar estas señales a través de un ordenador. De esta manera, se puede interactuar con el mundo tecnológico utilizando nuestros pensamientos. Suena a ciencia ficción, pero es un campo que lleva más de un siglo en desarrollo, con experimentos como conseguir que una persona cuadraplégica pueda comunicarse a la velocidad de 15 palabras por minuto usando un implante neuronal.
Aquí es donde entra Starfish, la nueva aventura de Gabe Newell. Cofundada por él mismo y Rebekah Englishbee, esta empresa washingtoniana está trabajando en el desarrollo de aplicaciones rompedoras gracias a nuevas generaciones de interfaces neuronales.
A nivel organinizacional, la empresa nos recuerda bastante a la estructura de Valve. En su página web, comentan que son "un poco inusuales", detallando que se trata de una organización horizontal, sin jefes ni altos cargos. "Tenemos compañeros de trabajo y colaboradores. Tomamos las decisiones como un equipo y entendemos que no necesitamos un jefe que nos controle para comprobar que hayamos hecho la decisión correcta", comentan desde Starfish.
Esta no es la primera vez que Gabe Newell ha probado este modelo, y es que precisamente el éxito de su aplicación en Valve es lo que puede haber llevado a replicarlo aquí. En la empresa responsable por Steam, tampoco tienen jefes ni supervisores, algo que los ha llevado a un enfoque único en la industria del videojuego.
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