Hay accidentes desafortunados, y luego está este. Si bien es verdad que los componentes de nuestros ordenadores son más resistentes de lo que pudiera parecer, sí que hay situaciones en las que, simple y llanamente, los estamos condenando a la muerte. Hoy toca hablar sobre una tarjeta gráfica que mordió el polvo por culpa del pegamento de contacto.
Destruyó su tarjeta gráfica con super glue
El creador de contenido y técnico informático METAPCs ha tenido que lidiar con montones de clientes que habían hecho auténticas barbaridades con sus ordenadores, y hasta él ha alucinado con el protagonista de la historia de hoy. Lo que al principio parecía ser otro ordenador estropeado más se convirtió en razón para escandalizarse.
"El cliente nos trajo su ordenador gaming porque no funcionaba y quería saber cuál era el problema", comentaba el YouTuber. Hasta ahí, todo normal. Lo enchufó a la red eléctrica, intentó encenderlo, y el PC no daba señales de vida. Cuando abrió la torre, se dio cuenta de que estaba ante un caso la mar de inusual.
Por toda la superficie de la tarjeta gráfica se encontró con una sustancia pegajosa que acabó por ser pegamento de contacto, o super glue. Y no, el cliente no intentó pegar la GPU a la placa base, sino que cometió un error fatídico. Al parecer, uno de los ventiladores de su disipador se quedó sin los enganches que lo mantienen en lugar. La respuesta del dueño del PC, en vez de comprar otro ventilador, fue pegarlo al disipador, y ahí es donde tuvo problemas.
Solemos pensar en los disipadores como algo que sirve para enfriar el PC, pero en realidad lo que hacen es alejar el calor del procesador para acercarlo a unos ventiladores que, luego cierran el ciclo aplicando aire fresco a la superficie que se ha calentado. Eso es, el disipador se calienta, el problema es que este llegó a ponerse tan caliente que derritió el pegamento que estaba sujetando el ventilador.
Las gotas de pegamento de contacto derretido cayeron sobre la tarjeta gráfica, que estaba situada inmediatamente debajo. Este pegamento no conduce la electricidad, pero sí que usa compuestos químicos corrosivos que acabaron por dañar, de manera irremediable, la tarjeta gráfica del propietario del ordenador. Desde luego, pocas sensaciones más desagradables se me ocurren que haber destruido tu propia tarjeta gráfica sin saberlo.
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