Hay dos verdades indiscutibles en el ámbito del PC gaming: la primera es que Steam es la plataforma líder de nuestra plataforma. La segunda es que la escena del modding es uno de sus mejores aspectos, además de un elemento que hace de jugar en ordenadores algo único. ¿Qué pasa cuando fusionas ambas verdades? Que tienes la función más infravalorada de la tienda de Valve: su Workshop.
Steam Workshop, una maravilla infrautilizada que podría ser mejor
Si hay algo que da muchísima pereza, especialmente si estás empezando en el campo, a la hora de instalar mods es precisamente eso, el acto de instalarlos. Con sendos administradores —como Vortex o MM2—, herramientas exclusivas para cada juego o modos oficiales de activar estas modificaciones trasteando con los archivos del juego, se echa en falta una solución universal. Pues bien, la Workshop de Steam podría ser esto… si estuviera bien aprovechada.
Y es que en la Workshop puedes subir montones de creaciones para los videojuegos de Steam, siempre y cuando estos tengan soporte para la misma, por supuesto. Los mejores ejemplos del potencial de esta herramienta son, claramente, los títulos de Valve. ¿Quieres un Left 4 Dead donde Shrek, Yoshi y un montón de niñas anime van a por ti mientras te defiendes con armas de Halo? Puedes tenerlo con unos pocos clics. Bajar mods desde la Workshop es una cosa sencillísima, pues solo necesitas suscribirte a ellos para instalarlos. Steam se ocupa de todo.
El problema está a la hora de ver qué juegos tienen soporte para esta grandísima herramienta. Si bien es verdad que algunos grandes clásicos están ahí (como Star Wars: Knights of the Old Republic 2 y su mejor mod), faltan algunos de los nombres más potentes de los últimos años. No hay ningún Dark Souls, no hay The Witcher 3, no hay Cyberpunk 2077, no hay Skyrim: Special Edition y no hay Baldur’s Gate 3. Pero, ¿por qué? Pues bien, es una mezcla entre las prestaciones de la Workshop y el control que las empresas puedan tener sobre sus juegos.
Las limitaciones de Steam Workshop
Algunos títulos, como Stardew Valley o Skyrim: Special Edition, necesitan lanzarse a través de un launcher en vez de utilizar un .exe. Esto limita la funcionalidad de Steam Workshop, pero también da a los desarrolladores más control sobre su videojuego y los mods. Y es que muchas empresas no quieren, siquiera, que utilices mods. Al ser Workshop un apartado de Steam que debes activar explícitamente, no hacerlo es un modo de decir “Nosotros controlamos el contenido de nuestro juego” de muchos devs.
Por otro lado, la plataforma de modding de Valve no hace un trabajo espectacular a la hora de dejarte administrar tus propios mods. Sin avisarte cuando hay conflictos de archivos ni permitir elegir una jerarquía para tus mods, esto es un factor tremendamente limitrador para aquellos que quieran introducir más de un añadido a sus videojuegos.
Steam Workshop y su ciclo problemático
Está claro que nos encontramos ante una pescadilla que se muerde la cola aquí. Con la falta de funciones que tiene la Workshop, los desarrolladores no quieren arriesgarse con el programa de Valve. Al no haber tanta demanda, tampoco hay incentivo para que los padres de Steam se esfuercen en mejorar una de sus armas con potencial. Y así, ad infinitum.
Y aun así, las veces que he podido utilizar esta herramienta correctamente, la verdad es que ha sido una auténtica delicia. Para los videojuegos que no necesitan complejas estructuras de modding, la experiencia de poder simplemente pulsar un botón y olvidarme de herramientas de terceros y trastear con archivos ha sido maravillosa. Solo me gustaría que Valve supiera poner toda la carne sobre el asador con este complemento.
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