Pocas —o ninguna— son las historias de autosuperación y redención que pueden competir con la de Final Fantasy XIV. El segundo MMORPG de Square Enix pasó de ser uno de sus mayores fracasos a convertirse en una piedra angular de su futuro. Con la llegada de A Realm Reborn y la despedida al juego original, mucho cambió para bien, pero siempre que echo la vista atrás, recuerdo que hubo un aspecto concreto de su predecesor que es tan poco conocido como alucinante cuando se ve en movimiento.
Final Fantasy XIV fue ambicioso, quizás demasiado
La primera versión de Final Fantasy XIV —la cual ya nunca podremos jugar— fue tan desastrosa que Square Enix tuvo que tomar medidas desesperadas. Con problemas técnicos, una enorme falta de contenido y una interfaz muy liosa, está claro que la transición al equipo de Naoki Yoshida fue a mejor. Irónicamente, fue precisamente esta incapacidad de equilibrar todos sus elementos lo que trajo algunas de las mejores escenas de acción que hemos visto en un MMO.
Al contrario que otros congéneres, Final Fantasy XIV hace muchísimo énfasis en la trama —tanto, de hecho, que algunos jugadores insisten en que es primero un RPG y luego un MMO, y no al revés. Contando con muchísimas horas de escenas de vídeo, es complicado encontrar un equilibrio entre lo narrativo y lo jugable, especialmente cuando hablamos de presupuestos. Las cutscenes de Final Fantasy XIV utilizan, por norma general, un montón de poses y animaciones prefabricadas, pero, ¿sabías que no siempre fue así? La primera versión del juego tuvo una ambiciosísima captura de movimiento.
Si hay una cosa en la que todo el mundo está de acuerdo es que al equipo original del juego le faltaba un punto clave crucial para que un RPG online triunfase: experiencia con el género. Siendo este uno de los tipos de videojuegos más complicados y laboriosos de crear, hacerlo sin seguir ninguno de los esquemas ya funcionales de sus congéneres llevó a un montón de fallos de diseño y decisiones extravagantes. La de usar captura de movimiento para todas sus escenas de vídeo fue una de ellas.
Más usual en los Final Fantasy "de toda la vida" que en un MMO, el proyecto más torpe de Square Enix desde La Fuerza Interior contaba con varias horas de vídeos con animaciones muy trabajadas y un trabajo de cámara francamente espectacular. Si has jugado al FFXIV actual, te recomiendo echar un ojo al vídeo que he añadido arriba para comparar. Alrededor del minuto 2:40 de este vídeo tienes una de estas secuencias, y no te costará mucho darte cuenta de la diferencia de calidad que hay si lo comparamos con el juego que disfrutamos a día de hoy.
Pero, ¿por qué las siguientes expansiones no son así? Han pasado 10 años desde entonces y todavía no hemos llegado a la misma altura que el rotundo fracaso que fue la versión 1.0 del juego. La razón es, de hecho, muy sencilla: dinero. La captura de movimiento es titánicamente cara y, como dije antes, los MMOs son juegos enormes, absolutos pozos de presupuestos en los que no equilibrar los gastos puede llevar a desastres. Esto es exactamente lo que pasó con el primer Final Fantasy XIV. El equipo de Naoki Yoshida optó por ser menos ambicioso en su presentación cinemática al coger las riendas para equilibrar el gasto, y es una ecuación ganadora que ha funcionado de maravilla desde entonces.
Aun así, echar la vista atrás y darnos un paseo mental por el Final Fantasy XIV es un ejercicio de arqueología digital más que satisfactorio para los fans del MMO. Hay mucho que desenterrar ahí, y todavía nos quedan historias que contar de este juego que quiso romper los moldes del género.
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