El mundillo del streaming arrastra incontables preocupaciones: algunas son tan evidentes como la elección de micrófono o la configuración del programa que usas para retransmitir contenido en internet, y otras, sencillamente no te las ves venir. Si tienes intención de mostrar tu cara junto a los contenidos de tu canal, entonces tarde o temprano querrás informarte acerca de los focos de luz —se colocan alrededor del escritorio, iluminándote a ti y tus alrededores; una herramienta que usan todos los profesionales. Hoy vamos a tratar ese tema, o más bien, una de las opciones que encontrarás cuando vayas a hacerte con uno. Se trata de Razer Key Light Chroma.
La compañía ha tenido la amabilidad de mandar una unidad a 3DJuegos PC, así que a lo largo de los últimos días he estado experimentando con sus características para contarte qué tal está. ¿Quieres un adelanto? Es tan sencillo como parece: los de verde tienen una línea de producción muy definida, con periféricos súper estilizados, rasgos propios del tope de gama y una obsesión por los colores arraigada en su ADN. Razer Key Light Chroma encaja dentro de ese perfil, con sus muchas cosas buenas. Más alguna que me hace fruncir el ceño, también. Vamos con ello.
Razer Key Light Chroma pone sobre la mesa (literalmente) un foco LED con una intensa luz blanca. Al emparejarlo con tu PC o una aplicación de tu teléfono, amplías el espectro hasta los 16,8 millones de colores con varios efectos especiales que estamos acostumbrados a ver en los teclados, ratones y otros periféricos de la compañía singapurense; junto con el brillo y la temperatura del color, que en el ajuste predeterminado abarca entre 3000 y 7000 grados Kelvin. En la caja también se puede encontrar un brazo metálico de altura ajustable (45-130cm) con una terminación en pinza y un cable de carga de 52,5W con cabezales alternables e incluso un extensor.
Piezas y experiencia de montaje
- Listo en 10 minutos
- Opciones de cable y batería, pero no de pie
- Uso de aplicación acompañante recomendado
Llega a casa una caja de cartón de 51,5 x 30,5cm de mayor peso del que aparenta. Cortas la cinta adhesiva con un cúter y levantas la tapa: tienes delante una bandeja con el foco Razer Key Light Chroma envuelto en plástico transparente, perfectamente acolchado por los laterales y con una lámina de espuma en la parte superior que evita imprevistos en el envío. A título personal, agradezco mucho ese trato porque no me explico cómo otras compañías envían productos "premium" en cajas más descuidadas. Volviendo a lo que nos atañe, al retirar el producto junto con el manual y una lámina de pegatinas encuentras una barra de aluminio también envuelta en un rollo y varios contenedores con los aparejos que necesitas.
El proceso de instalación es tan obvio e intuitivo que asumo que no tendrás que consultar el manual a menudo: aflojas la palometa, colocas el pie (menos invasivo de lo que parece) en un lado de la mesa, y vuelves a fijar; enroscas el brazo metálico en ella, regulas la altura que te interese, y básicamente estás listo para colocar el foco y conectarlo a una toma de corriente. No estás leyendo una guía, pero puestos a hablar del asunto, te recomiendo que fijes el foco al poste antes de llevarlo al brazo. Necesitarás la ayuda de otra persona que te ayude a sujetarlo en este último paso, porque de lo contrario estarás girando un producto bastante caro en el aire.
Con todo listo, solo tienes que enroscar el cabezal europeo que prefieras a la batería, enchufarlo y darle al botón de encendido. Técnicamente ya puedes usarlo, pero de forma realista querrás instalar también la aplicación Razer Streaming (disponible en iOS/Android) o Razer Synapse (PC/Mac). Una vez dentro, basta con que presiones el botón de sincronización del foco para vincularlo a tu dispositivo inteligente, con el requisito único de que esté conectado a una red WiFi de 2,4 GHz. Un nivel de exigencia un poco raro sabiendo que muchos usamos la conexión de 5 GHz, pero supongo que la mayoría de usuarios no tendrá problemas con ese tema.
De aquí veo más cosas buenas que malas: agradezco bastante que se suministren cabezales alternativos para la batería, que el cable venga con un extensor e incluso que vengan dos pasadores —de lo contrario, sería necesario comprar una abrazadera de velcro para camuflar el único cable del producto. Pero creo que se podría haber hecho un mejor trabajo con el pie, porque no todo el mundo tendrá la opción de fijarlo a la parte trasera del escritorio: una peana alternativa no le hubiera sentado mal, aunque sea la peor opción de las dos. Lo mismo pasa con el control de la luz. El foco solo tiene un botón, que sirve para encenderlo, reiniciarlo o restablecer los valores de fábrica. El resto de funciones pasa estrictamente por la app.
Aunque eso no sea estrictamente malo y lo más normal es preferir este tipo de control, entiendo que no hubiera hecho daño tener un mando a distancia de manera opcional o tal vez tuercas con las que ajustar el brillo o la temperatura manualmente. Creo que algunas personas sacarían un buen provecho a esas posibilidades. También me hubiera gustado ver algo más de flexibilidad en el brazo, porque una vez instalado solo es posible girar el cabezal. ¿Necesita algo más? No, la verdad es que no; lo normal es dejarlo recto detrás del monitor y rotar el foco de tal forma que apunte a tu cara, así que este nivel de libertad está bien. Pero no le hubiera sentado mal tener más opciones para quienes desean ponerlo en un lado de la mesa.
Un foco premium y lleno de posibilidades
- 2800 lúmenes de brillo, ajustable de 0 a 100%
- Color blanco 3000 - 7000K más 16,8 millones de colores RGB
- (Solo foco) 360x260mm de tamaño y 1600g de peso
Una vez puesto en marcha, encontrarás que el foco Razer Key Light Chroma opera a 5000 grados Kelvin y el 50% de su brillo máximo (1400 lúmenes) por defecto. Eso es más que suficiente para iluminarte a unos 80 cm de distancia y a plena luz del día. De hecho, a menos que estés emitiendo en un día soleado o que tengas ventanas muy grandes en la habitación, se me antoja bastante innecesario; tal vez incluso exagerado —en una mañana de cielo nublado, por ejemplo, la luz es tan fuerte que se me antoja incómodo mirar a la pantalla con el foco detrás. Buena parte de los usuarios querrán hacer uso de las aplicaciones compatibles (Razer Synapse en sobremesa o Razer Streaming en móvil) para reducir un poco el fogonazo, entiendo.
La luz fría es más relajante en todos los sentidos
Ajustando la intensidad en un 25-30%, el resultado es bastante más natural tanto para ti como para tu público; dejando en el aire únicamente el asunto de la temperatura. Como decíamos más arriba, todo este proceso es inalámbrico y del todo sensible: no he experimentado ninguna clase de retraso o problemas de comunicación, incluso al deslizar el dedo rápidamente por la barra. Sería interesante que Razer implementase mediante una actualización de software la posibilidad de escribir a mano el porcentaje de brillo que queremos elegir para no depender de la barra, pero siendo un simple capricho, lo dejamos estar. Dicho esto, con un sencillo gesto tenemos delante una luz que no molesta a la vista y buen alcance periférico.
Es posible regular la temperatura de la luz desde el mismo menú, y francamente es algo que se nota mucho viniendo de un foco más neutral. Una luz fría es la respuesta a prácticamente todas las situaciones de emisión o toma de fotos, e incluso a la hora de trabajar es relajante a la vista. Su contraparte cálida puede ayudarte a definir ambientes de tensión ante tu audiencia (si estás atascado en un combate, por ejemplo) o alimentando la personalidad de tu habitación —encaja bien con el blanco, el negro o el rojo, por ejemplo. Y luego tenemos todo ese asunto de Chroma, tal y como lo conocíamos: tiene algunos efectos RGB al estilo de ondas o respiraciones, así como colores fijos en un brillo ajustable, sacrificando la temperatura.
El fabricante ha hecho lo correcto eligiendo un acabado mate para el foco: es totalmente homogéneo, sin ninguna clase de irregularidad en la superficie iluminada; el color es del todo preciso y honesto con lo que uno elige en la aplicación acompañante y los materiales dando soporte al conjunto se sienten estables. Valoro positivamente también el acabado premium del producto, así como el diseño súper estilizado que tiene y el hecho de que (al contrario que otros más baratos y genéricos) no produce nada de ruido.
Conclusiones: ¿vale la pena Razer Key Light Chroma?
Si has leído hasta aquí, seguramente ya te habrás dado cuenta: Razer Key Light Chroma es un foco de perfil premium. No necesitas desembolsar 299,99 euros para emitir tus contenidos en internet porque al final del día, esto se resume en que se te vea bien la cara y esa tarea también las cumplen los típicos anillos de luz que puedes encontrar en Amazon por poco más de 20 euros. También creo que Chroma es algo overkill: no se me ocurren muchas ocasiones en las que transformar tu habitación en una discoteca vaya a mejorar la experiencia de tus seguidores. Sí que hay varios puntos clave muy a favor de este foco, que deberías tener en cuenta.
- La estilización y profesionalidad que transmite. Notas que tienes nivel en el diseño, la nulificación del ruido o los materiales de fabricación.
- El control del color es bastante completo, cómodo, y es importante tener cierta flexibilidad con esto para sacar lo mejor de tu espacio.
- La integración con el resto del setup. Es probable que ya tengas perfiles de Chroma en tus periféricos, integrar uno más es pan comido.
Si estás conforme con estos puntos, entonces este bien podría ser el mejor foco a tu alcance dentro del perfil gaming. Innecesario, sí, y con un pequeño margen de mejora también; pero tope de gama, con muchas posibilidades. No me extrañaría si más de uno compra dos precisamente por estos motivos. Más allá de esto, casi solo tienes los de estudios de fotografía profesionales, que se harán demasiado voluminosos para la mayoría de jugadores. Y con menos interés para según qué cosas. Puedes encontrar el foco Razer Key Light Chroma en la tienda oficial de Razer España.