Decía recientemente en 3DJuegos PC, que en una industria en la que los juegos como servicio mandan, Bungie ha encontrado un hueco gracias a (en parte) ser un auténtico maestro de la anticipación. A lo largo de los últimos años, los fans de Destiny 2 hemos permanecido atentos a cada cambio que aconteciese en el mundo, grande o pequeño. Desde personajes que comienzan a silbar la melodía de Savathûn, hasta el colapso de una enorme nave cabal sobre la Torre. Eso demuestra que no solo estamos a gusto con las mecánicas de disparo, el arte o la historia; sino que de hecho nos vemos comprometidos con el universo del juego. Interesados en ver y discutir lo que va a pasar a continuación —los lugares que vamos a visitar, los enemigos a los que nos vamos a enfrentar— como quien está enganchado a una serie de Star Wars.
En un contexto como ese, la recién estrenada expansión La Reina Bruja despunta tanto por la calidad de sus contenidos, como por ese "lado televisivo" del que hablaba más arriba. Bungie ya había comentado anteriormente que el primer arco narrativo de la franquicia se extiende hasta La Forma Final (2024) lo que significa que ese universo de fantasía y ciencia ficción está llegando al clímax. Cualquiera de los que ya frecuentamos el juego, el subreddit o los servidores dedicados en Discord estamos de enhorabuena: tenemos a una diosa de la colmena diciéndonos afirmaciones de las que definen el fin del juego... ¡cada semana! De locos. Pero ¿y los demás? ¿Es recomendable pasar por caja si llevas un tiempo desconectado o acabas de llegar?
Tengo que formularme esa misma pregunta año tras año, conforme llegan nuevas expansiones, y casi siempre llego a la misma conclusión: "está bien, pero necesitas mucho compromiso para sacarle partido". Con La Reina Bruja, eso (al fin) deja de ser un problema porque la campaña y el resto de contenidos tienen suficiente chicha como para satisfacer a casi cualquiera. En resumidas cuentas, creo que la idea general que busco transmitir es que Destiny 2 está en su mejor momento. Sencillamente, no hemos tenido un lanzamiento así de redondo y cumplidor desde El Rey de los Poseídos (2015). No hay muchos achaques posibles para esta expansión, y de ellos, hablamos casi en exclusiva de cosas que sencillamente podrían haber sorprendido más. Echemos un vistazo.
El rediseño de subclases protagoniza el Año 5
Sé lo que estás pensando: "¿cómo va a ser de aprobado siquiera un juego que retira contenido por el que he pagado?" Yo también veo que la rotación de contenidos del juego es un problema, y honestamente pienso que haces bien en compartir tus opiniones. De hecho, te animo a que lo hagas. Con orden y respeto, eso sí, porque al otro lado de la pantalla tenemos personas de carne y hueso. La mayoría de ellas ni siquiera toman estas decisiones. Dicho esto, creo que el Año 5 no ha resultado particularmente dañino en términos de contenidos. Bungie ha dado unas vacaciones a la Costa Enredada, así como sus contenidos de campaña o similares. Eso abarca los sucesos acontecidos en Los Renegados (2018) con sus ocho misiones de barones renegados, más la misión excepcional Presagio, que es una de las más celebradas de todo el juego. A nivel de mundo en constante evolución, esto significa que la historia del príncipe Uldren es agua pasada: siguen existiendo algunas referencias o diálogos de personajes retirados en los asaltos más establecidos, pero es lo que tenemos.
Bungie ha tenido el acierto de preservar el inventario de la Araña a través del maestro Rahool, y la aleatoriedad en los rolls de Halcón de Luna e Historia del Hombre Muerto con Xûr. Material relevante aún, y más sabiendo que el modo de juego Gambito ahora prioriza el rol del invasor más que nunca. Los cambios dinamizan mucho la actividad, reducen la cantidad de bajas "gratuitas" y desintoxican la fase pre-DPS en la que el equipo mejor coordinado suele ser el que barre cómodamente a las magas para conseguir potenciadores de daño. ¿Tiros errados? Los hay, también: reducir la curvatura de los lanzacohetes con seguimiento es una decisión que afecta a todo el sandbox de Destiny 2, pero en Gambito siempre hay nuevas formas de truncar las reglas a favor del invasor y en este caso son los cañones de mano. En definitiva, son problemas de balance a los que estamos más que acostumbrados: la verdadera duda está en cuánto tiempo aguantaremos sin nuevos mapas endulzando esta modalidad... más el Crisol.
Un año más, nos quedamos de brazos cruzados esperando novedades en ese sentido. Tenemos de vuelta un par de mapas rescatados de la cámara de contenidos, y también algunas armas interesantes —a falta de verlas todas, de lo que se ha anticipado en boletines semanales parece seguro que el HC del Estandarte de Hierro sale ganando: 180 RPM y 100% de estabilidad. Perseguirlo será emocionante, pero volvemos a lo de siempre, un PvP dominado por armas similares. El PvE sale ganando, en buena medida, gracias a la llegada de las subclases de vacío 3.0. Hay muchas buenas noticias al respecto, como que la adquisición de aspectos y fragmentos es bastante cómoda o que no necesitas invertir decenas de horas en reunir piezas excepcionales nuevas para sacarles partido. Este es justo el tipo de cosas que sientan bien a un juego de construcción de personajes como es Destiny 2. Cuesta creer que a estas alturas aún no tengamos un sistema de loadouts implementado, porque ahora mismo saltar entre estasis y vacío (como hechicero, al menos) es una gozada.
Como RPG, Destiny 2 ha ganado bastantes enteros. Cada uno de los tres aspectos de vacío que debutan está desbloqueado desde el primer minuto, y los fragmentos que no tienes se pueden comprar a Ikora Rey en la Torre. Basta con tener dos o tres piezas excepcionales para montar un personaje listo para la acción, y aunque la Temporada de los Renacidos no sea particularmente desafiante por el momento, al menos la actividad debutante (PsiOps) sí que ofrece posibilidades de sacar partido a cualquier combinación de poderes que se nos ocurra. En mi caso, he orientado mi personaje en torno a la explotación del alma de vacío y he encontrado mucho más gratificantes los combates contra jefes en actividades de 3 vs. 3 en las que hasta ahora mandaba el más estático pozo de sanación solar. Tenemos un año realmente interesante por delante si los rediseños de las subclases restantes salen así de bien.
La Reina Bruja, la mejor campaña de la saga
No hizo falta esperar más que unas horas para que la comunidad de Destiny 2 llegase al mismo consenso: La Reina Bruja tiene una campaña realmente buena para los estándares de un juego como servicio. Tanto, que para muchos se ha convertido ya en la mejor de la serie; por encima incluso de la de El Rey de los Poseídos (2015) que solía tener ese privilegio hasta ahora. Buena parte de las cosas explicadas a través de los Libros del Dolor en aquel entonces se ha recuperado por todo lo alto en la campaña: Bungie ha sabido repasar los acontecimientos más importantes, darles el protagonismo que merecen a través de cinemáticas, e incluso aportar una novedad que cambia muchas cosas. Pero más allá de la historia, disfrutable para afianzados y recién llegados, es la presentación lo que quita el aliento a cualquiera: estamos ante un "caso Los Renegados" en los que la música y especialmente el arte sorprenden aún por encima de los estándares de la compañía, que ya de por sí está entre lo mejor de la industria en ese sentido. El mundo trono de Savathûn es un ver para creer.
Si el punto de partida en esta expansión es "la colmena ha robado la Luz" entonces tiene sentido que existan ciertos giros de tuerca artísticos y temáticos. Tenemos catedrales góticas de marfil (o sea, blanco en vez de negro) y nuevos enemigos con aspecto de polilla, porque al final son insectos naturalmente atraídos hacia la luz. Ideas sutiles, tal vez, pero que se sienten únicas y distintas a lo que hemos visto en Destiny —o en cualquier juego, la verdad. La campaña principal sabe pasear al jugador por escenarios sobrecogedores, estimulantes, con una atención incontestable a la iluminación. Es una demostración de que la estética tradicional no tiene nada que envidiar al más moderno y realista sistema de trazado de rayos, al menos en lo que respecta a iluminación global. Ciertamente, otras áreas como la calidad de las sombras dinámicas o la resolución de las texturas admiten cierto margen de mejora: es un juego de 2017 que ha tenido que adaptarse poco a poco a las costumbres de la industria, y eso se nota. Pero claro, cualquier pequeño desperfecto técnico se hunde a mil metros bajo el suelo frente al peso de este despliegue de talento artístico tan encantador.
La dificultad está tan bien elegida, que debería ser el modelo a seguir
No solo hablamos de una campaña tan bonita que a menudo se vea obligada a darnos un respiro para sacar una captura de pantalla al escenario, sino que también es muy divertida. Una de las grandes novedades de la expansión es el debut de la dificultad legendaria para las misiones principales, escalando de forma súper pronunciada la letalidad de los oponentes a medida que sumamos jugadores a la escuadra. Estoy de acuerdo con los muchos aficionados que han acudido a Twitter para decir que es "la mejor dificultad que existe en el juego" porque tiene justo el punto correcto para hacernos pasar por la pantalla de game over a menudo, pero sin hacernos aporrear el teclado de pura frustración. Si fallas en algo, casi siempre puedes darte cuenta de qué has hecho mal y de cómo se puede corregir eso. Quizá hayas avanzado demasiado, o demasiado poco; lo mismo te ha matado un oponente que se debe priorizar o un grupo de enemigos contra los que viene bien equiparse un mod de resistencia a daño elemental. Incluso el artefacto de temporada aporta soluciones a algunos de estos problemas, incluyendo los modificadores asociados a la guja.
Sobre el papel, este nuevo arquetipo de arma es todo un acierto en Destiny 2: una hoja para combatir en cuerpo a cuerpo, que despliega un escudo y además dispara. Aunque personalmente solo he podido usar Enigma, la que desbloqueas en las primeras horas (ojalá y me toque Ruina de Lubrae pronto) entiendo que el daño de los tiros, la velocidad a la que se ejecutan los combos e incluso el bloqueo complementario están sorprendentemente bien adaptados a la jugabilidad de siempre. Incluso el diseño de niveles se me antoja ideal para sacarle partido durante el recorrido principal. Una vez entramos en el terreno del material postcréditos, entonces algunas tareas repetibles son más desafiantes. Ahí, Bungie también ha sabido conducir bien las novedades porque la progresión del mundo trono de Savathûn va directamente atada al mercader de la zona, el espectro de la colmena Fynch. En lugar de complicar la economía con nuevas divisas y materiales, han organizado la progresión de tal forma que cosas como abrir cofres o recolectar recursos incremente el nivel de reputación. Este, a su vez, desbloquea nuevos rompecabezas o modificadores de dificultad para las actividades.
El camino de la campaña hasta la incursión es una gozada
Hay unas cuantas nuevas, como una misión excepcional denominada Vox Obscura, que no está mal. Aquella se me aleja bastante de la duración, el carisma y el presupuesto que tuvieron Hora Cero y El Susurro (ambas retiradas) pero todas las recompensas asociadas valen la pena. En conjunto, la carrera por completar la incursión Juramento del Discípulo durante el tiempo de desafío se me ha hecho increíblemente amena: la campaña en dificultad legendaria es súper divertida y gratificante, hemos tenido una cantidad razonable de objetivos secundarios que no pecan de tediosos y aportan información de historia interesante, un flujo constante de recompensas con ventajas valiosas y nuevas armas que usar, e incluso podría premiar la estabilidad de los servidores durante los primeros días. No esperaba en absoluto poder jugar sin caídas. Por supuesto, la guinda del pastel es esa raid que mencionaba antes. Sin estabilidad, desafortunadamente, pero Bungie nos ha llevado a una pirámide llena de secretos en la que nos espera Rhulk, el primer y último enemigo del planeta Lubrae.
Como seguidor de la serie, me veo obligado a dar las gracias por un personaje que se siente como un soplo de aire fresco: a nivel mecánico, empezábamos a cansarnos de jefes diseñados como torsos estáticos con rompecabezas asociados a ellos; este, en cambio, se mueve por el mapa con cierta autonomía, golpeando a cualquiera que se le acerque con su guja imbuida en Oscuridad. Desde un punto de vista narrativo, es también uno de los enemigos más redondos de la franquicia, con unos fragmentos de texto y diálogos que merecen cada segundo de atención por nuestra parte. De alguna forma, se vuelve más interesante cuanto más aprendes sobre él, y admite cierta flexibilidad en cuanto a las armas que usamos en el encuentro. Pienso que una de las razones por las que tantos equipos se atascaron en ese combate durante las primeras horas es que el DPS óptimo aún no estaba claro y había muchas opciones entre las que elegir. Para bien o para mal, la comunidad encontró una forma de explotar el daño de la Carga de Izanagi con el nuevo lanzacohetes Palmyra-B, por lo que ahora mismo esa fase está demasiado definida. Tal vez cuando lleguen los parches, el asunto cambie.
Destiny 2 La Reina Bruja ha sido y está siendo la mejor versión del juego hasta la fecha, sin ninguna duda. Pone a disposición del jugador numerosas herramientas nuevas (interesantes, útiles y listas para la acción) desde los primeros minutos de la aventura y le desafía con niveles con un diseño bastante redondo en general en los que perder para volver a alzarse resulta divertido y gratificante. La campaña es todo un acierto en duración, jugabilidad e inmersión; todo ello, perfectamente bien hilado con el material postcréditos y el camino a la incursión, que es el broche de oro. No necesitas ser un adicto del juego o convertirlo en tu segundo trabajo para sacarle partido como sí ocurrió en 2020, pero si decides exprimirlo aprendiendo de la historia o del lado RPG, la mejora se vuelve exponencial. Mi única queja, y no es una especialmente negativa, es que solo me ha sorprendido con la cinemática final. En parte, eso ocurre porque Bungie lleva tantos años de experiencia con el mismo juego que tiene la barra de calidad fija y muy bien dominada, así que las mejoras son menos llamativas que las que se implementaban hace siete años. Con todo, es un contenido estupendo. Esperemos que lo que está por venir sea igual de bueno.
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