Si me preguntas qué tal eso de ponerle RGB a las cosas, como a una alfombrilla de ratón para jugar en PC, te voy a responder exactamente de la misma manera en el cien por cien de los casos: ni hablar. Ahora bien, a un "me quiero comprar la Razer Firefly V2 Pro, ¿qué opinas?" sí daría el pulgar hacia arriba. La razón por la que pienso esto es tan simple como que he pasado unos días trasteando con ese dispositivo, y como no he encontrado ninguna bandera roja hasta ahora, diría que el que sepa a lo que va tiene vía libre.
Por si no estabas enterado, este mes Razer anunció y lanzó la Firefly V2 Pro como una revisión bastante revolucionaria de aquel mítico experimento de colocar una tira LED alrededor de una alfombrilla tradicional. Hablando desde la perspectiva de alguien a quien le chirría muchísimo la idea de ponerle colorines a todo, aquello me parecía un tanto dantesco; pero reconozco que el modelo de 2024 está genial y para mí no hay vuelta atrás. ¿Cómo es eso? Simple. Tiene una superficie de plástico microtexturizado que, como decía más arriba, lo cambia todo.
Especificaciones de la Razer Firefly V2 Pro
Dimensiones |
Largo: 278 mm / 10,95" Ancho: 360 mm / 14,17" Espesor: 4,6 mm / 0,18" |
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Superficie |
Dura, microtexturizada |
Puertos |
USB-C (alimentación) USB-A (dongle inalámbrico) |
Precio |
109,99 euros (MSRP) |
Viniendo de las alfombrillas de caucho (de una Razer Gigantus V2, concretamente) me he acostumbrado con los años a lavarla cada pocos meses y tenderla al sol para que se seque, e incluso así es difícil quitar algunas manchas o marcas de haberla cepillado. Cosas del textil, sin más. Ahora bien, si hablamos de un plástico rígido, la cosa cambia porque aquí pasamos un pañito con desinfectante y volvemos a la acción. Si a eso le sumamos que el ratón se desliza que da gusto sobre la Firefly V2 Pro y que todo el tema del cableado y los colores es del todo opcional, se nos va quedando un panorama bastante apetecible.
Razer ha obtenido la sana costumbre de lanzar sus productos con cables USB-C trenzados y —lo más importante, de lejos— desmontables. La Firefly V2 Pro no es una excepción: si no tienes interés en la parte RGB, el mero hecho de ser una alfombrilla implica que lo tienes fácil para ponerla sobre tu escritorio y olvidarte de todo lo demás. En caso de que decidas enchufarla, que sería lo más normal porque dudo que muchos se gasten más de cien euros para no sacarle partido a todas sus funciones, te alegrará saber que también tiene un puerto USB-A para colocar un dongle inalámbrico que se vende por separado para vincular tu ratón directamente a través de la superficie que usas para arrastrarlo.
En resumidas cuentas, para mí la Razer Firefly V2 Pro es pura cuestión de ergonomía más que de estética. El deslizamiento del ratón se siente mucho más ligero al tratarse de una superficie dura, el agarre de goma es súper firme, los bordes son muy suaves y la gestión de cables o adaptadores es un aciertazo. Lo tocante a la estética es un poco lo de siempre: 16,8 millones de colores para gestionar a través de Synapse con varios efectos por defecto más configuraciones avanzadas. Poniendo el brillo al máximo, encontrarás que se ilumina la totalidad del dispositivo y el efecto es francamente inmersivo, siempre y cuando te moderes un poco a la hora de convertir tu habitación en una discoteca.
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