No soy uno de esos "cazalogros". A veces los hago cuando un juego me gusta mucho y busco ahí un incentivo para seguir jugando, pero nada más. Dicho esto, el otro día me di cuenta de que llevo casi 3000 horas registradas en la versión de Steam de Destiny 2 (en Battle.net dediqué varios cientos más) y pensé que tal vez sería un buen momento para empezar a subir mis rangos de guardián.
Por si no los conocías, los rangos de guardián conforman un sistema de progresión para toda tu cuenta de Destiny 2. Van del 1 al 11, y se muestran junto a tu nombre para otros jugadores. Si ves a alguien llamado [9] Benganito65, por ejemplo, pues eso significa que al menos tiene suficiente idea del juego como para contar con él en incursiones o en los asaltos más difíciles; mientras que un [3] Zutanito43 está aún trabajando en las campañas y otros contenidos de nivel bajo.
Naturalmente, el nivel 11 está reservado solo para gente con una trayectoria impecable: para conseguirlo, debes completar actividades como raids en modo maestro, mazmorras diseñadas para tres personas en solitario o terminar todos los asaltos en dificultad Gran Maestro, que representa el mayor pico de dificultad en todo el escenario PvE de Destiny 2. Cualquiera que esté familiarizado con el tema sabrá que allí cualquier enemigo común puede ser letal si te pilla mal posicionado, así que el tema intimida lo suyo y hasta ahora solo me había enfrentado a ellos cuando necesitaba alguna recompensa concreta.
¿Está esa clase de triunfo al alcance de alguien del montón como un humilde servidor? Permíteme decirte que sí, y de hecho, ahora que lo he dejado atrás ni siquiera me parece tan complicado como imaginaba: he terminado todos los GM en una sola tarde casual de sábado, con gente aleatoria encontrada mediante el servicio de búsqueda de grupos in-game (LFG) casi sin comunicación, ni consultando guías, y con una infusión de manzanilla al lado. Insisto, no es que esto sea fácil o que yo sea bueno. Nada de eso.
El "truco" para subir de rango de guardián
Aquí solo me han hecho falta dos cosas: prestar atención a lo que hacen otros mejores que yo, y ser paciente. Fin. Admito que los tres primeros GM que hice el fin de semana fueron mal. Tras media hora de recorrido, terminamos cayendo como fichas de dominó: uno muere en un mal sitio, y el resto cae conforme trata de revivirlo. Un rato tirado a la basura. O no, porque de esa experiencia sale una lección tan clara como simple: "no asomes la nariz por donde no toca".
Eventualmente encontré un patrón con otros jugadores infinitamente más sabios que yo: todos llevaban la Lanza Polaris, un rifle de explorador primario excepcional (esto es, tiene munición ilimitada) y un cargador que nunca se gasta si eres capaz de acertar tiros de precisión todo el rato. Cada poco tiempo también descarga una explosión solar que hace más daño de lo habitual.
Da la casualidad de que su alineación elemental tenía daño potenciado con el modificador esa semana, y además, una combinación de propiedades única que le permite aturdir a dos tipos diferentes de campeones de la Oscuridad: acumulando quemaduras, a los imparables; y con el potenciador de radiancia, a los de barrera. Algunos asaltos solo tienen esas dos clases entre sus enemigos especiales, así que viene como anillo al dedo.
Tal vez suene muy técnico, pero en la práctica todo esto se resume a quedarte lo más lejos posible del área del conflicto de tal manera que la IA sea incapaz de acercarse a ti con normalidad y disparar con la munición primaria hasta que todo muera. Lo mires como lo mires, es una absoluta involución de la fantástica y mucho más frenética jugabilidad habitual de Destiny 2; pero a efectos prácticos, es una estrategia totalmente válida que te da la misma recompensa que alguien que juegue mucho mejor.
Con la mazmorra es ligeramente distinta la cosa, porque ahí te toca hacer algunas mecánicas que no se pueden llevar a cabo desde la distancia con un rifle de explorador. Pero en este caso es posible conseguir el logro en dificultad normal, que trivializa en buena medida el combate, y el resto es (como decía más arriba) cuestión de paciencia. Las pantallas de game over llegan cuando fuerzas fases de daño anormalmente largas o tratas de limpiar la sala más de la cuenta. Pero si te conformas con ir a lo seguro, aunque te lleve un extra de tiempo, terminas con éxito.
¿Cuál es la moraleja de todo esto? Bueno, diría que ninguna. Pero sí es verdad que esta experiencia me ha hecho pensar que al final del día los videojuegos son solo eso, y a veces la línea que separa a mortales como nosotros de los absolutos dioses que se llegan a ver por Youtube y similares es un poquito más fina de lo que parece. De hecho, con algo de perspicacia, cualquiera puede hacer muchas de esas cosas que de primeras parecen tareas monumentales. Tal vez hayas vivido algo así en un Souls, por ejemplo. Para mí, era cuestión de bragging rights y ahora el impacto es un poquito menor.
En 3DJuegos PC | Los grandes MMO están haciendo algo inaudito últimamente: olvidarse de la subida de nivel por el bien de todos
En 3DJuegos PC | Por qué la gente está tan dividida con la posible filtración de Destiny 3
Ver 0 comentarios