Tal vez no lo sabías, pero el ordenador más pequeño del mundo mide solo 0,3 milímetros. Si lo comparamos con un grano de arroz, es como comparar una montaña con un grano de arena. Al menos si no somos esencialmente estrictos con el concepto de PC, puesto que sus propios creadores no están seguros de si se puede llamar computadora o no. La historia, eso sí, tiene algo de tiempo, y es la propia IBM —a través de la Universidad de Michigan— quien nos la cuenta.
Tal y como ellos mismos narran, allá en 2019 fueron capaces de diseñar el ordenador más pequeño del mundo, generando, en el proceso, un nuevo debate: ¿Qué es un ordenador? Por su tamaño, prestaciones y capacidades, este nuevo dispositivo de IBM se aleja bastante de lo que entendemos por computadora, pero comparte otras muchas características que justificarían que se lo categorizase como tal.
¿La computadora más pequeña del mundo?
"No estamos seguros de si debería llamarse ordenador o no. Es más una cuestión de opinión sobre si tiene la funcionalidad mínima requerida", expresó David Blaauf, profesor de ingeniería eléctrica e informática en la universidad de Michigan. De hesto, fue él quien dirigió el proyecto junto con diversos miembros de la susodicha universidad, destacando los nombres de Dennis Sylvster, Arthur F. Thurnau y Jamie Phillips. Ninguno de ellos se 'atrevió' a dar una definición definitiva, dejándolo a libre interpretación de los demás.
El caso es que, pese a su reducido tamaño, este "ordenador" tiene características muy interesantes. Se dice que no es una computadora al uso debido a que, cuando se desenchufa de corriente y/o no tiene energía, pierde todos los datos que se han almacenado anteriormente en ella. No obstante, cuenta con varios componentes internos que lo asemejan muchísimo al concepto tradicional de ordenador. Por ejemplo, tiene su propia memoria RAM y un sistema de energía fotovoltaica.
Además, puede recopilar distintos datos mientras disponga de energía, pero de manera un tanto distinta. En realidad, este dispositivo no usa antenas de radio, sino que utiliza directamente la luz para funcionar. Necesita muy poca potencia para realizar distintas tareas, aunque fue un auténtico desafío. "Tuvimos que inventar nuevas formas de enfocar el diseño de los circuitos para que tuvieran un consumo igualmente bajo pero que también pudieran tolerar la luz", explicó David allá en su momento.
Vale, pero... ¿Y para qué sirve? A grandes rangos, se concibió como un sensor de temperatura de alta precisión, pudiendo informar de casi cualquier cambio que se produzca con un margen de error de 0,1 grados centígrados, aproximadamente. Entre otras cosas, se estaba utilizando para medir los cambios de temperatura que se producen entre los tejidos tumorosos frente a tejidos sanos.
"Dado que el sensor de temperatura es pequeño y biocompatible, podemos implantarlo en un ratón y las células cancerosas crecerán a su alrededor", explicó Luker, otro de los investigadores involucrados en el proyecto. "Estamos utilizando este sensor de temperatura para investigar las variaciones de temperatura dentro de un tumor frente al tejido normal y si podemos utilizar los cambios de temperatura para determinar el éxito o el fracaso de la terapia".
Con todo esto, sobre la mesa, reaparece la cuestión del principio: ¿Tiene las características suficientes como para ser considerado un ordenador o no? Desde que se fabricó, han recibido decenas de consultas sobre este, ya que muchos creyeron que podía serles de utilidad. Así pues, la respuesta perdió interés, puesto que la utilidad del dispositivo quedó muy por encima de su conceptualización. Pese a ello, en diversos estamentos ha prevalecido, generando una duda bastante complicada de responder que, ante todo, parece muy subjetiva.
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