La demanda de componentes ha sido una lucha constante día a día desde que el COVID-19 llegó a nuestras vidas y, desafortunadamente, continúa siendo así, lo que ha dificultado en la compra de muchos elementos para PC que normalmente solían estar disponibles. Todo deriva a la escasez de silicio, una notable falta de este elemento químico que se ha visto perjudicado en tarjetas gráficas, CPU e incluso ordenadores portátiles.
Debido a este asunto, algunas empresas ya habían tomado cartas en el asunto como ocurrió con Thrustmaster y la subida de precios de sus productos de manera temporal. No obstante, cuando algo de luz se comenzaba a ver al final del túnel, el problema vuelve con un impacto serio en la producción de componentes pasivos como condensadores, resistencias y bobinas.
Un problema que persiste
Como se explica en el medio PCGamer, un informe de Digitimes, a través de la web Hardware Info, los fabricantes que representan el 50% del mercado mundial de condensadores de aluminio se han visto afectados por cierres temporales en Indonesia y Malasia debido a la pandemia. Asimismo, después del cierre tampoco han vuelto a ver su capacidad total, lo que significa que este problema se mantiene.
Por el momento, no está claro cuándo se resolverá esta cuestión, ya que 2022 también puede llegar a ser un año con escasez de estos componentes y, por otro lado, es posible que, la industria del silicio se vea afectada hasta 2023, un golpe adicional que podría significar que los componentes se retrasaran aún más.
Con Nvidia y AMD todavía vendiendo todas las tarjetas gráficas que pueden producir, e Intel con la intención de ingresar al mercado, la producción física ha sido algo que se ha mantenido dentro de sus límites. De hecho, Intel también tiene programado lanzar nuevos chips Alder Lake.
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