El mercado de las tarjetas gráficas lleva varios años dando unos bandazos tan caóticos como explosivos. Tras una gran subida de precios gracias a una demanda sin oferta, ahora la gente no quiere comprar nuevas GPUs, y los fabricantes están notando esto. Un nuevo informe nos muestra cómo se están desinflando las ventas de tarjetas y reafirma que NVIDIA es la reina del cotarro.
Gracias a un nuevo informe de la firma Jon Peddie Research, hoy conocemos los datos con los que el mercado ha concluido el año 2022, y estos dejan claro que hay una tendencia a no hacerse GPUs (ya sean dedicadas o integradas como parte de equipos portátiles), haciendo que todas las grandes firmas de la industria tengan que reaccionar y modificar sus estrategias.
Comparando el cuarto trimestre de 2022 con el del año anterior, JPR afirma que se han distribuido a organismos y puntos de venta oficiales un 35% menos tarjetas gráficas que en el mismo periodo de 2021. Asimismo, también ha habido un 15,4% menos de estas operaciones en comparación con el tercer trimestre de 2022, enseñando una gran tendencia a la baja en cuestión de meses.
En cuanto a la distribución de mercado, no sorprende a nadie que NVIDIA siga reinando en solitario. Pese a los esfuerzos de AMD e Intel por quitarle su pastel en el mercado de las tarjetas gráficas dedicadas, el equipo verde sigue teniendo el hardware y la reputación para asegurarse la corona sin sentirse amenazado.
El dato más curioso tiene que ver, de hecho con Intel. El equipo azul se ha hecho con el 9% del mercado de las tarjetas gráficas dedicadas, igualando la cifra de AMD. Teniendo en cuenta que las Intel ARC Alchemist han sido su primera apuesta por este mercado, es un dato espectacularmente bueno para la fabricante. Si miramos al mercado de las tarjetas gráficas integradas, vemos como aquí sí que reina Intel, algo lógico teniendo en cuenta la cantidad de portátiles con CPUs poseedoras de gráficos integrados que venden y distribuyen.
Sea como fuere, las razones para este descenso no solo tienen que ver con el hartazgo de los jugadores, sino con la etapa de recesión económica y el crecimiento de la inflación que estamos viviendo. Si a esto le sumamos que el boom de ventas ocurrido durante los confinamientos ya ha terminado, tenemos un mercado que debe acostumbrarse a una bajada de números continuada, al menos de momento.