Las amohadillas térmicas (o thermal pads en inglés) que mantienen fresca tu tarjeta gráfica se mantienen eficientes durante mucho tiempo en líneas generales, pero con el paso de los años pueden terminar desgastándose como ocurre también con tu procesador. Por este motivo, es posible que al cambiarlas por otras nuevas encuentres que el dispositivo se mantiene más fresco durante tus sesiones de juego, aumentando el rendimiento de los juegos como resultado de esto. ¿Inconvenientes? No todo el mundo se siente cómodo una pieza de hardware tan valiosa y sofisticada, como es lógico.
Nota importante: Antes de nada, debes tener en cuenta que la actividad de la que hablamos a continuación anulará la garantía de compra de tu tarjeta gráfica porque representa una modificación externa. Te recomiendo encarecidamente que consultes con el fabricante antes de hacer cambios en tu hardware. Estás avisado de los riesgos.
Cómo cambiar las almohadillas térmicas de tu GPU
Si tienes interés y habilidad para seguir adelante con esta idea tan prometedora —en Youtube, el usuario DandyWorks pasó de 110ºC a 64ºC— toma nota: la operación consiste en abrir la GPU, retirar las almohadillas térmicas del PCB y sustituirlas por una solución de disipado más eficiente. Hay un par de opciones a tener en cuenta, a saber las placas de cobre como las del vídeo de ejemplo; aunque yo he usado la pasta K5 Pro de Computer Systems con mi gráfica y he terminado contento con el resultado. Hagamos un pequeño repaso de las cosas que vas a necesitar para llevarlo a cabo.
- Un destornillador, y según tu modelo de tarjeta, también unas pinzas con las que retirar cables. Las herramientas de iFixit tienen todo eso y más.
- Tendrás que cambiar la pasta térmica de la GPU, así que necesitarás un bote de alcohol isopropílico de 70º para retirar la que tienes ahora mismo, más un tubo de pasta (la de Thermal Grizzly es más eficiente).
- Si optas por la modificación de placas, tendrás que investigar cuál es el tamaño de las placas de cobre que necesita tu modelo específico de tarjeta y añadirlas al carrito junto con láminas de lija #400 y unos rollos de cinta Kapton.
- Si optas por la más sencilla solución de crema (más recomendable) entonces en lugar de todo lo del punto anterior bastará con unos botecitos de K5 Pro.
Una vez lo tengas todo listo, tendrás que buscar en Youtube un tutorial de cómo abrir tu modelo de tarjeta gráfica sin destrozar nada por el camino. Seguramente te venga bien usar la nomenclatura en inglés, que sería "[gráfica] teardown". Incluye no solo el nombre de tu tarjeta, sino también el fabricante, para dar con el vídeo exacto. Una vez tengas claro dónde está el PCB y cómo tienes que volver a montarla, es el momento de sacar las herramientas: manos a la obra. Con la espátula, tendrás que retirar las almohadillas térmicas que protegen la memoria y también la pasta térmica de la GPU. Terminado ese paso, limpia la zona con acohol isopropílico y aplica la nueva dosis. Después de esparcirlo bien, es el turno de llevar el K5 Pro a los disipadores del chip antes de cerrar.
En el caso de que hubieses comprado placas de cobre, entonces tendrás que colocar la cinta adhesiva alrededor de los disipadores antes de aplicar la nueva pasta térmica a todos ellos (incluyendo a la GPU, claro). Puesto que el cobre transmite la electricidad, si no haces esto corres el riesgo de freír el resto del chip. Asegúrate de que las placas permanecerán bien fijadas una vez se cierre la placa de conducción de la tarjeta —de ahí la razón por la que tienes que usar las del grosor adecuado— y una vez hecho esto, la operación habrá terminado: coloca tu tarjeta gráfica en la caja de tu ordenador otra vez y comprueba las nuevas temperaturas.
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