Ahora que The Legend of Zelda: Tears of the Kingdom ha llegado a tiendas, internet se ha llenado (como no podría ser de otra manera) de creaciones meméticas e imposiblemente funcionales, entre las que encontramos un coloso de madera con un pito de fuego y pelotillas explosivas o mechas con mejor armamento que el RX-78-2, de manera tristemente literal. Sea como fuere, esta semana también nos hemos topado con un juego llamado The Enjenir —o sea, engineer pero mal escrito— que viene a cuento aunque no lo parezca a simple vista.
Como sugiere su nombre, The Enjenir te pone en la piel de un ingeniero encargado de construir toda clase de estructuras tridimensionales: puentes, torres, vehículos, fortificaciones, etcétera. Todos estos elementos, incluyendo a nuestro propio hombrecillo, está fuertemente integrado en el motor de físicas del programa; de modo que las cosas mal diseñadas terminan derrumbándose, creando situaciones más o menos hilarantes en la línea de lo visto en Human: Fall Flat o TABS.
Un detalle importante en todo esto es que los palés, travesaños, columnas y contrafuertes a tu disposición se generan con el trazo de tu ratón; en un proceso tan natural como "dibujar" la pieza que deseas colocar sobre la pantalla. Esto es perfectamente lógico para The Enjenir, pero me pregunto si no hubiera sido apropiado verlo también en The Legend of Zelda: Tears of the Kingdom en un mundo paralelo en el que Nintendo saca sus juegos en PC y nos hace a todos felices.
@theenjenir 'The Enjenir' building mechanics explained #indiegames #gamedev #steam #rce
♬ original sound - The Enjenir
En TOTK, la construcción se gestiona a través de un poder llamado Ultramano que se desbloquea durante el tutorial. Al activarla, te permite tomar algunos objetos cercanos que flotan alrededor de Link, mientras con la cruceta y la palanca del mando tratas de llevarlos hasta el lugar adecuado desde la perspectiva adecuada, antes de confirmar dónde se pega cada cosa con el botón A. Claramente, el sistema funciona y la gente se divierte, que es lo importante; pero es difícil no ilusionarse con la idea de crear monstruosidades de toda clase con unos pocos clics.
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