El videojuego es un reflejo del mundo que nos rodea. A muchos usuarios el hecho de que ciertos títulos incluyan mensajes políticos o que ellos mismos se metan en esos discursos les escama, pero la política forma parte del arte tanto como las situaciones tan comunes como un divorcio. It Takes Two, por ejemplo, el mejor videojuego del pasado 2021, hace girar su trama en torno a la separación de dos personas y los sentimientos de su hija.
Entre la enorme amalgama de juegos disponibles, quizá My Divorce Story es el menos sutil para hablar de estos problemas cotidianos, pero va al grano con un simulador de divorcio desarrollado por un gabinete de abogados coreano. Lo cierto es que cuanto más lees del juego, más te sorprende, pero sí, esta aventura supone una carrera contrarreloj no para recuperar el amor, sino para demostrar quién tiene la culpa de esta separación.
Aunque la música y las imágenes —muy minimalistas y con un diseño bastante cuidado— dan a entender que estamos ante una historia triste, humana y que habla desde el corazón, nada más lejos de la realidad. En My Divorce Story tenemos que buscar pruebas que usar en el juicio que tendrá lugar en 6 meses —como destaca PCGamer, es una referencia al Código Civil de Corea, Artículo 841, que establece que si un cónyuge ha cometido un acto de "falta de castidad", su pareja puede solicitar el divorcio—.
Todo en My Divorce Story deja de lado el amor y lo transforma en un juego de aventuras que quizá sobrepase ciertos límites. Al margen de buscar pruebas, podremos y deberemos descifrar la contraseña de nuestra pareja para leer los correos, incluso seguirla con un rastreador GPS para hacer fotos incriminatorias; aunque lo más loco de todo es usar un muñeco vudú para hacer la puñeta a tu, por ahora, cónyuge.
Así pues, este curioso experimento judicial llegará a Steam el 18 de agosto, además de con varios finales para descubrir qué ha pasado en esta particular historia de amor y desamor que ríete tú de Marriage Story. Un curioso y caricaturesco título que, sin duda, hace que nos pique la curiosidad.