Pocas cosas hay más frustrantes en la vida de un jugador que ir a instalar un juego que espera jugar con ansias para encontrarse con que no cuenta con el suficiente espacio en su equipo. Una situación que, por otro lado, no suele darse con un poco de cuidado o previsión, pero que, con lo que pueden llegar a ocupar nuestros títulos favoritos hoy día, no nos parece ninguna locura que suceda.
La solución rápida es deshacernos de algo que esté ocupando espacio en nuestro equipo, pero tendremos que pasar por la tesitura de escoger qué dejamos atrás. Una opción más radical y contundente, pero que también involucra una compra, es adquirir más espacio en nuestro PC, algo que podemos conseguir mediante dos vías: la vía interna, o la externa.
La interna es bien sabida por todos, pues es un requisito básico para el correcto funcionamiento del equipo, pero la externa, encabezada por los discos duros externos, ha ganado fuerza en los últimos años por su conveniencia. ¿A quien no le gusta tener acceso a sus archivos donde se requiera?
Sin embargo, los jugadores siempre hemos sido algo más reticentes a este tipo de soluciones para nuestros videojuegos; algo normal si nos paramos a pesar cómo de importantes son la velocidad y la estabilidad mientras jugamos, dos valores que las unidades externas han sido famosas por no tener en el pasado. Pero el pasado queda atrás, y con los protocolos actuales y las velocidades que podemos conseguir a través de una simple conexión USB, la opción de almacenar nuestros videojuegos en un medio externo parece más atractiva que nunca. Contemplar las posibilidades de dicha opción es el objetivo de este texto, en el que vamos a hablar de cómo el almacenamiento externo para jugar es una opción mejor de lo que imaginas.
¿Para quién es el jugar en medios externos?
A la hora de expandir nuestro almacenamiento, no todos los jugadores disponen de los mismos recursos para ello, especialmente a nivel interno. Quienes jueguen en equipos portátiles se encontrarán con la tesitura de tener que acceder al interior de su equipo para realizar una instalación, mientras que aquellos con equipos entrados en años pueden verse incapaces de usar ciertos dispositivos que ahora pueblan el mercado. La realidad es que hay circunstancias en las que ampliar el almacenamiento interno no es una opción viable o cómoda para el uso que se le da a un equipo, y ahí es donde entran los medios externos.
Técnicamente hablando, cualquier unidad de almacenamiento no conectada directamente al equipo mediante una conexión interna podría considerarse un medio externo, ya sea un USB típico o un NAS al que accedemos mediante la red. Nosotros, como es normal, no estamos haciendo referencia a la totalidad del espectro de opciones disponibles cuando hablamos de medios externos en este texto, acotando nuestras opciones a los discos duros externos y las unidades SSD.
La primera de las mencionadas, los discos duros externos, son la opción más habitual, tanto por el precio por GB recibido, como por compatibilidad y disponibilidad, mientras que los SSD portables han comenzado a irrumpir en el mercado de consumo hace relativamente poco, con la velocidad y estabilidad como principales reclamos.
Ambas opciones son válidas para jugar en PC. Para la mayoría de las plataformas, como Steam o GOG, el uso de este tipo de dispositivos como almacenamiento es cuestión de unos clics y no difieren en absoluto del interno a nivel operativo. Sabiendo esto, toca preguntarse si la infamia sobre su rendimiento es cierta en pleno 2021.
El rendimiento. El quid de la cuestión
Mientras jugamos, nuestros videojuegos acceden constantemente a nuestro almacenamiento para obtener la información que necesitan, principalmente texturas y modelos que han de cargarse constantemente. Por esta razón, el factor más importante dentro del almacenamiento cuando este está destinado a jugar es la estabilidad y el rendimiento en lecturas aleatorias, normalmente medido en IOPS. Por desgracia para las unidades externas, el estándar USB no es especialmente ducho en este tipo de cometidos, pero sus capacidades han ido mejorando con el tiempo hasta los estándares actuales, solventando algunos de estos problemas.
Crucial BX500 480 GB CT480BX500SSD1 Unidad interna de estado sólido, hasta 540 MB/
Para demostrar estas palabras, hemos preparado un pequeño escenario de pruebas, en el que hemos utilizado un equipo de pruebas para comprobar, en función del medio utilizado para almacenar y ejecutar nuestros videojuegos, como éste influye en el rendimiento.
Primero hemos querido realizar unas pruebas de carga y rendimiento sencillas en el almacenamiento interno para los títulos designados, todas ellas realizadas mediante su herramienta de pruebas. También es interesante destacar que todas las pruebas se han realizado a resolución 4K, un escenario, a priori, poco favorable para los medios externos.
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Las unidades en cuestión son un Crucial BX500 de 240 GB rescatado de un antiguo equipo, y un Seagate BarraCuda de 5.400 rpm y 1 TB de uso general. Ambos están limpios para esta prueba y se han usado como medio externo a través de un carcasa compatible con ambos modelos que usa el protocolo USB 3.0 para su conexión.
Comenzando por el disco duro de Seagate, comprobamos como, al usarse internamente, los tiempos de carga aumentan ligeramente con respecto a la unidad estándar de nuestro equipo de pruebas, pero la diferencia entre su uso como unidad externa frente a interna son muy poco significativos, especialmente en el entorno de este escenario de pruebas.
Dando el salto a la unidad de Crucial, nos encontramos con un panorama relativamente similar. A nivel de rendimiento, podemos ver cómo el límite inferior ha subido con respecto a la opción mecánica, dando un rendimiento general superior, algo esperable dada la naturaleza de este tipo de almacenamiento.
Una opción más interesante de lo que parece
Lejos han quedado los días en los que las unidades externas eran una opción inviable para el juego continuado. Nuestras pruebas han puesto a funcionar horas estos dispositivos, y tan sólo nos hemos encontrado con algún statter muy puntual durante todo el recorrido.
Por supuesto, al optar por una opción externa perdemos algo de rendimiento por el camino, y el almacenamiento interno sigue contando con mejores condiciones que aquellas soluciones que se acomodan fuera de nuestra caja, pero sigue siendo interesante comprobar la poca diferencia real que hay. Aunque seguimos recomendando las opciones internas, no podemos ignorar la posibilidad de usar una unidad externa en nuestro equipo con una validez tremenda.
En cualquier caso, nosotros damos por terminado este pequeño experimento que queríamos compartir con vosotros. Esperamos que haya sido revelador para aquellos que, hasta ahora, no se habían planteado esta opción como una forma legítima de almacenar nuestros queridos juegos y deseamos enormemente veros por aquí en futuros textos.