Me atrevería a decir que no hay un solo fan de los RPGs occidentales clásicos que dude de la calidad de Planescape: Torment. El juego de rol de PC creado por Black Isle y ambientado en el escenario de campañana de Dungeons & Dragons se ganó hace décadas el estatus de juego de culto, y experimentarlo en 2023 es abrir una cápsula del tiempo que nos permite ver las bondades de los videojuegos de los 90. Al volver a pasarme esta auténtica joya, me quedó clara una cosa: hecho de menos usar mi inaginación y sentirme parte de una campaña de rol clásica.
Si nunca has jugado y no conoces Planescape: Torment, o el rol isométrico del mítico Infinity Engine, no te preocupes. Por viejo que me hagan sentir, sé que son títulos que a día de hoy son... antiguos, y no forman parte de los años formativos de muchos. En Torment juegas como The Nameless One, una persona que se despierta sin recuerdos tras su propia muerte. Dándose cuenta de que es inmortal, decide seguir los pasos de sus vidas pasadas para desenterrar secretos sobre sí mismo y el misterioso mundo que lo rodea. Es un título lleno de cuestiones filosóficas y morales, denso como él solo, pero francamente fascinante.
Como puedes ver en el tráiler que he añadido al artículo, cuando el juego salió, todavía estábamos muy lejos de RPGs con enormes mundos hiperdetallados en 3D. Su estética, pese a que funciona muy bien gracias al increíble trabajo que pusieron los encargados de arte de Black Isle (además de lo imaginativo que es el mundo de Planescape), a día de hoy está anticuada, y es mucho menos detallada y dinámica de lo que estamos acostumbrados a ver en un videojuego medio.
Aun así, volver a este videojuego tras años sin tocarlo me ha dado algo sorprendente: las 50 horas de gameplay más inmsersivas que recuerdo haber tenido en un videojuego en años. Pese a estar muy limitado en animaciones a interacción con el entorno, además de efectos gráficos y demás florituras, Planescape: Torment me tuvo metido hasta el cuello en su ambientación y sus sucesos. La clave, precisamente, está en sus limitaciones.
Si eres asíduo a jugar a rol fuera de los videojuegos, seguramente ya te imagines por dónde van los tiros. Si bien es verdad que lo cinemático, bombástico e impresionante tiene su aquel, una buena narración que te arrastre a la acción y tire de tu propia cabeza para darle forma es una sensación sin igual. ¡Y vaya narración que tiene Planescape: Torment! No solo sus diálogos y personajes están bien escritos, sino que todas las acciones y descripciones están creadas con un solo propósito: hacer que el verdadero motor gráfico del juego sea tu imaginación.
Si tuviese que elegir un solo momento para ejemplificar todo esto, me quedaría con uno que ocurrió un poco después de la mitad de mi partida. En este mundo hay una mujer llamada Deionarra, uno de los primeros personajes que conoces y, sin lugar a dudas, el más trágico. Traicionada por una vida pasada de nuestro protagonista, fue su amor con el Nameless One la que la llevó a la muerte y a una eternidad de no-vida espectral. Alcanzado un punto de la historia, puedes vivir los recuerdos de su muerte, y esta es una de las escenas más impresionantes que me he topado en un videojuego.
Expresado a través de texto y nada más que texto, Planescape: Torment saca músculo durante la trágica secuencia. Sin entrar en detalle por tema de spoilers, hace un uso brillante del lenguaje para implicarte en la acción, comunicarte sucesos y sentimientos, y verdaderamente transmitir el dramatismo y la potencia de un momento completamente desgarrador. ¿Y sabes qué es lo mejor? Que estoy convencido de que, de haberlo visto con modelos hiperdetallados, animaciones creadas con la mejor captura de movimiento y unos escenarios que quitan el hipo, no me habría impactado ni la mitad.
Esto no es algo nuevo, la capacidad de llenar los huecos que faltan de nuestros cerebros se ha aprovechado en un montón de videojuegos, y más en los RPG clásicos y en D&D. Hace unos meses hablaba de FAITH, un juego de terror de 8bits que llegó a darme muchísimo más miedo que los títulos modernos. Me gustan los buenos gráficos como al que más, pero creo que necesitamos echar la vista atrás y ver que ciertas decisiones narrativas no son solo parches para las limitaciones tecnológicas del momento, sino herramientas de artesanía virtual que tienen el potencial de crear experiencias sin igual.
Como esta anécdota que te he contado, hay cientos dentro del juego y de muchos de sus congéneres. Baldur's Gate 2, Neverwinter Nights 2 o Arcanum: Of Steamworks and Magick Obscura son auténticas obras de arte que jugaron sus cartas con una maestría brutal. Si tú también tienes mono de rol y D&D, te recomiendo echarles un vistazo junto a, por supuesto, el increíble Planescape: Torment.
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