Pokémon TCG Live lleva siendo una realidad desde noviembre del año pasado —la beta, al menos— en muchos países. En caso de que no estuvieras muy familiarizado con el tema, es un juego llamado a digitalizar la experiencia de los naipes intercambiables de Japón; tanto la parte del coleccionismo como la de los combates. Realmente, es una versión actualizada de otra aplicación similar que se llamaba Pokémon TCG Online, y que ahora está pasando el relevo a este sucesor.
La idea de ver un juego "nuevo" de Pokémon en PC (además de en móviles, claro) es emocionante cuanto menos, porque todos sabemos que a Nintendo no le gusta mucho la idea de llevar sus IP a plataformas que no domina. Pero aún así, como fan de la franquicia no puedo evitar sentir que ahí falta algo; que estamos incompletos, que no basta con esto. Un paso lógico que es clave para iniciar una convivencia más sana entre la gran N y los terceros.
Vamos a ponernos en contexto, ¿sí? Los de Kyoto están acostumbrados a incluir los rasgos característicos de sus consolas en las mecánicas y el diseño de sus juegos, de tal forma que (por ejemplo) los juegos de Pokémon se lanzan en consolas portátiles porque buena parte de su identidad está en el componente social o el multijugador: intercambiar criaturas con amigos o combatir contra ellos, ya sabes. Hasta ahí, no veo ningún problema. Pero eso no me vale con algunos spin-off.
Piensa en Pokémon Unite, que es un MOBA. Tiene sentido que aparezca por teléfonos móviles, porque es una combinación que se estila mucho en China y TiMi es un estudio asiático; pero a la hora de traer el juego a Occidente hubiera sido buena idea alojarlo en su propio launcher de PC como ocurre con las cartas. Quiero decir, en Europa y América se juega a DOTA 2 y a League, así que es un tipo de producto que encajaba bien con nuestro perfil y con la plataforma en sí.
Con sus más y sus menos, esos dos juegos ya han salido tímidamente de los dominios de Furukawa y compañía; pero hay otra línea que me preocupa un poco más: los simuladores de combate. La comunidad tiene sus propias lanzaderas y soluciones no oficiales para gestionar la vertiente competitiva de Pokémon (VGC) más allá del juego organizado de TPCi, y es lo suficientemente divertida como para tener sus propios lanzamientos. Y de hecho, los tiene.
Te hablo de Pokémon Stadium y su secuela de la segunda generación, ambos para Nintendo 64; así como del heredero espiritual de estos, Pokémon Battle Revolution para Wii. El conjunto es lo más cerca que la franquicia ha estado del juego orientado al espectáculo y la emoción de los combates, e incluso de la competición en línea. Pero en su momento, debo reconocer, fue una cosa bastante limitada y engorrosa. Ahora, con los avances de internet, se estila la idea de compartir.
Los seguidores de esa esfera están ahora acostumbrados a copiar y pegar equipos enteros a través de texto formateado, que se puede editar o cortar con total facilidad; es un entorno realmente pecero, más rápido y dinámico que todo lo que hemos visto en consolas hasta el momento. Entiendo que lo más lógico sea mantener el competitivo en los juegos principales, que son los que realmente mueven dinero, pero el no tener esa alternativa se siente raro cuanto menos.
Al final del día, esto es como escupir al viento de cara porque el marketing de Nintendo funciona a su modo y si mantienen sus IP bajo control será por algo; pero como consumidor, chirría un poco ver cómo entran títulos de otras compañías como Microsoft pero no sale ninguno de los nipones, teniendo en cuenta que colectivamente estamos rozando el entendimiento de Pokémon como franquicia multiplataforma y ya existen productos que encajan con esa idea.