Los juegos de rol en primera persona han experimentado sendos saltos evolutivos en lo jugable, y normalmente los avances en este campo los atribuimos a estudios AAA como Bethesda o BioWare: inmersión en un mundo virtual, distintas habilidades de creación de objetos; lore profundo y que está interconectado con lo que hay en el juego... Son cosas que se han convertido en estándares del género con el paso de los años.
Pero las sagas de Elder Scrolls, Dragon Age o Baldur's Gate no fueron las únicas que se coronaron como pioneras a la hora de introducir novedades jugables dentro de este inabarcable género. Arkane Studios tuvo algo que decir a través de uno de sus trabajos menos conocidos, pero no por ello de menor relevancia para el tema que nos ocupa: Arx Fatalis.
Un RPG innovador en su época
Arx Fatalis sigue los pasos de un héroe sin nombre que consigue escapar de unas jaulas góblins subterráneas y debe viajar por el laberinto de cuevas que es el nuevo hogar de la humanidad y el resto de especies del mundo para salvar lo que queda de la civilización. Un culto que quiere traer de vuelta a demonios del pasado y hacerse con el control de lo que queda bajo la superficie. Con este planteamiento comienza una aventura que se desarrolla enteramente en cuevas; el pretexto de esta ambientación es que la superficie del mundo esta muerta porque el sol se apagó hace muchos años.

No obstante, lo que queda de las razas que poblaban el mundo (humanos, goblins, trolls y otras) han conseguido sobrevivir en una masiva e inabarcable red de cuevas y túneles. Lo que resulta de este planteamiento es un ''dungeon crawler'' (en el sentido más estricto del género) en el que para progresar debemos explorar esas cuevas y túneles infestados de enemigos; con paradas en determinados puntos como la ciudad principal -la única que hay en el juego en realidad- en la que reabastecernos de equipo, aceptar encargos del Rey para investigar este entuerto, y descubrir nuevas habilidades.
Que no os engañe un planteamiento tan simple y unos escenarios tan repetitivos. Arx Fatalis sabía compensar la monotonía de ciertos de sus elementos y lo tópico de su trama con una jugabilidad original. Por ejemplo, mientras que otros juegos coetáneos suyos (se lanzó en 2002) se limitaban a dejar tirados por el mundo la comida o el equipo, en este juego de Arkane se pudieron ver algunas de las primeras formas de cocina y mantenimiento de los objetos.

De hecho, la preparación de alimentos era necesaria no solo para que nuestro personaje sobreviviera a la aventura, también debíamos saber cocinar para superar ciertos segmentos de la trama. Del mismo modo, un primigenio aunque novedoso por aquel entonces sistema de mantenimiento de nuestras armas y armadura añadía complejidad al gameplay. A veces era mejor darle una espada o armadura rota al herrero, pero Arx Fatalis fue de los primeros -si no el primer juego- que contemplaba el deterioro de lo que llevábamos puesto y nos permitía repararlo a nosotros mismos.
¿Un sistema de combate para pantallas táctiles?
Pero donde también sobresalía este título era en su sistema de combate. Reminiscente de la saga Elder Scrolls, tenía lugar en primera persona, pero el lanzar hechizos no se limitaba a pulsar una tecla y lanzar el encantamiento deseado. Había que activar un modo de ''conjuración'' que nos permitiese hacer el ''sello'' o gestos mediante movimientos de nuestro ratón para lanzar o recargar un hechizo antes de usarlo, y había una enorme variedad: levitación, proyectiles mágicos, telekinesis...
Es un sistema un tanto ''ortopédico'' y quizás algo rebuscado, pero desde luego era inmersivo y original. No en vano, consolas que poseían una interfaz táctil o incluso los propios juegos para móviles de hoy en día han incorporado ese tipo de elementos para hacer más original su combate.

Con todo, Arx Fatalis puede que no sea el juego más original o variado de los RPG tipo ''dungeon crawlers'', pero es sin duda una curiosidad dentro del género que ayuda a entender cómo han evolucionado muchos de los sistemas que hoy damos por sentado en títulos recientes como Kingdom Come: Deliverance 2 o similares. En caso de que os pique la curiosidad por probarlo, está incluido en el Game Pass o también podéis encontrarlo en Steam por sólo 5 euros, y si sois unos apasionados del género o de la ''Historia del Gaming'' es una obra que ayuda a entender cómo se ha conseguido lo que tenemos hoy en día.
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