Es indudable que Blizzard nos ha acompañado a todos en algún momento de nuestra vida. La compañía tenía cierta aura de magia y fantasía que impregnaba sus lanzamientos y los hacía tremendamente entretenidos. Aún recuerdo mis primeras partidas en World of Warcraft y cómo cambió mi percepción de lo que era un videojuego. Ante mí se abrió un mundo de posibilidades, tan vasto que daba vértigo, y, aunque nunca me atreví a permanecer en él mucho tiempo, comprendí por qué Blizzard era tan querida por la comunidad.
Obviamente, las empresas de videojuegos no son almas caritativas. Esto, al fin y al cabo, es una industria y nadie da nada gratis y tan pronto como estás en la cumbre un paso en falso te coloca al final de la lista. Ninguna compañía se libra de malas decisiones o caminos incorrectos, y muchas se han tenido que poner las pilas para lavar su imagen de cara al público general.
Sé que para muchos, el comienzo de la caída de Blizzard se dio con la fusión con Activision, producida en 2008, pero no quiero caer en convencionalismos y responder a todos los porqués de la situación actual, de una Blizzard muy desmejorada, echando toda la culpa a esa decisión empresarial. El panorama actual de la compañía se ha ido fraguando con los años, casi como unas fichas de dominó que han llevado a la empresa a una situación tremendamente peligrosa y con un futuro incierto.
El adiós a grandes nombres
Blizzard comenzó un tortuoso viaje con la salida en 2018 de Mike Morhaime, conocidísimo (y querido) fundador, junto a Allen Adham y Frank Pearce, de Blizzard Entertainment. Sin Morhaime, Adham o Pearce en la dirección, la batuta cayó en Allen Brack, productor ejecutivo de World of Warcraft desde 2014, una noticia que alivió a muchos pues la compañía parecía quedar bajo el mando de alguien que entendía lo que necesitaba en estos tiempos tan sombríos.
- En 2019, Frank Pearce, amigo de Mike Morhaime y cofundador de la compañía, abandona Blizzard.
- En marzo de 2020, Michael Chu sigue los pasos de sus compañeros y dice adiós a la empresa.
A Morhaime siguieron varios nombres importantes dentro de Blizzard: Frank Pearce abandonó su cargo y ocupó la misma posición de asesor que su amigo y compañero, Michael Chu, escritor principal de Diablo, Warcraft y Overwatch dejó la empresa al completo; y la fusión con Vicarious Visions, equipo que trabajó con la compañía en el desarrollo del reciente remaster de Diablo II, comenzó a dar visibilidad a desarrolladores algo más desconocidos. La Blizzard clásica había comenzado a desaparecer.
El éxito de Blizzard y cómo se autoboicoteó ella misma
Para entender el éxito de Blizzard como desarrolladora de videojuegos, es imprescindible comentar los 8 pilares fundamentales que, irónicamente, se han contradicho entre ellos. La compañía se enorgullece de su buen rumbo durante sus más de 25 años de vida gracias a ciertos valores como "El juego es lo primero", "Respeto e Integridad" o "Cada opinión cuenta". No son invenciones mías, de hecho podéis encontrar estos fundamentos en su página oficial, junto con una descripción detallada de qué significa para ellos.
Con los años, Blizzard se había convertido en una compañía que daba prioridad a la visibilidad étnica y sexual en sus videojuegos. Así pues, Blizzard se abría a los nuevos tiempos y las necesidades de representación de los jugadores. Overwatch se erigió como un título tremendamente inclusivo, algo que no cayó en gracia a la gran mayoría de jugadores, pero aun así Blizzard se mantuvo estoica y defendía esos ideales a toda costa.
- El 7 de octubre de 2019 el baneo y la expulsión de Blitzchung da pie al boicot de la compañía.
- En noviembre de 2019 tuvo lugar la Blizzcon, donde Allen Brack protagonizó la ceremonia de apertura y aceptó toda la responsabilidad de lo ocurrido.
Con las protestas de Hong Kong en 2019 contra el gobierno chino, Blizzard tomó una de las decisiones que más daño hizo a su imagen: la expulsión de Ng Wai Chung, más conocido como Blitzchung, de la competición internacional de Hearthstone, así como el despido de los presentadores del evento tras las palabras de Chung en apoyo a los manifestantes hongkoneses.
La respuesta general fue de desconcierto, al que siguió el consiguiente blanqueamiento de los medios chinos, muy conservadores frente al protectorado hongkonés, y el boicot de los jugadores a los títulos de la marca Blizzard. La compañía perdió el patrocinio de Mitsubishi días después del escándalo y varios conocidos presentadores de Hearthstone abandonaron su puesto como forma de denuncia. Allen Brack redujo las penalizaciones del jugador y los presentadores expulsados, pero éste fue un duro golpe del que Blizzard no se recuperaría.
La imagen que la compañía quería dar de apoyo y unidad no se correspondían con lo que sucedía de puertas para dentro. Jason Schreier, conocido periodista de Bloomberg, comenzó a recopilar en 2020 información de trabajadores de la compañía que heló la sangre a más de uno. En estas declaraciones, los trabajadores comparaban a los directivos de la compañía como "estrellas del rock", con reuniones llenas de alcohol donde predominaba el comportamiento hostil y machista hacia sus compañeras.
Los trabajadores apuntaron a Mike Morhaime y Frank Pearce, convertidos en modelos a seguir por el resto de desarrolladores y directivos como justificación para las relaciones sentimentales dentro de la empresa, algo que se normalizó hasta un punto preocupante. Cher Scarlett aseguró a Jason Schreier que "ni siquiera se me ocurrió que debería denunciar este comportamiento, porque en mi mente era normal y estaba bien visto en la empresa".
La situación no fue a mejor desde entonces. Las declaraciones negativas creían en número y el apelativo "estrellas del rock" parecía quedarse corto. Comenzaron a salir a la luz las constantes desigualdades sociales, el acoso generalizado, las injusticias y una cultura de superioridad por parte de los altos mandos que veían cómo nadie podía hacer nada contra ellos. Era cuestión de tiempo que esto se magnificase.
2021: un año decisivo convertido en tragedia
Blizzard comenzó el año con el mejor de los propósitos, unos que se han ido cayendo a pedazos con el paso de los meses. Los problemas en el desarrollo de Diablo IV y Overwatch 2, sumado a las declaraciones que comenzaron a salir a la luz gracias a Jason Schreier, hicieron que Blizzard se convirtiera en la oveja negra de la industria.
- En marzo de 2021, Activision Blizzard despide a 190 empleados mientras Bobby Kotick, CEO de la compañía, recibe un bono millonario.
- El 20 de abril de 2021 Jeff Kaplan, una de las caras más visibles de Blizzard, abandonó la compañía.
Al mismo tiempo que las demandas de acoso se amontonaban en la mesa de dirección, en abril de 2021 Jeff Kaplan, máximo responsable de Overwatch y cara visible del equipo de desarrollo, abandonó la empresa tras 20 años. Seguidamente, los trabajadores de Blizzard Entertainment se posicionaron en contra de sus directivos y marcharon a la huelga, Allen Brack dejó la presidencia de la compañía el 3 de agosto a Jen Oneal y Mike Ybarra, y las denuncias de acoso llegaron a altas instancias.
Los accionistas intervinieron demandas contra Blizzard por la falta de información y acción frente a los casos de acoso, y las empresas patrocinadoras de la Overwatch League cesaron su contrato con la empresa. De golpe y porrazo, Blizzard perdió en un mes al director de Diablo IV, Luis Barriga, Jonathan LeCraft, desarrollador de World of Warcraft, y Jesse McCree. Estos dos últimos fueron participes de alocadas fiestas en la conocida como "Suite Cosby" durante la Blizzcon de 2013.
En este punto, las acciones de Blizzard no paran de caer en picado y sus medidas no llegan a buen puerto. Cancelar la Blizzcon 2021 y retrasar dos títulos a futuro de la compañía como son Overwatch 2 y Diablo IV ha sido un movimiento terrible. La comunidad esperaba una Blizzard fuerte y decidida, pero se han topado con la triste realidad de una compañía cuyo periodo de gracia ya pasó.
- El 2 de noviembre de 2021, tan solo tres meses después de llevar la dirección de la empresa junto a Ybarra, Jen Oneal anuncia que en diciembre de 2021 dejará el cargo.
Blizzard parece que no sabe qué hacer. La nueva escisión de la directiva con el anuncio de la salida de Jen Oneal quizá pueda encauzar la situación con un mando más resuelto por parte de Mike Ybarra, pero no nos podemos permitir perder a Blizzard. 2021 ha sido un año para olvidar por parte de la compañía y quizá se cumpla el refrán y el tiempo ponga a todo (y todos) en su sitio.
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