¿Puede la ola de calor dañar tu PC? Esto es lo que dicen Intel y los expertos sobre el tema

España es sinónimo de buen tiempo, hermosas playas y ambiente apacible durante la mayor parte del año. Nuestro país es muy variado, claro está, pero si pensamos en un verano aquí, también nos vendrán a la cabeza las olas de calor. Este fenómeno meteorológico se ha colado en nuestra vida, ocupando parte de los telediarios con avisos diarios acerca de no salir de casa o hidratarse bien. Se han convertido en algo que tenemos más o menos controlado, no el evitar las olas de calor (ojalá se pudiera hacer, ¿verdad?) sino trabajar para minimizar sus daños.

Sin embargo, lejos de nuestro cuerpo, los equipos tecnológicos también son propensos a sufrir desgaste, daños e incluso problemas a corto y medio plazo. La temperatura es algo a tener muy en cuenta en nuestros ordenadores y cuando se produce una ola de calor, ésta aumenta drásticamente. Pero, ¿de verdad afecta una ola de calor a esos mismos dispositivos electrónicos? Lo cierto es que sí, y puede generar alguno de estos errores, como comenta la propia Intel:

  • El sistema arranca, pero se apaga automáticamente después de un corto período de tiempo.
  • El funcionamiento de la CPU es inferior al esperado.
  • El mismo procesador puede aumentar su uso en las tareas más sencillas.
  • Lentitud general del sistema.
  • El ruido del ventilador de la CPU/sistema es excesivo.

Tal y como apunta el medio MUO, una vez superamos los 27 grados centígrados de media en nuestra habitación, poco a poco los componentes electrónicos sufren desgaste. No hablamos de desgaste inmediato, es decir, una memoria RAM que deje de funcionar por completo o un mal funcionamiento de la CPU que impide que podamos hacerla funcionar de nuevo, sino de un sobreesfuerzo del PC a la hora de realizar las tareas más básicas; sin hablar de las que requieren más esfuerzo, como los videojuegos. Esto también sucede en nuestro portátil, incluso con mayor gravedad ya que los ventiladores suelen estar colocados en la zona inferior del mismo con pequeñas salidas en los laterales fácilmente obstruibles.

La temperatura en IDLE (en reposo) de un procesador no debe exceder los 40º como máximo, aunque, para estar más tranquilos, debería oscilar entre los 30º y 40º de temperatura. No obstante, una vez comenzamos a "meter caña" al PC ya sea jugando, editando o incluso con tareas ofimáticas, nuestro sistema comenzará a trabajar de forma más ardua. Esto puede traducirse en temperaturas cercanas a los 70º para la CPU y 80º en el caso de la tarjeta gráfica (esencialmente si hablamos de videojuegos). Por ejemplo, con software como Open Hardware Monitor, a la hora de escribir este artículo puedo verificar que mi GPU se encuentra a una temperatura de 36º sin jugar. Sin embargo, una vez miro la temperatura del SSD me doy cuenta de que ésta es algo mayor. Esto se debe a que el uso del disco de almacenamiento es más intenso ya que en el tengo instalado tanto el sistema con la mayoría de programas.

Con Open Hardware Monitor podemos verificar la temperatura de, por ejemplo, la GPU y los discos duros

Esto se agrava significativamente teniendo en cuenta la ventilación y la composición de la propia torre del ordenador, donde las más baratas suelen estar construidas bajo placas de aluminio gruesas; algo que genera aún más calor para los componentes. En este sentido, hay que tener en cuenta que gastar más no siempre es sinónimo de mejores productos, aunque es cierto que en materia de componentes hay algunos que se saltan esa norma. En esta plataforma está muy asentada la idea de que una refrigeración líquida siempre será mejor —en cuanto a la temperatura que consigue alcanzar la CPU— que una ventilación por aire. Ni todas las refrigeraciones líquidas son buenas para disipar el calor, ni todas las de aire son malas para la misma función.

Dentro del PC, de las 4 paredes que conforman la torre, tenemos una situación completamente diferente a la que percibimos en el exterior. No siempre es posible tener un aire acondicionado aligerando la sensación térmica en nuestra habitación, por lo que poco a poco se va condensando el calor en la torre, más aún si esta no dispone de una buena salida de aire en la parte trasera y, en general, un buen flujo de aire en toda la caja. Si al calor que emana de estos componentes y que se condensa en nuestras torres —con los disipadores y ventiladores haciendo lo que pueden por mitigarlo—se le suman 15º extra por la temperatura ambiente, hablamos de una situación de peligro.

Es de recibo comentar esto porque muchos obvian que, de forma lógica, todos los componentes eléctricos producen calor, en mayor o menor medida. La placa base, GPU e incluso la iluminación RGB que adorna nuestra torre produce calor —aunque este es mínimo, hay que tener en cuenta que no solo es el calor que produce sino el que obliga a producir a otros componentes para que funcione, en este caso la placa base—.

Pero, ¿esto significa que en una ola de calor no podemos hacer nada y nuestro PC sufrirá las causas del calor en sus componentes? No, si bien es cierto que se verá afectado aunque sea mínimamente, hay formas de evitar que una subida alta y repentina de la temperatura afecte al PC. Asimismo, la tecnología hoy en día no es la que teníamos hace 15 años. El pico máximo de temperatura que soportan los componentes ha aumentado, y la propia placa base gestiona la temperatura de forma individual y siempre podemos verificarlo en la BIOS. De hecho, esta placa —que también se calienta una vez comienza a sufrir—, tiene un protocolo de apagado si se supera una temperatura X, evitando así que el daño sea mayor.

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