Aunque nunca se demostró, todas las pruebas decían que RAW era una estafa y que, en realidad, el juego no era real.
Cuando uno piensa en estafas, videojuegos que faltaron a su palabra o proyectos que no llegaron a buen puerto después de que sus creadores nos ofrecieran la tierra prometida, lo lógico es pensar de manera casi automática en The Day Before. Con toda probabilidad, es uno de los casos más destacados de la industria del videojuego, aunque —por desgracia— no ha sido el único. A lo largo de su corta historia, no pocas desarrolladoras han jugado con las ilusiones de miles de personas, dejándonos luego con cara de tontos... o de pocos amigos.
En ese sentido, hay un caso especialmente llamativo: RAW, un simulador que apareció en Kickstarter y se presentó al mundo como una suerte de clon (muy descarado) de Grand Theft Auto, pero con unas aspiraciones mucho mayores que la obra de Rockstar. De buenas a primeras, llamó mucho la atención, pero también produjo bastante desconfianza. A fin de cuentas, ¿de verdad un equipo tan pequeño como el de Killerwhale Games, del que nadie había escuchado hablar nunca, sería capaz de superar a uno de los mayores gigantes del mundo? Y lo que es peor, ¿de verdad lograría hacerlo con una financiación de 200.000 dólares? Bueno, digo 200.000 porque es lo que recaudaron, pero el proyecto era menor.
RAW, nunca se confirmó si era una estafa, pero tenía todos los ingredientes
De antemano, lo cierto es que pintaba mal, pero mucha gente decidió confiar en ellos. A fin de cuentas, cuando presentó su proyecto en Kickstarter, todos pensaron lo mismo: es complicado estafar a nadie a través de una plataforma de crowfunding con tanta experiencia en su haber. Efectivamente, no lo consiguieron, pero no porque no lo intentasen. Y si bien es cierto que la presunción de inocencia debe prevalecer en estos casos, lo cierto es que olía a chamusquina por todas partes.
El caso es que, al final, RAW inició su Kickstarter un 17 de junio de 2017. Al hacerlo, nos dejó entrever que gozaría de una jugabilidad tipo RPG en un mundo abierto con características de MMO (es decir, permitiría que miles de jugadores se conectasen al mismo tiempo en un mismo mundo) y decenas de biomas: bosques, islas, desiertos, zonas residenciales, etc. En general, tenía todo lo que podíamos soñar como jugadores, aunque había un gran «pero»: no había nada real sobre la mesa.
En un mes, Killerwhale Games logró juntar 202.298 dólares, tal y como nos cuentan desde SVG. Es decir, cumplió con sus objetivos, pero pasó lo que tenía que pasar: Kickstarter tomó cartas en el asunto, paralizó el proyecto, evitó que el dinero llegase a sus destinatarios y cortó por lo sano. Consideraron que el estudio no podría ni había cumplido con ninguna de las promesas (así funciona la plataforma) que le había hecho a sus 3.983 patrocinadores, por lo que se negó a entregarles el dinero.
¿Y por qué sospecharon desde Kickstarter? Para empezar, porque era imposible que un proyecto con una envergadura tan grande solo necesitase unos 82.000 dólares para arrancar. Cuando les preguntaron, respondieron esto: "Sí, nuestro juego no se puede hacer por 70.000 dólares, pero nadie dijo que este dinero es todo lo que tenemos. También tenemos otras fuentes de financiación". Sonaba mal. Muy mal. Si ya disponían de una base económica lo suficientemente grande como para abordar un proyecto así, no había necesidad de llevarlo a crowfunding.
La historia cada vez pintaba peor, puesto que durante todo ese tiempo no ofrecieron prácticamente ni un solo tráiler que avanzase su proyecto. Esto provocó, como es lógico, que la gente sospechase más que nunca, puesto que no enseñar nada era casi sinónimo de no tenerlo. Es por esto mismo que Kickstarter decidió tomar cartas en el asunto. Tal y como explicaron allá en su momento a PCGamesN, el desarrollo no estaba siento "honesto" y no podrían cumplir con las recompensas. Cuando un proyecto se presenta en Kickstarter, se debe poder finalizar el mismo con ese mismo dinero, por lo que la afirmación de que había más fondos detrás no era demasiado apropiada.
Y aunque al principio hubo dudas, todo esto desencadenó en una oleada de respuestas negativas. Muchas voces autorizadas en la industria avisaron de que no había que confiar en este proyecto por todo lo que hemos comentado con anterioridad. Y lo que es peor: la mayoría de imágenes que estaban mostrando parecían haber sido tomadas de bibliotecas como las de Unity Asset Store, tal y como mostró MathChief - The Best of Gaming en su canal de YouTube o SwiftJourney.
El caso es que el estudio, intentando responder a todo esto, reveló un primer vídeo en el que se mostraba el sistema de conducción mientras prometían más muestras en el futuro. Por supuesto, nunca llegaron. O lo que es lo mismo, RAW prometió pruebas y contenido, pero jamás se presentaron al mundo. De hecho, si en estos momentos revisas cualquiera de sus cuentas oficiales, verás que han borrado casi todo y que han desaparecido del mapa. Si hubiese sido real y no un intento de estafa, es probable que las cosas hubiesen sido diferentes. A
Con todo esto sobre la mesa, parece muy claro que RAW intentó estafar a la gente más de 200.000 dólares, pero no le salió la jugada gracias a Kickstarter, quien decidió cortar el problema de raíz. Si se hubiesen equivocado, siempre podrían haber efectuado el pago final, ya que lo que hicieron fue retener el dinero. Pero como no fue así, y las cosas pintaban cada vez peor, no tenemos demasiadas dudas sobre que hicieron bien y que, gracias a esto, evitaron lo que podría haber sido un timo en toda regla.
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