ATENCIÓN: el juego sobre el que trata este artículo se caracteriza por sus imágenes de violencia extrema y gore explícito.
Los años 90 fueron clave para la experimentación dentro del videojuego, y de allí salieron grandísimas leyendas que siguen teniendo una poderosa reputación más de 30 años después. Aun así, los hay que se arriesgaron y fracasaron, y cuando pienso en este tipo de apuestas fallidas, no puedo evitar pensar en Waxworks, uno de los videojuegos más turbios y grotescos que he jugado en mi vida, pero también estéticamente impresionante.
Lanzado en 1992, el título de Horror Soft —estudio que hizo honor a su nombre— no destaca en especial por su jugabilidad ni por su historia, sino por su aspecto más superficial: la estética gore y cómo el es uno de los videojuegos más violentos que se han hecho en pixel art. Aun así, es reseñable en cuanto a lo visual, pero también por ser muestra de la hipocresía de la sociedad de aquel entonces.
Waxworks y Night Trap: mismo problema, dos perspectivas
Si has estado atento a nuestras publicaciones sobre el mundo retro o eres un apasionado del terror y esa escena, puede que te suene el nombre de Night Trap. El juego publicado por SEGA y lanzado literalmente el mismo año que Waxworks fue sentenciado duramente por la opinión pública. Tanto que incluso llegó al senado de Estados Unidos.
En el organismo norteamericano, fue exhibido como una muestra de la perversión del medio de los videojuegos, que por aquel entonces era considerado poco más que un juguete para niños. Mientras tanto, ¿qué pasó con Waxworks? Pues la verdad es que no mucho, pese a ser más violento —por magnitudes, además—, pasó sin pena ni gloria con algunos críticos citando que era un poco demasiado explícito.
La razón de este doble rasero es clara y cómicamente simple: en Night Trap lo que veíamos eran actores reales —en especial, chicas jóvenes—, representando un papel. En Waxworks, por otra parte, la violencia que tenemos está representada por medio de un pixel art híper detallado. Aunque fuese algo muchísimo más explícito, a la sociedad norteamericana del momento lo que le importaba era la presencia de actores de carne y hueso y la aparición de mujeres jóvenes en la historia.
Al final, Waxworks fue descrito como un dungeon crawler aceptable con énfasis en lo grotesco. Aun así, no se libró de tener que advertirle al público sobre su contenido, siendo uno de los primeros videojuegos en Occidente en tener que aclarar al principio que solo estaba recomendado para jugadores de más de 18 años de edad.
El legado de Waxworks no acaba ahí, pues en 2020 el estudio Went2Play le hizo un remake en 3D. Lamentablemente, pasó sin pena ni gloria por Steam, demostrando que lo que verdaderamente hacía icónico al título original de 1992 era su estética y la manera en la que se atrevió a desafiar los cánones de la industria en aquel entonces.
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