Los retrasos son algo inherentes a la industria del videojuego. Muchos echarán las culpas, en cierta manera, al tormentoso estreno de Cyberpunk 2077, la apuesta grande de CD Projekt RED tras The Witcher 3, pero es cierto que la situación de la pandemia en 2020 ha hecho que el calendario de desarrollos se haya visto trastocados.
Halo Infinite o Battlefield 2042 sufrieron estos problemas el pasado año y aun así consiguieron llegar al mercado en la fecha prevista —en el caso de Halo un año después de su retraso—, y todo parecía indicar que Starfield, la enorme apuesta de Bethesda para noviembre de este mismo año, rompería el mercado en favor de Microsoft. Una realidad que no veremos, al menos hasta varios meses después, y es que la compañía estadounidense ha anunciado el retraso de Starfield y Redfall.
Ha sido la propia Bethesda la que ha compartido apenada el cambio en el calendario para este año. Si bien el desarrollo de Redfall estaba dirigido por Arkane Austin, desarrolladores de Deathloop, Bethesda hace las veces de productora y distribuidora del mismo. Así pues, ambos títulos se retrasan a causa de la enorme ambición, el tiempo y la salud del equipo.
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El comunicado no entra a desgranar ninguno de los posibles problemas de desarrollo de ambos juegos, pero es de esperar que, sobre todo en el caso de Bethesda, las gigantesca propuesta espacial que supone Starfield haya sido un hueso duro de roer para el estudio. De hecho, el pasado abril el medio Game Rant se hizo eco de unas declaraciones de un trabajador de la propia Bethesda que calificaba el Creation Engine 2 —motor gráfico que sustentará esta epopeya espacial— como una "basura". Estos declaraciones no han sido confirmadas o desmentidas por otros miembros del estudio de desarrollo y tampoco se conoce cuál es el trabajo del usuario que filtró estos detalles dentro de Bethesda.
Así pues, tanto Starfield como Redfall se lanzarán finalmente al mercado durante la primera mitad de 2023, aunque la apuesta vampírica de Arkane no tenía fecha. Ambos desarrollos se preveían como grandes exclusivos del ecosistema Microsoft para este año y formarían parte de los primeros exclusivos de Xbox y PC tras el acuerdo de compra de Bethesda el pasado 2020.