A pesar de que Fortnite se concibió como un título con tres pilares multijugador sobre los que sustentar la experiencia —al más puro estilo Battlefield 2042—, solo uno de ellos ha alcanzado el éxito que se esperaba: el modo Battle Royale. Salvar al Mundo y el Modo Creativo eran dos ideas con potencial, por supuesto, pero no servían más que como tutorial de la auténtica experiencia multijugador que ha llevado a Epic Games a la posición privilegiada que goza actualmente.
El modo Battle Royale se erigió como la verdadera apuesta multijugador de los últimos años y poco a poco el resto de compañías han querido copiar la fórmula de Epic Games para lanzar sus propias experiencias online. Todo en Fortnite tenía un por qué —aunque no necesitaba de explicaciones— y las incorporaciones al plantel de personajes, aunque hilarantes, servían para dar vida y moldear un universo rico y donde todo valía. Porque seamos realistas, elegir un plátano humanoide era de locos, pero encajaba bien en lo que proponía.
No obstante, parece que Epic pensó que de contenido propio no se podía vivir y con la Temporada 4 del Capítulo 1 comenzó una costumbre —más bien una adicción si me preguntáis a mí— por incluir personajes o celebridades que poco o nada tienen que ver con el juego con el fin último de abrirse a un nuevo público. Porque todos queremos combatir contra otros 99 jugadores vestido como LeBron James o Paul Atreides de Dune mientras nos acompañan en el equipo Rick y Morty.
¿Se está convirtiendo Fortnite en un escaparate para marcas?
Si echamos la vista atrás, Thanos fue la primera colaboración importante que tuvo Fortnite. De esto hace la friolera de tres años. Para ser más exactos, el Titán Loco de Marvel llegó al battle royale en mayo de 2018 con motivo del reciente estreno de Vengadores: Infinity War. Antes de este personaje, Epic Games había tanteado estas futuras colaboraciones con un "John Wick de marca blanca", aunque finalmente el personaje de Keanu Reeves sí llegó al juego.
Desde ahí, estos crossovers han ido escalando en importancia y cantidad hasta llegar a la actual Temporada 8 del Capítulo 2 donde encontramos que hemos tenido nada más y nada menos que 31 colaboraciones externas en poco más de dos meses, de septiembre a este diciembre cuando acabe la temporada con el evento El Fin. Este número es demencial si lo comparamos con la misma temporada del Capítulo anterior, con solo tres de estas colaboraciones.
El usuario Shiina en Twitter, conocido por compartir información y filtraciones del juego, detalla la cantidad de skins propias y ajenas de esta última temporada, pero esto tiene trampa. Si atendemos a las creadas por la propia Epic vemos que el número asciende a 35, superando en cuatro a estos crossovers. Pero si nos detenemos los suficiente y repasamos estas skins, nos daremos cuenta que solo 11 son skins completamente nuevas. Todo esto eliminando variaciones de trajes de temporadas anteriores y diferentes versiones del mismo personaje. 11 frente a 31, que se dice pronto.
Estos crossovers no sirven sino para engrosar las arcas de la compañía de Tim Sweeny, por supuesto, pero el interés de Epic por incluir a toda costa colaboraciones de marcas llegó a un nuevo y vergonzoso nivel con el apoyo de Balenciaga, la conocida —y tremendamente cara— casa de moda que ofrecía contenido in-game, pero también prendas reales por nada menos que 300 euros, en el mejor de los casos. Esto habla muy mal de las decisiones comerciales del estudio y cómo están reduciendo sus esfuerzos por ofrecer contenido interesante para sus jugadores.
"No molas si no has aparecido en Fortnite"
Hubo una época donde esta frase se podía aplicar a Los Simpson. Todo famoso que se precie ha aparecido en la serie de animación tiene un por qué económico y de reputación, y eso se ha trasladado a Fortnite. Entiendo la situación de ciertas IPs de videojuegos que quieren un pedazito del éxito del battle royale y llevan sus personajes a la isla, pero colaboraciones como la de Dune, la NBA o TheGrefg no acabo de comprenderlas más allá del asunto económico.
La masiva cantidad de colaboraciones que ha recibido Fortnite tiene un reflejo claro: llega al punto en que no son nada sorprendentes o interesantes. Rescatando la IP de Blizzard, Overwatch, el estudio supo equilibrar la experiencia base del juego, que se fue actualizando temporada tras temporada, con eventos masivos y de una importancia capital. Como jugador de Overwatch, cuando llegaba verano sabía que iba a disfrutar de un evento único al año que se dilataba en el tiempo dos meses.
Por supuesto que esto se replicó año tras año y las experiencias y modos se fueron reciclando, pero os aseguro que se sentía igualmente novedoso y especial porque Blizzard supo vender algo que ocurría todos los años, pero únicamente una vez. Además, cada uno de estos eventos por temporadas incluía skins únicas inaccesibles fuera del periodo marcado por la compañía. Esto daba al juego una sensación de vida e interés por mantener activa a la comunidad que Epic Games ha sacrificado con los años.
La comunidad está dividida sobre este asunto. Algunos jugadores prefieren las skins con licencia porque les permiten jugar como sus personajes favoritos de otros medios o celebridades dentro del juego. Por otro lado, tenemos a la comunidad que prefiere usar skins originales que representen solo a Fortnite y giren en torno a la historia que Epic Games ha creado. El multijugador ahora mismo es un popurrí de caras conocidas que no aportan nada al juego.
De cara al Capítulo 3, Epic tiene que decidir si convertir su juego más exitoso en un simple escaparate, con el daño a medio plazo que eso causará y el abandono de los jugadores menos curiosos, o cerrar filas en torno al contenido propio. Si bien es cierto que en los últimos meses los crossovers se han mantenido alejados de la historia principal del juego, siguen sin ser el motivo que hizo grande a Fortnite en su momento.
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