No me preguntes cómo, pero llevo 12 años pasando de League of Legends a sabiendas de que es uno de los juegos más populares de PC y del mundo. No es que no me atrajera ni nada, pero entre que estaba contento con otros juegos y que todo lo que escuchaba de LoL eran cosas malas —que si es para enfermos, que si la comunidad es muy tóxica, ya sabes— pues sencillamente, no me había puesto. Tengo cuenta desde hace mucho, pero no había pasado más allá del tutorial. Ahora, en pleno 2021, me he puesto en serio.
Será por la emoción que suscita Arcane, o por el resto de proyectos interesantes que Riot Games tiene entre manos en estos momentos, pero lo cierto es que me dejé 20 euritos en comprar unos campeones de cada rol para ver cuál me encajaba más y llevo unos días uniendo fuerzas con los colegas. Mirando los contenidos de Skill Capped en YT, también, porque esto va de buscar mucha información externa. Y es que por mucho que me divierta, en la práctica aprender puede llegar a ser una experiencia... dolorosa.
El problema de la accesibilidad de LoL
Como otros tantos juegos complejos, League of Legends da la bienvenida a los nuevos jugadores con un tutorial. En él, te enseñan las básicas: cómo moverte por el escenario, lanzar habilidades o cuáles son los objetivos de la partida. Pero una vez terminas esos minutos de prácticas y entras en una partida rápida, todo el mundo espera de ti una serie de conocimientos y destrezas que de forma realista, ni conoces ni sabes que las desconoces.
Tienes que saber dónde colocar wards, cómo puedes ayudar en la jungla o cuándo quedarte atrás; así como los objetos que debes llevar y comprar. La lista de posibles quejas es interminable: tú no tienes que golpear a los minions, la "ulti" no se tira ahí, has malgastado el Flash. Igual puedes echarle en cara a otras personas cómo te explican estas cosas, pero es que ellos tampoco tienen la culpa de que LoL sea un juego tan abrupto —a sabiendas de que es también el MOBA más suave de todos, dicen.
En condiciones normales, diría que la gracia del juego está en aprender lentamente estas lecciones a medida que evolucionas como jugador. Pero claro, eso no nos vale de gran cosa aquí porque en el momento en el que entras en una partida PvP tienes que evolucionar en paralelo a un grupo de personas que muy probablemente llevan mucho tiempo jugando. Si no eres capaz de estar a su nivel, desequilibras la partida y generas frustración. Veamos algunos ejemplos de situaciones comunes a las que me he enfrento.
Todo está hecho y pensado antes de ti
Recuerdo un vídeo en el que Mark Brown, de Game Maker's Toolkit, hablaba sobre la accesibilidad en los juegos de estrategia. Anotaba, con mucha razón, que los tutoriales del género acostumbran a llevarnos de la mano: "haz clic en este edificio, crea tal número de soldados y luego haz esto otro". Irremediablemente, avanzas en el nivel; pero si nadie te dice por qué estás haciendo esas cosas, cómo sabes cuándo construir o atacar, pues sigues estancado como jugador. Con League of Legends pasa algo parecido.
Si quiero jugar como el dúo Nunu & Willump, lo primero que hago es ir a u.gg y mirar cómo tengo que configurar las runas, en qué orden tengo que desbloquear las habilidades y cuáles son los objetos que me interesan. Si no tengo el móvil a mano, no importa: el juego me sugiere los mejores objetos que puedo fabricar en función de a qué oponentes me estoy enfrentando. Pero no me preguntes por qué motivo compro esos objetos, que no tengo ni idea. Me dicen que de cuarto ítem elija entre Thornmail, que hace daño mágico, y Spirit Visage, que me da un buff pasivo a los escudos y sanación que generan sobre mí, entre otras cosas. Bueno, pues vale, supongo.
Al final terminas haciendo bien las cosas, sí. Pero ¿te las has aprendido, o las has memorizado? He visto muchas guías para novatos de LoL en internet, pero no muchas abarcan ese periodo tan amplio que separa el tutorial de la (más o menos) dominación de conceptos, estrategias básicas y similares. Si te encuentras en ese punto, creo que lo más sensato es buscar información sobre las estadísticas de personajes y prestar mucha atención a las descripciones de habilidades, objetos, e incluso a los informes que aparecen en la pantalla justo cuando te matan. Es un proceso lento, pero necesario.
No sabes que tienes un problema
Dice Google, que League of Legends tiene 157 campeones en el momento de escribir estas líneas. Como es lógico, no todos son igual de populares: el metajuego cambia a medida que llegan los parches o varía el precio de los personajes. E incluso así, con un repertorio relativamente previsible de oponentes, es difícil comprender cuándo tienes un problema. Jugando como Nasus, he aprendido por las malas que Teemo es mi counter número uno. Pero si lo que tengo delante es otro oponente, entonces leer la situación resulta considerablemente más complicado. Y tiene consecuencias.
¿Están huyendo de mí, o están esperando a que un jungla venga en su ayuda para empujarme juntos? Si es lo último, tal vez no lo sepas hasta que sea demasiado tarde. Mueres, y durante medio minuto el equipo rival hace la única cosa que te han dicho que hagas: farmear súbditos con la Q. Regresas, con desventaja, a la espera de que la partida avance hasta un punto en el que todos puedan empujar a la vez la base del enemigo.
Si piensas en Pokémon, verás que las criaturas de Game Freak son muy fáciles de reconocer: muchos son simples bolas con ojos cuyo aspecto cambia un poco a medida que evolucionan, y por si fuera poco medio puedes reconocerlos por el nombre (p. ej. Drifloon es drift + balloon). En League of Legends es más difícil quedarse con la cara de la gente, porque muchos campeones tienen un aspecto complejo que ni siquiera llegas a ver de cerca y encima llevan skins de toda clase. Afortunadamente, existe una opción para cambiar el nombre de los invocadores por el de sus campeones.
Aprender durante un examen
Creo firmemente que en muchos aspectos de la vida, es mejor equivocarse en algo y aprender de ello que hacer las cosas bien por inercia hasta que falles. En un videojuego como Call of Duty, tenemos la suerte de equivocarnos constantemente, así que también aprendemos todo el rato: tu soldado cae al suelo y ves una repetición de lo ocurrido desde la perspectiva del enemigo, para que veas con claridad dónde estuvo tu error. ¿Te has asomado por donde no toca? ¿Has salido de una esquina andando en vez de deslizándote? ¿Has apuntado cuando podrías haber disparado desde la cadera? Pues tomas nota e intentas hacerlo mejor en 3, 2, 1, ya.
League of Legends es un juego donde ocurren jugadas muy complejas en un periodo de tiempo muy corto. Como Pyke, puedes hacer un combo que extiende la Q cargada a través de la pared mediante un Flash o mata a través de la pared con una R solo para volver al otro lado inmediatamente después. Ver a los equipos más funcionales hilando esa clase de tareas en apenas unas décimas de segundo me inspira mucho respeto, pero claro, las teamfights y estos combates ocurren solo cuando se dan unas circunstancias específicas y además son momentos decisivos para la partida. Pasan cosas a tu alrededor que no puedes ni interpretar, no digamos ya ejecutar.
Aprender de cosas que pasan tan rápido es difícil, pero tal vez las que pasan lentamente son incluso peor. Recuerdo haber visto un tutorial donde me decían qué campamentos de monstruos tengo que limpiar para llegar a tal nivel antes de que cierto dragón aparezca en el minuto X, por ejemplo. Hay muchas cosas que pasan en una partida de media hora, pero no te das cuenta de que te falta algo o que deberías haber subido más de nivel hasta que llegas al final. Si es que llegas, porque algunas partidas son insalvables desde el minuto 10 y terminas en una rendición sin saber qué ha pasado.
Lidiar con otros jugadores de tu equipo
No hay vergüenza en meter la pata cuando uno mete la pata en algo que todavía no ha dominado del todo, pero a título personal me resulta muy desagradable saber que estoy enturbiando la experiencia de otros jugadores. Por eso, hasta que sienta que he dominado el ritmo de la partida y mi papel en ella, seguiré jugando contra bots. Pero aún así, desearía tener una L como los conductores en prácticas, o un sprout al lado de mi nombre como en Final Fantasy XIV, para que mis compañeros sean conscientes de por qué no termino de hacerlo bien en ciertos puntos de la partida.
En mi experiencia, jugar con amigos es la mejor manera de evitar la toxicidad —por ahí se recomienda desactivar directamente el chat, lo cual me parece razonable pero lejos de lo ideal— pero incluso así es desagradable ver que tu compañero de bot lane pierde los estribos al morir porque has malgastado una habilidad o no le has ayudado a empujar debidamente. Cosas inevitables, supongo, que van de la mano de la mala fama que se gasta el juego en redes. No todo es malo, también sea dicho, porque celebrando a tus compañeros con pegatinas y gestos también se hacen amigos. Esa es la forma más sana de aprender, creo, aunque sea despacio y con baches.
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