El mundo de los vikingos y la mitología nórdica es una fuente de encanto e inspiración para muchos desarrolladores, lo que últimamente ha dado lugar a encontrar obras audiovisuales de diversa índole que son fascinantes. Y, el mejor ejemplo lo tenemos aquí mismo, Song of Iron es un juego modesto, pero impresionante, que te dejará atrapado desde el principio y no te soltará hasta que conozcas toda su historia en sus casi cuatro horas de duración. Este juego es lo más sorprendente que he conocido este año gracias a su trama y su ambientación, pero, sobre todo, por el largo y peligroso viaje repleto de sangre, puzles y monstruos que están esperando para hacértelo todo un poco más complicado.
Lo primero que tienes que saber de Song of Iron es que está creado por un estudio independiente llamado Resting Relic y, para tu sorpresa, está desarrollado por una única persona, Jon Winter, veterano del sector. Cuando me dicen que un juego ha sido creado por una persona, admiro todo el tiempo que habrá invertido para lograr un buen resultado, está claro que son muchas características y elementos a tener en cuenta para una sola persona. Song of Iron es el resultado de un juego brillante estéticamente con paisajes impresionantes, pero, sin embargo, su linealidad y sus controles torpes lo hacen que sea en ocasiones un juego tedioso y monótono.
Comienza tu aventura en Song of Iron
Para ponerte un poco en contexto, Song of Iron presenta una premisa muy obvia con una trama muy poco interesante de la que sabrás pequeñas pinceladas. En otras palabras, asumes el rol de un guerrero vikingo o vikinga que ha decido embarcarse en un viaje largo y peligroso para encontrarse con los dioses y salvar a su gente de una terrible amenaza que se avecina. Con un malvado Thor de por medio, te pide que acudas al Valhalla con él y, sin embargo, decides crear tu propia aventura y convertirte en uno de los guerreros más fuertes que hayan existido, eso sí, tienes que estar preparado para superar cada adversidad que se cruce en tu camino y completar algunos puzles para poder continuar sin problema.
Ataca, esquiva y vuelve a esquivar
Dentro de su jugabilidad, Song of Iron da mayor protagonismo a los combates, ya que el juego se centra en gran medida en el componente de acción y en la lucha con una vista bidimensional. A lo largo de la aventura irá añadiendo determinadas mecánicas con la idea de crear combates desafiantes, pero no, esto último no lo consigue. No obstante, si tienes que tener en cuenta determinados elementos que son parte del combate. En primer lugar, te diría que vigiles las dos barras horizontales que representan la vida y la resistencia, esta última muy al estilo soulslike. Sin embargo, no son combates frenéticos, al revés, la acción-reacción de tu personaje a la hora de defenderse y golpear, se hace en ocasiones muy aburrido porque tarda mucho y tienes que pensar muy bien cada golpe para no quedarte desprotegido y recibir daño. Básicamente el combate se resume en esquivar, bloquear y golpear, aunque cuando pillas el tranquillo de esquivar, el combate se convierte en una experiencia muy sencilla.
Cuando luchas, utilizas diversas armas como es el arco, el hacha e incluso un escudo para poder contraatacar. No obstante, aquí aparece algo bastante destacable dentro de los combates de Song of Iron y es que las armas se pueden perder, las fechas se pueden agotar y los escudos romper. Por tanto, es necesario que intentes continuamente reinventarte en los enfrentamientos, siempre ideando nuevas estrategias para defenderte o escapando sin mirar hacia atrás. Es verdad, las batallas se reducen en enfrentarte contra hordas y más hordas de enemigos, tanto humanos como monstruos, que se colocan en fila india para atacarte. Y, aunque al principio motiva acabar con todos ellos, termina convirtiéndose en escenarios repetitivos y monótonos llenos de monstruos para matar, por lo que salir corriendo y avanzar sin acabar con ellos, no es una mala idea.
Eso sí, una de las estrategias que más puedes sacar partido, es el fuego amigo. Sí, como lo lees, al final entre ellos se pueden matar sin querer, por lo que, si esquivas y bloqueas, un arquero te puede tirar una flecha, pero dar sin querer a su compañero. Y, por último, otro de los elementos también "importantes" en el combate son las habilidades. Conforme avanzas en la historia, adquieres diferentes habilidades que te hacen convertirte en ese guerrero tan fuerte al que te quieres transformar. La cuestión es, que, estas habilidades fomentan más los combates y ayudan a hacerlos más versátiles, pero alguna habilidad me ha parecido completamente innecesaria. Me explico, entre que no para de aparecer enemigos, tienes que esquivar corriendo antes de ser apaleado sin parar, además de contraatacar y encima activar una habilidad, terminas dando todo por perdido y escapando una vez más.
Sin inventario ni más opciones, solo combatir
Al final, Song of Iron no deja de ser un juego de plataformas de desplazamiento lateral, lo que tiene mecánicas propias de un juego de este estilo. Salta, trepa y mueve cajas, son algunos de los movimientos que tienes que hacer para poder avanzar en cada área. La cuestión es, que los controles no te lo harán del todo fácil. En esta entrega, los controles son torpes y a veces escalar de un lado a otro se hace más desafiante que enfrentarte contra un jefe, la recomendación más obvia es que tengas paciencia y controles la barra de la resistencia, ya que dependerás mucho de esta para poder escalar con éxito. Por otro lado, en las casi cuatro horas de duración que tiene el juego, tienes que completar diferentes puzles que se resumen en desbloquear puertas, lo que no son un reto.
En cada zona también tienes diferentes puntos de control y ¡menos mal! Estos ayudan mucho a la hora de sentirte más tranquilo, sabiendo que si mueres no tienes que retroceder mucho. Sin embargo, me he visto atrapada en diferentes bugs y errores que me han hecho restablecer la partida hacia el punto de control más cercano: cajas que no podía empujar o ascensores que no subían, sin contar la IA que a veces se quedaba quieta y no te atacaba.
Añadido a todo lo anterior, a parte de las armas que tienes para atacar y las habilidades que descubres, tu personaje no tiene nada más. No existe mapa, ni inventario, ni tampoco pociones que te ayuden a regenerar vida, ya que esta se regenera sola, tampoco para mejorar la resistencia o un libro de habilidades para tener más información. Nada, no hay nada. Toda la aventura será con un escudo, un arma y un arco, nada más. Esto puede tener su parte buena y su parte mala: la parte mala es que más mecánicas, te dan más posibilidades de sumergirte en esta aventura y poder controlar más la progresión de tu personaje, cosa que no existe. Y, por otro lado, la parte buena es que es un juego que tampoco despierta el interés por la existencia de estas mecánicas, ya que su sencillez lo hacen único.
Un juego que entra por los ojos
Song of Iron está insertado en un contexto gráfico impresionante con especial atención al detalle y comprometido con la transmisión de una atmósfera sugerente y fantástica. Si de algo tiene que presumir y estar orgulloso Jon Winter, es de cada paisaje que ha creado y de lo impresionante que se ve este juego. Logra trasladarte a un mundo caótico y lleno de enfrentamientos, aunque lo que más te anima es de seguir avanzando por todo el mapa para seguir disfrutando de cada paisaje que te está esperando. Los paisajes son variados, desde bosques y cuevas abandonadas a montañas llenas de peligrosos enemigos o llenas de nieve, además en alguna ocasión te tocará bucear.
Asimismo, una de las técnicas que más se aprecian en su estilo visual y que están muy presentes a lo largo del juego, son el uso de las luces y las sombras, esto le da un carácter adicional al conjunto de sus gráficos y lo hacen un juego mucho más oscuro y violento. Sin embargo, esto se puede usar en tu contra cuando algunos objetos se camuflan con el entorno o cuando no se diferencia bien tu personaje de los enemigos. Por otro lado, la acción presente de este juego también se hace visualmente mucho más agradable si es a 4K y a 60fps, lo que ha ido muy fluido y ha dado un realismo mucho más alto a los enfrentamientos. Por último, la música no es su punto fuerte, ya que se centra más en los sonidos ambientales y los de animación. Una pena porque si tuviese una buena banda sonora complementaria a la perfección con todo el mundo nórdico que ha creado.
Quiero ser un vikingo, pero más tiempo
Song of Iron consigue crear una aventura que te atrapa de principio a fin, ya que su ambientación nórdica junto con sus entornos gráficamente impresionantes lo harán una experiencia única y una sorpresa para aquellos que no conozcan esta entrega. Los combates son simples y no indaga mucho para sacarles más partido, aunque las herramientas se pueden perder o estropear, lo que te hace pensar en otras estrategias para salvarte. Al ser completamente un juego de plataformas de scroll lateral sus controles no están del todo pulidos y a veces son torpes, de hecho, la propia linealidad del juego lo convierte en ocasiones en repetitivo. Añadido a los diferentes bugs y errores que han hecho que mi experiencia se vea un poco perjudicada.
No obstante, ojalá tener más juegos de este estilo, juegos que solo con adentrarte en su historia desprenden todo el cariño por parte de su desarrollador y consigue transmitirte todo lo que ha querido crear con él. Por otro lado, Song of Iron es un juego que entra por los ojos, el uso de luces y sombras y cada detalle lo hacen único, pero claro, me hubiese gustado ser una vikinga más tiempo y que la historia se hubiese alargado al menos dos horas más. Esta aventura vikinga está disponible a partir del 31 de agosto y, sin duda, no puede faltar en tu biblioteca de Steam.
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