Ha pasado ya año y medio desde que salió a la venta Final Fantasy VII Remake, uno de los videojuegos más esperados de la historia y de los que más se habló durante su ventana de estreno. Bailando entre fans y detractores, el juego fue todo un éxito y dejó con ganas de probarlo a todos aquellos que no tenían una PlayStation 4. Ahora que la tan rumoreada versión de PC está por fin disponible, ¿qué es lo que puede aportar el título de Square Enix al panorama pecero?
Las cosas como son, este es un t´ítulo complicado. El legado de un titán del medio como Final Fantasy VII es difícil de trasladar al panorama actual. Muchísimo ha pasado desde 1997 y ni la industria ni los jugadores son los que eran ya. Aún así, el equipo de Square Enix ha sabido capturar perfectamente la esencia de la obra original, a la vez que ha adaptado todo a los tiempos que corren, buscando la manera de innovar y hacer que esto no sea una copia modernizada de un juego viejo, sino algo con alma propia.
Esto, eso sí, permea todo, no solo su historia. A nivel jugable, estamos ante un título que ha buscado encontrar el punto medio perfecto entre la tendencia a convertir todo en un Action RPG y el gusto por los turnos de los fans más tradicionales de la saga. Ayudado por jefes que tienen muchas fases, movimientos complejos y mucha espectacularidad detrás, el perfil táctico de los combates no solo se mantiene, sino que a veces se ve potenciado, sin perder por ello el dinamismo que cabría esperarse de una obra como esta.
El peso de su propio legado
Tras haber podido probar INTERmission, el DLC del título, protagonizado por la carismática y un poco patosa Yuffie, una sensación que no puedo quitarme de encima es que la historia base está constreñida por el videojuego que le ha tocado habitar. Me explico, uno de sus grandes problemas viene de zonas que se alargan demasiado o que están ahí “porque en el Final Fantasy VII original estaban”, pero que carecen de cualquier peso o interés. Además de eso, la obsesión por hacer que este sea un viaje más grande y expandido a veces es llevada hasta extremos que no tienen ni ton ni son. Los momentos más pequeños le dan más alma a la historia de Cloud, pero los gigantizados hacen sufrir al ritmo de la historia y la acción a partes iguales.
La historia de Yuffie, por otra parte, al ser algo completamente nuevo, está libre de estos grilletes. Cada localización tiene su razón de ser y particularidades, y está creada expresamente para contar la historia de las operaciones de Wutai dentro de Midgard. Está claro que el propio legado y la historia de Final Fantasy VII como hito cultural es un peso muy grande que llevar, y poder desprenderse de algo de ello realmente hace que esta obra pueda brillar con una luz propia y radiante.
Aún así, en ambos casos hay una cosa que me ha cautivado completamente, y es cómo el paso del tiempo y esta mirada con lupa a las interacciones y personajes del título original han permitido profundizar y desarrollar muchos momentos y dinámicas, dotándole a la historia de Cloud y sus amigos de aún más emoción y fondo. No me quiero tampoco centrar demasiado en esto, pues soy consciente de que es un título de hace año y medio ya, con lo que te invito también a leer lo que mis compañeros de 3DJuegos escribieron al respecto del título base y de su versión Intergrade en PlayStation 5.
Dicho eso, como fan del original, revisitar cada localización de la obra de Sakaguchi es una auténtica delicia. Hay una cierta mezcla entre viveza y nostalgia que inunda estos lugares, y es casi como reencontrarte con un viejo amigo. Los años han pasado, sí, pero para bien, y esa sensación de familiaridad y de sorpresa al encontrar mezclas de nuevos detalles y rincones que tenías grabados a fuego en tus recuerdos es, francamente, muy bonita.
Obviamente, a todo esto ayuda un apartado visual impecable que ya destacaba en PlayStation 4 (quitando ciertas infames texturas), pero que en PC llega a demostrar todo su potencial. Final Fantasy VII Remake es un juego que busca maravillar a la vista y hace uso de muchos efectos, partículas y un énfasis en la luz que acaban creando una atmósfera y un ambiente entre lo tecnológico y lo mágico. Eso es, exactamente como su propia historia.
¿Está bien optimizado Final Fantasy 7 Remake en PC?
A la hora de hablar de rendimiento, algo muy importante para el público pecero y que a veces suele ser un punto contencioso para ports tardíos (especialmente de juegos japoneses), la verdad es que estoy bastante sorprendido. Mi ordenador no es una patata, pero tampoco es que sea el mejor: R5 3600, GTX 1070 y 16GB de RAM a 3200 MHz son sus especificaciones clave. Visto esto, me esperaba poder disfrutar del título en opciones medio-altas con alguna bajada, o tener que sacrificar cosas como sombras para poder rascar esos últimos frames. Pero eso no podía estar más lejos de la realidad.
Jugando a 1080p, los 60 frames por segundo no es que sean alcanzables, es que son casi una garantía. Quizás sí he notado algunas situaciones en las que, pese a los 60 FPS, al título le faltaba fluidez por problemas de frame timing, pero han sido excepciones y situaciones muy breves que para nada tenían que ver con la carga visual observable en el momento. Cuando hablé de los requisitos mínimos del sistema, me quejé de que la lista era algo escueta, de que faltaba información, pero también alabé que con una GTX 1080 se pudiera jugar, según ellos, sin problemas en 1440p, y creo que no se equivocaban.
Un port a PC con pocas opciones de configuración
Eso sí, hay que abrir el melón de las opciones gráficas. ¿Te acuerdas de cuando dije que pensaba que tendría que sacrificar sombras por rendimiento? Bien, eso es una imposibilidad. Dándonos solo opciones de resolución, resolución de las texturas (alta y baja, no esperes nada más) y resolución de las sombras (exactamente lo mismo), resulta curioso el foco que la empresa japonesa ha hecho en poder calibrar el HDR, dejándonos toquetear su luminancia, oscuridad y brillo para encontrar el punto perfecto para nuestros monitores.
Parece que Square Enix confía mucho en su pre-sets, pero quita de las manos de sus jugadores la libertad de hacer las pequeñas modificaciones que consideren oportunas para maximizar su rendimiento de acorde con su hardware. Esto recuerda más a los perfiles de rendimiento que Nioh tenía en PlayStation 4 cuando salió que a una verdadera experiencia de PC.
Al final, esto no hace más que restarle puntos al port. Habiendo vivido ya Final Fantasy XV: Windows Edition, cuyas opciones gráficas eran una delicia y permitían a los jugadores de ordenador toquetear hasta lo más mínimo para poder ajustar su experiencia visual al máximo, ver esto en un título que cuesta 80 euros de salida es bastante desolador. Sí, está bien optimizado, pero precisamente creo que se está desaprovechando parte del gran potencial de los PCs. Cada configuración de hardware es distinta, y poder adaptar la experiencia lo máximo posible es clave a la hora de convencer a los jugadores de que un port que llega más de un año tarde está tratado con mimo y respeto.
Y aún así, aunque esto pueda amargar un poco la experiencia, poco hace para mermar mi disfrute de este título. Final Fantasy VII Remake Intergrade es una apuesta por todo lo alto por parte de Square Enix. Una obra enorme que abarcará varios títulos y de la cual solo hemos visto la primera parte, la punta del iceberg que deja sus intenciones muy claras: servir de punto de encuentro para todo el universo de Final Fantasy VII mientras cuenta su propia historia, usando su legado como base pero no estando encadenada a más de 20 años de historia. El juego es, sin duda, una mezcla entre nostalgia e ilusión, y riesgos, apuestas fuertes y un gran amor por lo que representa todo Final Fantasy VII, sus historias, sus personajes y su desarrollo a lo largo del tiempo.
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