Este año ha sido uno muy aciago para el grupo empresarial Activision-Blizzard. Las constantes denuncias de acoso, las noticias sobre el negativo ambiente de trabajo que se producía de puertas para adentro y la salida de varios directivos, han empañado la imagen de dos grandes compañías. La última piedra en el camino ha sido el retraso de Diablo IV y Overwatch 2, aunque sin fecha aproximada, pero podemos estar ante un cambio a mejor.
La situación general es de desconcierto. El retraso de estas dos grandes IPs y la cancelación, la pasada semana, de la Blizzcon no ha sentado bien a nadie. Entre tantos problemas, la actual co-directora de la compañía, Jen Oneal, abandonará su puesto a finales de este mismo año tras escasos 3 meses en el liderazgo.
El motivo de Oneal es claro: quiere generar un mayor impacto en esta industria del entretenimiento fuera de Blizzard. "Esta energía me ha inspirado a dar un paso adelante y explorar cómo puedo hacer más para que los juegos y la diversidad se crucen y, con suerte, lograr un impacto más amplio en la industria que beneficie a Blizzard (y a otros estudios) también", afirma la ex-directora en un comunicado oficial.
Así pues, Mike Ybarra, quien compartía la silla de dirección con Oneal, se encargará de llevar la compañía en solitario. Una salida que llega en un momento muy delicado y en el que se propusieron mejoras a corto plazo como la transparencia salarial o la mejora de las condiciones laborales.
No obstante, Blizzard se encuentra en periodo de gracia y ha reportado unos 1.786 millones de euros de beneficio en el tercer trimestre del año. Una cifra, para nada desdeñable, y que mejora los ingresos obtenidos en el pasado año 2020 gracias al lanzamiento de Diablo 2: Resurrected el pasado 23 de septiembre.
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