Blizzard ha anunciado, durante una reunión con sus inversores, que sus dos proyectos más ambiciosos del momento —es decir, Diablo IV y Overwatch 2— han sufrido un retraso. Se ha dado a entender que parte de la razón por la que ha pasado esto es el cambio de liderazgo que atravesaron ambos juegos, y los desafíos logísticos que eso implica.
"Estos son dos de los juegos más anticipados de la industria, y nuestros equipos han hecho grandes avances de cara a su finalización en los últimos meses" reza el comunicado. "Pero pensamos que darles algo más de tiempo para completar la producción y continuar alimentando sus recursos creativos para dar soporte a los juegos tras el lanzamiento garantizará que agraden y atrapen a sus comunidades durante años en el futuro".
Jeff Kaplan, el anterior director de OW, dejó su puesto poco antes de que llegase el escándalo sobre los abusos y discriminaciones que azotó a Blizzard en los últimos meses. Esa misma eventualidad se saldó con la salida de (entre otros muchos creativos) Luis Barriga, al mando de D4. Ahora, los veteranos Aaron Keller y Joe Shely han ocupado sus sillas, respectivamente.
Ninguno de los dos juegos tenía una fecha de lanzamiento anunciada al público, y de hecho, conociendo el modus operandi de Blizzard, nadie esperaba que el gigante californiano fuese a hablar del calendario pronto; a todos los efectos, estos retrasos afectan a los programas de desarrollo internos. Se especula con un posible estreno en 2023 o más adelante, sin mayor grado de concreción.
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