Comprar compulsivamente y acumular juegos sin control es un trastorno psicológico real, mira Steam y tu biblioteca y pregúntate si lo tienes

Puede llegar a ser un problema si no tenemos cuidado, aunque es raro que la situación se llegue a descontrolar.

Seguro que a muchos de vosotros también os pasa: tenéis decenas (tal vez cientos, o incluso miles) de juegos pendientes que esperan pacientemente a que —finalmente— les deis una oportunidad. Ya sea por las rebajas de Steam, los packs de Humble Choice e, inclusive, las ofertas de GOG, vais acumulando juegos mes tras mes. Y siempre con el mismo pensamiento: "Bueno, esta será la última. Antes de comprar nada nuevo, mejor me paso lo que ya tengo".

Soy perfectamente consciente de que esto os puede haber pasado, porque también me ocurre a mí. Eso sí, en mi caso me centro casi por completo en mi biblioteca de Steam. No obstante, podemos extender esta singularidad tanto a PlayStation como Xbox o Nintendo Switch, por ejemplo, y/o sumar a la ecuación la ya mencionada GOG. El caso es que, en realidad, no importa dónde o cómo juguemos, pues la conclusión siempre es la misma: tenemos el Síndrome de Diógenes electrónico.

Diógenes en Steam, un problema si no se tiene cuidado

O lo que es lo mismo, nos gusta acumular juegos, juegos y más juegos pese a que, en realidad, no tengamos intención de dedicarles nuestro tiempo. Nunca. Muchas veces es inconsciente. En otras tantas, es por falta de previsión. Hay ocasiones en las que, sea por el motivo que sea, se nos cruza otro título al que no le habíamos echado el ojo en su momento, pero que nos termina conquistando y reclama toda nuestra atención. El caso es que es muy habitual que compremos, compremos y sigamos comprando aun cuando en nuestra biblioteca tenemos un sin fin de obras que no hemos ni catado.

Y no me refiero a experiencias a las que le hemos dedicado un par de horas y que, sea por la causa que sea, no nos han gustado. No. Hablo de todos esos videojuegos que llevan años en nuestra biblioteca. Juegos de los que nos hemos olvidado, pero que en su momento consideramos como un indispensable. Y puede ser un problema. Si no se tiene control, se compra sin parar y se lleva al extremo, es un tema grave. No suele ser el caso, porque en la mayoría de casos las inversiones son bajas gracias a esas ofertas o Humble Bundles, pero puede ser peor de lo que parece.

Sobre todo porque no es algo inédito. No es una novedad. Si hacéis memoria, seguramente os deis cuenta de, o bien que también lo hacéis, o bien conocéis a alguien que lo haga. De hecho, con los nuevos préstamos familiares de Steam, estoy convencido de que la mayoría de vosotros pensasteis en que os encantaría compartir biblioteca con una persona en concreto. En mi grupo, yo era esa (junto a otro amigo) persona. Me encanta sumar juegos a mi biblioteca, aunque sepa que no vaya a tener tiempo para darles la oportunidad que se merecen.

Luego, en vacaciones, es verdad que les doy bastante prioridad e intento superarlos, pero lo cierto es que tengo más de un centenar de títulos que en su momento compré aprovechando la oferta o el humble bundle de turno pensando en que (segurísimo) que sacaría tiempo para él. No fue así y no lo será en el futuro, probablemente. Pese a ello, no he parado del todo, aunque soy perfectamente consciente de ello. Es cierto, eso sí, que con la edad y el tiempo he bajado mucho el ritmo y que ya no compro tanto título pequeño como antes.

Ya no engroso mi biblioteca sin control, sino que voy un poco más a tiro fijo. Pese a ello, en las rebajas de Steam me sigue pasando. Siempre se cuelan un par de jueguitos. Al menos de cuando en cuando. Porque, ¿qué son diez euros para hacerme con el que podría ser el RPG definitivo al que no le di una oportunidad hace 7 años cuando salió? ¿Cómo no adquirir ese clásico al que tantas veces he querido dedicarle mi tiempo? Este tipo de pensamientos son los que hacen que tenga algo de peligro. Si frente a nosotros aparece una obra que siempre nos ha llamado la atención, es fácil caer en la tentación, pese a que finalmente no vayamos a jugar.

Es por esto mismo que hablo de Diógenes electrónico. Nos gusta acumular por acumular, pero hay dos diferencias muy notables. La primera es que hay mucha gente a la que le encanta sacar pecho y mostrar con orgullo una biblioteca que acumula miles de juegos. Para muchos es casi un símbolo de estatus. El otro es que, en realidad, no molestan... tanto. Como no ocupan espacio físico, no sentimos que sean una verdadera molestia. Más bien todo lo contrario. Por esto mismo es bueno tener cuidado. ¿Es algo malo? No, siempre y cuando se lleve con control.

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